domingo, 1 de agosto de 2021

BEATO CARLO

 BEATO CARLO




Comienza la carta llamada de Bernabé
(Caps. 1, 1-8; 2,1-5: Funk 1, 3-7)
LA ESPERANZA DE LA VIDA, PRINCIPIO Y TÉRMINO DE NUESTRA FE

Salud en la paz, hijos e hijas, en el nombre del Señor que nos ha amado.
Ya que las gracias de justificación que habéis recibido de Dios son tan grandes y
espléndidas, me alegro sobremanera, y, más que toda otra cosa, de la dicha y excelencia
de vuestras almas. Pues habéis recibido la gracia del don espiritual, plantada en vosotros.
Me felicito aún más, con la esperanza de ser salvado, cuando veo de verdad el Espíritu

que se ha derramado sobre vosotros del abundante manantial que es el Señor. Hasta tal
punto me conmovió el veros, cosa tan deseada para mí, cuando estaba entre vosotros.
Aunque os haya hablado ya muchas veces, estoy profundamente convencido de que me
quedan todavía muchas cosas por deciros, pues el Señor me ha acompañado por el
camino de la justicia. Me siento obligado a amaros más que a mi propia vida, pues una
gran fe y una gran caridad habitan en vosotros por la esperanza de alcanzar la vida divina.
Considerando que obtendré una gran recompensa si me preocupo de hacer partícipes a
unos espíritus como los vuestros, al menos en alguna medida, de los conocimientos que
he recibido, he decidido escribiros con brevedad, a fin de que, con la fe, poseáis un
conocimiento perfecto.
Tres son las enseñanzas del Señor: la esperanza de la vida, principio y término de
nuestra fe; la justicia, comienzo y fin del juicio; el amor en la alegría y el regocijo,
testimonio de las obras de la justicia.
El Señor, en efecto, nos ha manifestado por medio de sus profetas el pasado y el
presente, y nos ha hecho gustar por anticipado las primicias de lo porvenir. Viendo, pues,
que estas cosas se van cumpliendo en el orden en que él las había predicho, debemos
adelantar en una vida más generosa y más excelsa en el temor del Señor. Por lo que
respecta a mí, no como maestro, sino como uno de vosotros, os manifestaré algunas
enseñanzas que os puedan alegrar en las presentes circunstancias.
Ya que los días son malos y que el Altivo mismo posee poder, debemos, estando
vigilantes sobre nosotros mismos, buscar las justificaciones del Señor. Nuestra fe tiene
como ayuda el temor y la paciencia, y como aliados la longanimidad y el dominio de
nosotros mismos. Si estas virtudes permanecen santamente en nosotros, en todo lo que
atañe al Señor, tendrán la gozosa compañía de la sabiduría, la inteligencia, la ciencia y el
conocimiento.
El Señor nos ha dicho claramente, por medio de los profetas, que no tiene necesidad ni
de sacrificios ni de holocaustos ni de ofrendas, cuando dice: ¿Qué me importa el número
de vuestros sacrificios? —dice el Señor—. Estoy harto de holocaustos de carneros, de
grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y machos cabríos no me agrada, ¿por qué
entráis a visitarme? ¿Quién pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios? No me
traigáis más dones vacíos, más incienso execrable. Novilunios, Sábados, asambleas, no los
aguanto.

sábado, 31 de julio de 2021

PALABRA COMENTADA

 

SÁBADO 17 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Levítico 25,1.8-17



REFLEXIÓN

promulgaréis manumisión

La sociedad israelita humanizó la trata de esclavos y los liberó, al menos jurídicamente. No sabemos la extensión práctica de estas disposiciones. Pero aparecía como un mandato divino.

No quiere decir que no se dieran otras versiones de pérdida de libertad, y muchas otras formas de sujección, más allá de la propia y libre voluntad.

Ni se dieran, ni se dan en la actualidad cuando seguimos escuchando los millones que significan la ganancia de la trata humana en todo el planeta, sobre todo de los más indefensos, como los niños y niñas usados para el placer sexual y para el trasplante de órganos, entre otras cosas.

cada uno recobrará su propiedad, y retornará a su familia

Se trata del horizonte utópico de una sociedad pastoreada por un Dios preocupado por la dignidad de sus hijos, en toda su extensión.

Nuestros sistemas económicos actuales, que pivotan en la codicia, siguen dándose contra los obstáculos que significan el empobrecimiento y miseria de millones, que no tienen propiedad mínima fundamental, ni la tendrán o recobrarán en toda su existencia. Archipiélago de poblaciones sin esperanza.

Nadie perjudicará a uno de su pueblo. Teme a tu Dios

No se perjudica lo que no se ve, lo invisible. Es la máxima que permite flotar la mala conciencia de muchos, en el mar de la inequidad que padecen los miserables de esta tierra.

Esa inconsciencia despertará cuando el clamor de la impaciencia y la desesperación derribe las puertas de la seguridad, construída precisamente para invisibilizar la miseria.

Salmo responsorial: 66



REFLEXIÓN

conozca la tierra tus caminos

Conocer con la sabiduría que viene del Señor que el camino que se transita es de Él. Que los límites que van apareciendo para señalar el derrotero del camino llaman a la conversión incesantemente.

Mateo 14,1-12



REFLEXIÓN

"Ése es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los poderes actúan en él."

El sentido de culpa no se va nunca y produce fantasmagoria: imágenes que cargan con ese  sentimiento con la ilusión engañosa de librarse.

Y en este caso perdía capacidad de reconocer la novedad de Jesús y su posibilidad de regeneración si se convertía, por terribles que hubieran sido sus crímenes.

Al contrario de Pedro y Pablo, quienes asumieron su culpa y no la proyectaron como resistencia, en el encuentro sanador con Jesús, cuando se les atravesó en su camino de perdición.

Así las nuevas escrituras nos ponen en contacto con una galería de personas y sus relatos de sanación y conversión. Nosotros elegimos con quien nos identificamos.

Quizás para nuestro tiempo esos relatos no satisfagan como historia anécdota, pero pueden aportar como historia sentido para la conversión.

Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella

Hoy se le hubiera recriminado a Juan por meter la religión en la política, al criticar al poder establecido.

le gustó tanto a Herodes que juró

Es probable que en un festín, además del ambiente placentero y adulón, hiciera efecto el exceso de licor, para perder las proporciones y ganarse un problema.

El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel

En otro evangelio se alude al gusto con el que Herodes escuchaba a Juan, lo cual explica que haya sentido mandarlo a matar.

Si no resulta contradictorio este malestar, siendo así que antes pensaba matarlo y se inhibía solo por miedo a la reacción del pueblo.

No es lo mismo escuchar con gusto la Palabra, y menos cuando pide cambiar la propia conducta.

Porque la Palabra del Señor tiene ese problema: pide conversión.

Y el poco sentido común por estar bebido. Así en toda la historia, aún la cotidiana, esa adicción facilita las decisiones perjudiciales para muchos. No la bebida, sino su desmesura.

Pero en la formación humana seguimos insistiendo en la sanción, no así en la educación de la conciencia responsable, para elevar el nivel de sensibilidad y respeto al derecho de los demás, por encima de nuestra satisfacción momentánea.

Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.

El Poder no es sólo de Herodes, sino una red, que ejerce su influencia desde sus validos: Salomé y su madre.

La ética de Herodes no le permitía faltar a su palabra, pero sí asesinar al inocente.

Esta ética bícefala, trícefala, pervertida y degenerada, establece prioridades de acuerdo a las pasiones, no a los valores más relevantes y de los que dependen los demás: Justicia, amor, compasión, lealtad

Por qué los discípulos de Juan B, competencia envidiosa de Jesús, iría a contar su muerte? Por qué era un antiguo compañero que debía estar enterado por seguridad? Porque quedaban al garete sin conductor o guía en esta misión de bautizar? Porque a estas alturas ya se entendía que Juan B. había cedido su misión en Jesús de Nazareth y era el nuevo foco de convocatoria?

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