Viernes, I
semana
San Atanasio Sermón contra los gentiles
42-43
Ninguna cosa de las que existen o son
hechas empezó a ser sino en él y por él, como nos enseña el evangelista
teólogo, cuando dice: En el principio ya existía la Palabra la Palabra estaba
junto a Dios, y la Palabra era Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y
sin ella no se hizo nada. Así como el músico, con la lira bien templada,
ejecuta una armonía, combinando con los recursos del arte los sonidos graves
con los agudos y los intermedios, así también la Sabiduría de Dios, teniendo en
sus manos el universo como una lira, une las cosas de la atmósfera con las de la
tierra, y las del cielo con las de la atmósfera y las asocia todas unas con
otras, gobernándolas con su voluntad y beneplácito. De este modo, produce un
mundo unificado, hermosa y armoniosamente ordenado, sin que por ello el Verbo
de Dios deje de permanecer inmutable junto al Padre, mientras pone en
movimiento todas las cosas, según le place al Padre, con la invariabilidad de
su naturaleza. Todo, en definitiva, vive y se mantiene, por donación suya,
según su propio ser y, por él, compone una armonía admirable y verdaderamente
divina.
REFLEXIÓN
Pero no
descansa el Verbo produciendo armonía, no obstante la diversidad de los
elementos que se combinan para producirla. Un resultado final que nos delega,
para que a nuestra vez efectuemos, aunque Él lo sostenga como verdadero don e
intermediario del Creador.
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