jueves, 3 de junio de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Jueves, IX semana

San Gregorio Magno Tratados morales sobre Job 29,2-4



Con razón se designa con el nombre de amanecer o alba a toda la Iglesia de los elegidos, ya que el amanecer o alba es el paso de las tinieblas a la luz. La Iglesia, en efecto, es conducida de la noche de la incredulidad a la luz de la fe, y así, a imitación del alba, después de las tinieblas se abre al esplendor diurno de la claridad celestial. Por esto, dice acertadamente el Cantar de los cantares: ¿Quién es ésta que se asoma como el alba? Efectivamente, la santa Iglesia, por su deseo del don de la vida celestial, es llamada alba, porque, al tiempo que va desechando las tinieblas del pecado, se va iluminando con la luz de la justicia.

REFLEXIÓN

La pedofilia de los ministros ordenados y los religiosos consagrados se ha convertido en el gran escándalo del siglo XXI, porque es el que ha hecho tropezar a los dignatarios de la iglesia católica, y cubierto de vergüenza a su cabeza visible. Y la Iglesia santa pecadora, ha tenido que aceptar que la justicia del mundo haga lo que la fe no ha podido. Tristemente. Estamos de luto y dolor.

Pero, además, si consideramos la naturaleza del amanecer o alba, hallaremos un pensamiento más sutil. El alba o amanecer anuncian que la noche ya ha pasado, pero no muestran todavía la íntegra claridad del día, sino que, por ser la transición entre la noche y el día, tienen algo de tinieblas y de luz al mismo tiempo. Por esto, los que en esta vida vamos en seguimiento de la verdad somos como el alba o amanecer, porque en parte obramos ya según la luz, pero en parte conservamos también restos de tinieblas. Se dice a Dios, por boca del salmista: Ningún hombre vivo es inocente frente a ti. Y también está escrito: Todos faltamos a menudo. Por esto, Pablo, cuando dice: La noche está avanzada, no añade: «El día ha llegado», sino: El día se echa encima. Al decir, por tanto, que, después de la noche, el día se echa encima, no que ya ha llegado, enseña claramente que nos hallamos todavía en el alba, en el tiempo que media entre las tinieblas y el sol.

REFLEXIÓN

Nada es absoluto por ahora. El peregrinaje continúa, el proceso sigue. Pero como el alba, confiamos que vamos hacia la plenitud de luz, aunque las tinieblas no se hayan marchado totalmente. No se puede bajar la guardia, no se puede jactar de victoria, con triunfalismo, excepto para agradecer al Señor su intervención misericordiosa.

La santa Iglesia de los elegidos será pleno día cuando no tenga ya mezcla alguna de la sombra del pecado. Será pleno día cuando esté perfectamente iluminada con la fuerza de la luz interior. Por esto, con razón, la Escritura nos enseña el carácter transitorio de esta alba, cuando dice: Has señalado su puesto a la aurora, pues aquel a quien se le ha de asignar su puesto tiene que pasar de un sitio a otro. Y este puesto de la aurora no puede ser otro que la perfecta claridad de la visión eterna. Cuando haya sido conducida a esta perfecta claridad, ya no quedará en ella ningún rastro de tinieblas de la noche transcurrida. Este anhelo de la aurora por llegar a su lugar propio viene expresado por el salmo que dice: Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? También Pablo manifiesta la prisa de la aurora por llegar al lugar que ella reconoce como suyo, cuando dice que desea morir para estar con Cristo. Y también: Para mi la vida es Cristo, y una ganancia el morir.

 

miércoles, 2 de junio de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Año Impar

Tobías 3,1-11a.16-17ª



REFLEXIÓN

Nos has entregado al saqueo, al destierro y a la muerte, nos has hecho refrán, comentario y burla de todas las naciones donde nos has dispersado

Una lectura de la historia que llama al desconsuelo y cifra la responsabilidad en el Señor, también.

Se trata de una libertad del espíritu orante y creyente en una encrucijada de dolor y aflicción.

Se reprocha al Señor tantos males desencadenados por la desobediencia a sus mandatos.

Diríamos que no es lógico quejarse así si admitimos nuestra responsabilidad y causalidad.

Pero la queja es desahogo sobre el cúmulo de consecuencias negativas que se han desprendido de esas acciones nuestras.

Nos quejamos porque no sabíamos qué tanto nos perjudicaría y haría daño eso que decidimos actuar.

En alguna forma la queja lleva su gramo de razón porque nunca sabremos completamente y de antemano lo que podemos originar con nuestra rebeldía.

Por eso el Señor nos vuelve a recoger como niños traviesos que se meten en problemas, que no han calculado y no saben cómo resolver.

Haz ahora de mí lo que te guste. Manda que me quiten la vida, y desapareceré de la faz de la tierra y en tierra me convertiré.

Cuando el Jesús orante se encuentra con su Padre buscando fuerza en su aflicción mortal, lo hace porque asume como inocente la culpabilidad del mundo.

Y aunque es entregado posteriormente es rescatado como gesto de la justicia de Dios.

Porque así se revela a todos que el Padre de Jesús, por la entrega de su Hijo, no condena sino la pecaminosidad y la injusticia, pero rescata al pecador arrepentido, empantanado y aprisionado en las consecuencias de su desorden.

Salmo responsorial: 24



REFLEXIÓN

enseña su camino a los humildes

La humildad de Jesús se mostró en asumir el Designio como si fuera culpable, por amor a otros.

Se dan ejemplos en la historia de quienes son culpables y asumen su culpabilidad librando al inocente injustamente acusado.

Pero no hay inocentes absolutos que por amor se entreguen en vez de los culpables, excepto los menos culpables que se ofrendaron para tomar el lugar de los ajusticiados.

La culpabilidad es como la contaminación ambiental, que a todos nos toca un poco, y todos la producimos un poco.

Por eso no somos totalmente inocentes, aunque parezca.

Marcos 12,18-27



REFLEXIÓN

se acercaron a Jesús unos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección,

No es que no esperaran otra vida después de ésta. Solo que su figuración, el imaginario de la misma para ellos se agotaba en el esquema antiguo de la memoria de los difuntos en los descendientes.

Curiosamente hoy cristianos hay que también se limitan a una significación de la resurrección para sus vidas que se reduce a la memoria de los difuntos en los que quedan vivos por sus ideas y obras. Se podría pensar en una idolización de la ideología y una despersonalización del evangelio.

Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida

En esta suposición los mentados saduceos hacían un poco burla de los fariseos, quienes afirmaban la resurrección pero como una vuelta a la vida, tal como la conocemos, pero sin las limitaciones del dolor, enfermedad y muerte.

Con esta objeción que era como una caricatura de la vida resucitada se pretendía desacreditar. Algo como el descrédito de la vida eterna en nuestro tiempo.

no entendéis la Escritura ni el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles del cielo

Jesús rompe el cerco saduceo, y el paralelismo con la posición farisea, yendo más allá, hacia la discontinuidad con esta vida mortal.

La Palabra habla del poder de Dios, y la vida del Señor es una realidad totalmente otra a nuestras semejanzas.

Hoy es común escuchar aun de pastores comparar la resurrección fundamentada en la de Jesús, como el recuerdo que los vivos tenemos de los muertos, sobre todo de los más célebres.

Se decantan así por un imaginario de fe basado en la continuidad con esta vida, como si ella fuera el don de Dios absoluto y perfecto.

Pero la Palabra plantea otro modo de concebir esa realidad.

De esto trata la pretensión de la Palabra: ponernos en contacto vivo con la fuerza del Señor, que transforma procesualmente nuestras estructuras reales, mentales,

La vida eterna es vida con el Totalmente Otro.

Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: "Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob"? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados

Es Dios de vivos, porque es vida y da la vida. No están vivos por el recuerdo que se haga de ellos. Es mucho más, para el que cree.

Un mucho más que como acicate dinámico en la vida presente, no deja descansar en ninguna estructura que se alce como cristalización de una vida nueva, sino que nos mantiene como el agua que salta hasta la vida que no termina.

La Palabra, el evangelio nos ofrece e invita a la vida de Dios. Ningún proyecto ni proyección nuestra da razón de ella cumplidamente, porque siempre quedamos en una reserva del Dios siempre más.
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