martes, 11 de enero de 2022

BEATO CARLO


 

De la Regla monástica mayor de san Basilio Magno, obispo
(Respuesta 2, 1: PG 31, 908-910)

 

TENEMOS DEPOSITADA EN NOSOTROS UNA FUERZA QUE NOS CAPACITA PARA AMAR

 

El amor de Dios no es algo que pueda aprenderse con unas normas y preceptos. Así como nadie nos ha enseñado a gozar de la luz, a amar la vida, a querer a nuestros padres y educadores, así también, y con mayor razón, el amor de Dios no es algo que pueda enseñarse, sino que desde que empieza a existir este ser vivo que llamamos hombre es depositada en él una fuerza espiritual, a manera de semilla, que encierra en sí misma la facultad y la tendencia al amor. Esta fuerza seminal es cultivada diligentemente y nutrida sabiamente en la escuela de los divinos preceptos y así, con la ayuda de Dios, llega a su perfección.

 

Por eso nosotros, dándonos cuenta de vuestro deseo por llegar a esta perfección, con la ayuda de Dios y de vuestras oraciones, nos esforzaremos, en la medida en que nos lo permita la luz del Espíritu Santo, por avivar la chispa del amor divino escondida en vuestro interior.

 

Digamos en primer lugar que Dios nos ha dado previamente la fuerza necesaria para cumplir todos los mandamientos que él nos ha impuesto, de manera que no hemos de apenarnos como si se nos exigiese algo extraordinario, ni hemos de enorgullecernos como si devolviésemos a cambio más de lo que se nos ha dado. Si usamos recta y adecuadamente de estas energías que se nos han otorgado, entonces llevaremos con amor una vida llena de virtudes; en cambio, si no las usamos debidamente, habremos viciado su finalidad.

 

En esto consiste precisamente el pecado, en el uso desviado y contrario a la voluntad de Dios de las facultades que él nos ha dado para practicar el bien; por el contrario, la virtud, que es lo que Dios pide de nosotros, consiste en usar de esas facultades con recta conciencia, de acuerdo con los designios del Señor.

 

Siendo esto así, lo mismo podemos afirmar de la caridad. Habiendo recibido el mandato de amar a Dios, tenemos depositada en nosotros, desde nuestro origen, una fuerza que nos capacita para amar; y ello no necesita demostrarse con argumentos exteriores, ya que cada cual puede comprobarlo por sí mismo y en sí mismo. En efecto, un impulso natural nos inclina a lo bueno y a lo bello, aunque no todos coinciden siempre en lo que es bello y bueno; y, aunque nadie nos lo ha enseñado, amamos a todos los que de algún modo están vinculados muy de cerca a nosotros, y rodeamos de benevolencia, por inclinación espontánea, a aquellos que nos complacen y nos hacen el bien.

 

Y ahora yo pregunto, ¿qué hay más admirable que la belleza de Dios? ¿Puede pensarse en algo más dulce y agradable que la magnificencia divina? ¿Puede existir un deseo más fuerte e impetuoso que el que Dios infunde en el alma limpia de todo pecado y que dice con sincero afecto: Desfallezco de amor? El resplandor de la belleza divina es algo absolutamente inefable e inenarrable.

lunes, 10 de enero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 1 de tiempo ordinario

Año Par

1Samuel 1, 1-8

    


         

   REFLEXIÓN

Fenina tenía hijos, y Ana no los tenía

Más que el caso de la estéril comparada con la fecunda, y el matiz de la infecundidad en una cultura volcada a la procreación, que se ha ido enunciando en diferentes narraciones como la de Sara y Agar, Raquel y Lía, es la intervención del Señor para asegurar su camino de salvación, que es su gloria, pero además en sinergia con la gloria de una mujer que es por su esterilidad menospreciada y vilipendiada.

Hoy tenemos en el mundo actual tendencias a la esterilidad voluntaria, por parte de mujeres cuya realización cristaliza en otras metas como el logro profesional, o mujeres que abortan por diferentes razones, aparentemente importantes.

Y tendencias a la fecundidad artificial de mujeres y hombres, que anhelan estrenar la maternidad y paternidad en escenarios no tradicionales como madres y padres solteros, y parejas homosexuales.

Ya en algunas sociedades se advierte una curva estadística de nacimientos descendente, con el consiguiente envejecimiento de la población y el aumento de inmigrantes para suplir la fuerza de trabajo.

En este mar de tendencias no tradicionales es importante discernir para abrirnos, más allá de patrones culturales, a la intervención del Señor que prosigue en su designio de salvación para todos y todas.

Su rival la insultaba, ensañándose con ella para mortificarla, porque el Señor la había hecho estéril

El designio del Señor es una forja de misericordia, que empareja las cargas y equilibra las desigualdades, mostrando que todos y todas, en sus diferentes circunstancias, son hijos e hijas amados y llamados a la gloria de la salvación.

Este pensamientos tradicional y en apariencia inocuo, tiene la oculta fuerza para sostener la impotencia y la marginación, e impulsar hacia metas de esperanza y redención.

No obstante su concepción, María la madre de Jesús, será bendecida también con una fecundidad desde lo alto. Un signo más claro de la equiparación de los que tienen dones naturales y quienes no, ante el amor equitativo del Señor.

Salmo responsorial: 115



REFLEXIÓN

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre

El Señor nos deja el don y su acción de gracias, como en Jesús de Nazareth, quien dispensaba los bienes de su Padre para el pueblo y agradecía en ese mismo gesto de distribución, tal generosidad.

La eucaristía es un don de acción de gracias del mismo Señor en su hijo, que se debe acompañar de la distribución de las riquezas de la creación, para que nadie pueda ser impedido de llegar a la salvación.

Marcos 1,14-20




REFLEXIÓN

"Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio."

Un mensaje que pretende ubicarnos ya, de una vez por todas en un dominio: el reino de Dios.

Por supuesto, si queremos. Por eso la necesidad de convertirse y creer. Nada de eso se puede procesar sin nuestra anuencia.

Y cómo queremos? Utilizando la tipología ignaciana de los ejercicios espirituales: como primer, segundo o tercer binario?

En esta tipología cabemos y caemos todos los que existimos, y a quienes conocemos.

Vemos personas, y hasta lo somos por tiempo, que nada que ver con el reino de Dios, mientras nos ocupamos de otras cosas. Un olvido de esa dimensión que nos lleva hasta la posibilidad de grandes crímenes y ofensas.

Vemos también otros y hasta lo somos, cómplices de la componenda y la corrupción, queriendo el reino a ratos, pero frenándose cuando se es afectado en los más caros intereses.

Pero para nuestra esperanza y reforzamiento vemos, y hasta ocasionalmente lo somos, a quienes se desgastan por el amor solidario y el Señor es la constante en el sentido de su vida corriente. Gente de bien en mejor subiendo.

Gracias a Dios tenemos hermanos así que nos jalan a mayor entrega.

Mensaje sencillo de realización de algo deseado y anhelado desde antiguo: un nuevo modo y orden de realidad.

Pero es una invitación a la co-responsabilidad, a la conversión. Un nuevo pacto.

El anuncio de Jesús es sobre un reino que está cerca, próximo, a la mano. Como el/la vulnerable que se me aproxima, se me hace cercano/a en su dolor para tocar mis entrañas de misericordia, que se aguan si accedo a convertirme.

"Venid conmigo y os haré pescadores de hombres."

Jesús da a entender un reino en convivencia cooperadora. Donde el líder que es él, gusta de formar equipo y comparte responsabilidades.

Un estilo de vida que podemos extender a nuestra familia, trabajo, estudio, amistades. Donde da gusto estar y juntos nos animamos a luchar.

Acto seguido llamó a la colaboración.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1480498010450808833?s=20