sábado, 26 de diciembre de 2020

BEATO CARLO


 

1)   “¿De qué sirve ganar mil batallas si no puedes vencer tus propias pasiones? La verdadera batalla tiene lugar dentro de nosotros mismos”



1)   “Lo único que tenemos que pedirle a Dios, en oración, es el deseo de ser santos”

1)   “Sólo los que hagan la voluntad de Dios serán verdaderamente libres”

viernes, 25 de diciembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

NATIVIDAD DEL SEÑOR CICLO B

Misa de la vigilia

Isaías 62, 1-5

El Señor te prefiere a ti

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.;

Salmo responsorial: 88, 4-5. 16-17. 27 y 29

Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: "Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades." R.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. R.

Él me invocará: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora." Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable. R.

Hechos de los apóstoles 13, 16-17. 22-25

Testimonio de Pablo sobre Cristo, hijo de David

Habiendo llegado a Antioquía de Pisidia, Pablo se puso en pie en la sinagoga y, haciendo seña de que se callaran, dijo: "Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad:

El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso.

Después nombro rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos."

Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús.

Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.""

Mateo 1, 1-25

Genealogía de Jesucristo, hijo de David

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.

Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.

David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.

Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvara a su pueblo de los pecados."

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"."

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús.

Misa de media noche

Isaías 9,1-3.5-6

Un hijo se nos ha dado

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierra de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebraste como el día de Madián.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: "Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz." Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.

Salmo responsorial: 95

Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

Cantad al Señor un cántico nuevo, / cantad al Señor, toda la tierra; / cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria. / Contad a los pueblos su gloria, / sus maravillas a todas las naciones. R.

Alégrese el cielo, goce la tierra, / retumbe el mar y cuanto lo llena; / vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, / aclamen los árboles del bosque. R.

Delante del Señor, que ya llega, / ya llega a regir la tierra: / regirá el orbe con justicia / y los pueblos con fidelidad. R.

Tito 2,11-14

Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres

Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.

Lucas 2,1-14

Hoy nos ha nacido un Salvador

En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: "No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre." De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: "Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor."

Misa de la aurora

Isaías 62,11-12

Mira a tu Salvador que llega

El Señor hace oír esto hasta el confín de la tierra: "Decid a la hija de Sión: Mira a tu Salvador que llega, el premio de su victoria lo acompaña, la recompensa lo precede; los llamarán "Pueblo santo", "Redimidos del Señor" y a ti te llamarán "Buscada", "Ciudad no abandonada"."

Salmo responsorial: 96

Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.

El Señor reina, la tierra goza, / se alegran las islas innumerables. / Los cielos pregonan su justicia, / y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

Amanece la luz para el justo, / y la alegría para los rectos de corazón. / Alegraos, justos, con el Señor, / celebrad su santo nombre. R.

Tito 3,4-7

Según su propia misericordia nos ha salvado

Cuando ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia misericordia nos ha salvado, con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de vida eterna.

Lucas 2,15-20

Los pastores encontraron a María y a José, y al niño

Lectura del santo evangelio según san Lucas:

Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor." Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Misa del día

Isaías 52,7-10

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.



REFLEXIÓN

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: "Tu Dios es rey"!

Hemos recibido alguna vez una buena y gran noticia?  Notamos al acercarse el portador como algo en el gesto que se adelantaba a comunicarnos un nueva gozosa, alegre, regocijante?

Así en las murallas de una ciudad fortificada, los vigías y centinelas divisaban los que se acercaban. Entrenados a observar y descifrar bultos y siluetas podían entender que un mensajero por la forma de correr traía algún parte de victoria militar.

Es la imagen que se nos transmite en la Palabra como semejanza: en este día estamos viendo llegar una gran noticia, la llegada del Salvador y su salvación.

Los códigos de guerra eran muy apreciados en la cultura que da forma a la Palabra en los textos que leemos. Cuál será nuestro código en la actualidad? El sistema financiero hoy en crisis y criticado? Cuál el desafío a la sociedad que pertenecemos? Qué significa ser salvos en esta cultura actual?

A ese preciso sentido que se establezca, es al que se dirige la llegada de una solución de fondo: Jesús de Nazareth.

Que reine Dios, nada es mejor que eso, no obstante el flaco favor que le hacemos los hombres y mujeres, sus sacramentos.

porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión

La cara velada del Señor en el destierro debido a la desolación y el desarraigo, nos mueve a recordar a las legiones que hoy atraviesan fronteras, buscando otra calidad de vida para sí y sus familias. Sobretodo los forzados a huir de su tierra, sus posesiones, su entorno original, para preservar la vida, para sobrevivir.

A los desterrados se les llegó la coyuntura providencial de regresar y expresan su gozo como el encuentro con Dios cara a cara, sin velo de tristeza.

Los que animan a quienes padecen el exilio que los despojó, hacen bien en animarlos en su dolor, para mitigarlo, y hacen mejor en mantener viva la esperanza de la vuelta y la reunificación.

Hoy es el nacimiento de la Palabra encarnada en condiciones de destierro, víctima como tantos de poderes históricos contrarios a la vida humana digna.

Pero se trata de una víctima que nos trae la buena noticia del final de esos poderes que victimizan.

El anhelo más profundo, el sentido más perfecto de una vida plena: el encuentro cara a cara, de lo cual todo es un pálido señalamiento, aun lo más pequeño, y precisamente lo pequeño.

el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén

El consuelo es grande con el primer impacto de un cambio, pero es la preparación de la paciencia para asumir realidades limitadas, que hay que cambiar, transformar en un tiempo histórico.

Salmo responsorial: 97

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo, / porque ha hecho maravillas: / su diestra le ha dado la victoria, / su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria, / revela a las naciones su justicia: / se acordó de su misericordia y su fidelidad / en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de nuestro Dios. / Aclama al Señor, tierra entera; / gritad, vitoread, tocad. R.

Tañed la cítara para el Señor / suenen los instrumentos: / con clarines y al son de trompetas, / aclamad al Rey y Señor. R.



REFLEXIÓN

su diestra le ha dado la victoria, / su santo brazo

No entendemos como diestra del Señor lo que hoy hiere y mata al enemigo.

Hoy el esfuerzo y la lucha es por amar a todos y todas, con especial dedicación a los más vulnerables, en quienes la esperanza de salvación se puede extinguir.

Y cada victoria en ese sentido, en el camino de sanación e integración de esa vulnerabilidad, es una mostración del brazo desnudo del Señor dando golpes al anti reino.

revela a las naciones su justicia

Nuestra buena nueva en Jesús de Nazaret es para toda lengua, raza y nación. La buena nueva es una justicia genuina, como no se había visto antes.

se acordó de su misericordia y su fidelidad

Porque hay momentos que parece haberse olvidado

Los confines de la tierra han contemplado

No tenemos idea hasta dónde alcanza su victoria y cómo es.

Somos estrechos de miras, y cerramos nuestro juicio ante lo que tenemos enfrente, casi exclusivamente.

Hebreos 1,1-6

Dios nos ha hablado por el Hijo

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: "Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado", o: "Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo"? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: "Adórenlo todos los ángeles de Dios."



REFLEXIÓN

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas

Un hablar multimodo del Señor que adquiere en su etapa definitiva una calidad superior.

Ya no sólo una promesa, sino además una fe: Jesucristo.

Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo

Un hablar de tiempo pasado que continúa y permanece en el presente. Nos sigue hablando por el Hijo, también como Palabra encarnada, a través de muchas maneras y muchas oportunidades.

Un lenguaje que representa la provocación de nuestra fe a despertar, activarse, leer y releer los signos, y obedecer con la dignidad de hijos de Dios. Porque la nuestra nos es obediencia de esclavos atemorizados.

Nos sigue hablando porque seguimos en etapa final. Hemos llegado al fin. El fin se está haciendo, configurando. Son los últimos tiempos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser

Por nuestro testimonio, lo queramos o no, somos impronta de Jesús entre nuestros hermanos. Lo que hagamos o dejemos de hacer redunda en su glorificación y alabanza, o no.

Esta es la grandeza y la gravedad del ministerio del bautizado en Jesucristo.

El gusto de Dios, su peculiaridad nos es dada en Jesús.

Este pequeño y pobre contiene lo más grande y trascendente.

Jesús bebé es la semilla del Señor que llegó para radicarse.

En nuestro vecindario acaba de mudarse Dios con el Jesús nacido.

Juan 1,1-18

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."" Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]



REFLEXIÓN

La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Y sigue hoy sin quererla recibir, porque son muchos aún los entenebrecidos. Tanta cosa mala que sigue brotando del interior de hombres y mujeres, intoxicando y perjudicando nuestra fraternal convivencia.

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre

Pero se nos pide creer más en el poder de la Palabra para alumbrar, que el de la tiniebla para oscurecer. Es nuestra misión hasta el fin. Y hemos de perseverar en ella con el acompañamiento que la misma Palabra nos dona.

Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.

Hemos de persuadir sin violencia a los ocupa quién es el dueño de la casa injustamente asaltada. Este dueño que se muestra pobre, inerme, con derecho a una vida digna.

Hemos de mostrar a los codiciosos acumuladores de riqueza, que esos bienes también son de muchos otros a quienes se hace vivir como extraños o expulsados de su propia casa.

Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios

Nacer de la Palabra, nutrirse de ella, desarrollarse en ella, gastar la existencia desde ella y por ella: ése es el derrotero de un hijo de Dios afiliado por la Palabra encarnada.

La consecuencia es vivir y vivenciar un ecosistema de luz y vida autosustentable.

Otra estirpe que se expresa en la fraternidad abierta y centrada en lo pequeño.

a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre

Los misterios ofrecidos a la celebración cristiana, como el de la natividad, expresan simbólicamente, litúrgicamente, una oportunidad ofrecida por iniciativa del Señor para incorporarse a una misión: propagar la filiación divina.

Hubo y hay momentos en la historia de la fe cristiana que la misión se reduce a mera celebración de signos litúgicos, opacando el fondo: toda la existencia, aún la vida corriente, conscientemente ejecutada como transmisión de la filiación divina.

El niño Jesús sea para nosotros una renovación de esa misión en nuestro entorno.

Es un poder tan eficaz que construye solidaridad y fraternidad allí donde el caos del egoísmo, la violencia y el odio se disputaban el espacio.

Un poder que sabe persuadir, impulsado por la eficacia de un Espíritu de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

AMEN

Se canoniza la historia divinizada, no la historia en sí. La historia se admira como capaz de Dios, de divinizarse, pero en sí misma lleva la semilla de la corruptibilidad, si no fuera porque en ella mora Dios.

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