viernes, 7 de mayo de 2021

BEATO CARLO

 BEATO CARLO 


De los sermones del beato Isaac, abad del monasterio de Stella
(Sermón 42: PL 194,1831-1832)

PRIMOGÉNITO DE MUCHOS HERMANOS

Del mismo modo que, en el hombre, cabeza y cuerpo forman un solo hombre, así el
Hijo de la Virgen y sus miembros constituyen también un solo hombre y un solo Hijo del
hombre. El Cristo íntegro y total, como se desprende de la Escritura, lo forman la cabeza y
el cuerpo. En efecto, todos los miembros juntos forman aquel único cuerpo que, unido a
su cabeza, es el único Hijo del hombre, quien, al ser también Hijo de Dios, es el único Hijo
de Dios y forma con Dios el Dios único.
Por ello el cuerpo íntegro con su cabeza es Hijo del hombre, Hijo de Dios y Dios. Por
eso se dice también: Padre, éste es mi deseo: que sean uno, como tú, Padre, en mí y yo
en ti.
Así, pues, de acuerdo con el significado de esta conocida afirmación de la Escritura,
no hay cuerpo sin cabeza, ni cabeza sin cuerpo, ni Cristo total, cabeza y cuerpo, sin Dios.
Por tanto, todo ello con Dios forma un solo Dios. Pero el Hijo de Dios es Dios por
naturaleza, y él Hijo del hombre está unido a Dios personalmente; en cambio, los
miembros del cuerpo de su Hijo están unidos con él sólo místicamente. Por esto los
miembros fieles y espirituales de Cristo se pueden llamar de verdad lo que es él mismo, es
decir, Hijo de Dios y Dios. Pero lo que él es por naturaleza, éstos lo son por comunicación,
y lo que él es en plenitud, éstos lo son por participación; finalmente, él es Hijo de Dios por
generación y sus miembros lo son por adopción, como está escrito: Habéis recibido un
Espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba !» (Padre).
Y por este mismo Espíritu les da poder para ser hijos de Dios, para que, instruidos por
aquel que es el primogénito de muchos hermanos, puedan decir: Padre nuestro, que estás
en los cielos. Y en otro lugar afirma: Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios
vuestro.
Nosotros renacemos de la fuente bautismal como hijos de Dios y cuerpo suyo en
virtud de aquel mismo Espíritu del que nació el Hijo del hombre, como cabeza nuestra, del
seno de la Virgen. Y así como él nació sin pecado, del mismo modo nosotros renacemos
para remisión de todos los pecados.
Pues, así como cargó en su cuerpo de carne con todos los pecados del cuerpo entero,
y con ellos subió a la cruz, así también, mediante la gracia de la regeneración, hizo que a
su cuerpo místico no se le imputase pecado alguno, como está escrito: Dichoso el hombre
a quien el Señor no le apunta el delito: Este hombre, que es Cristo, es realmente dichoso,
ya que, como Cristo—cabeza y Dios, perdona el pecado, como Cristo—cabeza y hombre
no necesita ni recibe perdón alguno y, como cabeza de muchos, logra que no se nos
apunte el delito.
Justo en sí mismo, se justifica a sí mismo. Único Salvador y único salvado, sufrió en
su cuerpo físico sobre el madero lo que limpia de su cuerpo místico por el agua. Y
continúa salvando de nuevo por el madero y el agua, como Cordero de Dios que quita,
que carga sobre sí, el pecado del mundo; sacerdote, sacrificio y Dios, que, ofreciendo su
propia persona a sí mismo, por sí mismo se reconcilió consigo mismo, con el Padre y con
el Espíritu Santo.



jueves, 6 de mayo de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 5 de Pascua

Hechos 15,7-21



REFLEXIÓN

dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros

El criterio de novedad para la comunidad y los apóstoles se constituyó en la participación del Espíritu, en una forma cotidiana y vivencial, de manera que se le concebía como el actor principal en la expansión de la fe, mediante las maravillas de Dios que daba a conocer.

pues ha purificado sus corazones con la fe.

El bautismo será una muestra y símbolo de la pertenencia al nuevo pueblo, pero la fe va más allá y sin ese bautismo de agua purificará los corazones creyentes.

Hay desde entonces una primacía de la intención del corazón sobre la formalidad del rito en la dispensación de la gracia y la misericordia del Señor.

Es la dimensión carismática de los sacramentos.

creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús

Es el primer artículo de un Credo de Salvación Redentiva.

Credo en el sentido de nuestra fe operativa, la cual se dinamiza por el Espíritu Santo logrando una conciencia de salvados por gracia, gratuitamente en el nombre del Señor Jesús.

También abarca un sentido de inclusión total e irrestricta de salvación para todo quien acepte al Señor Jesús.

El debate sobre cómo se cristaliza esa conciencia del nombre sobre todo nombre: si exclusiva o plural, puede hacer una caricatura de la expresión universal de salvación:”lo mismo ellos que nosotros”.

Lo primero es reconocer la primacía de Jesús, el que salva, y lo secundario es cómo esa realidad llega a todo hombre y mujer de este mundo.

La ignorancia de lo secundario no puede anular lo primero y esencial: el nombre de Jesús que nos salva a todos.

Se trata del primado en boca de Pedro de la gracia y amor del Padre por medio de Jesús, sobre la obligación que confiera el derecho de la ley.

Con el tiempo el primado de Pedro ha encallado en el derecho canónico más que en la gracia y amor.

Pero de tiempo en tiempo envía mensajeros y señales el Padre para retomar el rumbo. Y en esto muestra más amor si cabe

no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios

la tolerancia y el respeto a los de fuera de la cultura de fe propia es una marca de fábrica del Espíritu de la comunidad cristiana.

que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados

No obstante se precisa un mínimo para la pertenencia a una comunidad que camina en la historia con una identidad visible, y para proteger los valores que ella cultiva.

Se precisa también un talante conciliador que condesciende con la cultura de fe de otros hermanos, aunque no sea la propia, y no vaya contra la propia conciencia.

Porque durante muchas generaciones, en la sinagoga de cada ciudad, han leído a Moisés todos los sábados y lo han explicado

En lo dicho por Santiago se recoge la situación que venía del judaísmo en el que los no judíos provenientes de la gentilidad se inscribían como prosélitos, obligándose a la circuncisión y toda la ley, o como temerosos de Dios: meros simpatizantes sin obligaciones.

Todavía no se refleja la situación novedosa de Pablo quien debió decidir, basado en este precedente, no imponer las prácticas judías a los convertidos al camino.

La odiosidad que despertó Pablo se refiere al papel de mediador que para los judeo-cristianos tenía el judaísmo.

Más sin embargo Pablo no descartó del todo la religión de los Padres, manteniendo su valor como una referencia de la promesa de salvación y como herederos también del reino.

Hoy en la revalorización del Jesús histórico y del Jesús judío, se quiere hacer justicia al olvido de ese rol judeo-cristiano en la historia de salvación del camino cristiano.

Eso no debe, por otro lado, minusvalorar el camino paulino de la conversión gentil, como menos vinculado con el Jesús de la historia.

Estas confrontaciones vuelven a dar vida a antiguas divisiones y acepción de personas: gentiles y judíos.

Salmo responsorial: 95



REFLEXIÓN

Cantad al Señor un cántico nuevo

Se trata de la novedad del Espíritu, que ha de ser discernida, para que el amor sea puro.

Hay que animarse a un canto a la novedad del camino cristiano que se desembaraza de cualquier estructura legal que inhiba la caridad y el ágape.

cantad al Señor, toda la tierra

sus maravillas a todas las naciones

Cualquier género de exclusión está inspirado por el anti-reino.

Juan 15,9-11



REFLEXIÓN

permaneced en mi amor.

Permanecer en el amor en el tiempo parece más allá de las fuerzas humanas normales en este tiempo de bienes desechables.

El cambio, la novedad, salir de la rutina, evitar el aburrimiento de lo mismo parecen señales propias de la cultura globalizada actual.

Militan contra los procesos que implican fidelidad, asiduidad, constancia, perseverancia, paciencia, tolerancia en el tiempo y los conflictos.

Jesús nos da muestra de su permanencia en el amor del Padre a quien se vio servir los años de su ministerio hasta el final de cruz.

Así nos pide permanecer en él y no movidos por cualquier viento de cambio.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor

“Entole” en griego podría traducirse con mayor sentido para nuestra mentalidad actual como: objetivos.

Así más que obediencia rígida prohibitiva y negativa, lo que el Señor pide es identificarse con su causa, designio, proyecto.

Alcanzar y lograr los objetivos de su misión: la proclamación del Reino, las bienaventuranzas o felicidades del mismo: Pobreza, misericordia, compasión, búsqueda de la justicia, asumir la persecución que se deriva, purificar el corazón.

En pastoral los creyentes deberían ser movilizados hacia los objetivos del reino, y permanecer en el logro de ellos, lo cual garantiza el amor de Jesús, y en él el del Padre.

para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud

Permanecer al modo de Jesús de Nazareth en los objetivos del Reino, del amor del Padre, acarrea alegría y gozo.

Pero “in crescendo”: progresivamente plenificándose.

En un proceso encarnado en historia: eventos y acontecimientos.

En un proceso discerniente: separando valores del reino de anti-valores del anti-reino.

La señal es el gozo y la alegría.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1390281424943689730?s=20