jueves, 27 de enero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 3 de tiempo ordinario

Año Par

2Samuel 7,18-19.24-29



REFLEXIÓN

"¿Quién soy yo, mi Señor, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar hasta aquí?

Nuestra identidad, nuestra misión, nuestro sentido o propósito o proyecto de vida, desde la fe es una vocación. Un llamamiento del Señor. Una potencialidad de colaboración en el servicio a la creación.

No está reservada a notables exclusivamente, sino que es la herencia de cada ser humano antes, ahora y después, generación tras generación.

has hecho a la casa de tu siervo una promesa para el futuro, mientras existan hombres, mi Señor!

Cruza la individualidad en el aquí y ahora para proyectarse en la posteridad. Somos responsables de las futuras generaciones de hombres y mujeres.

La sensibilidad por la conservación de la naturaleza rescata en parte esta responsabilidad. porque nos recuerda que la fuentes de vida no son exclusivamente de la generación presente.

Has establecido a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre

El Israel de David se acercó como ninguno al sueño de la patria unida en torno a Yavé Rey, y a su vocación-misión mesiánica.

Una bendición para ese pueblo mientras mantuviera la orientación de siervo servidor y no de ideología monárquica.

Ahora, mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo

Nos tomará la existencia entera aprender a descifrar la promesa. en nuestras circunstancias históricas concretas y conocer la presencia permanente del Señor y su Espíritu, entre nosotros.

Salmo responsorial: 131



REFLEXIÓN

tenle en cuenta a David / todos sus afanes

Eso anhelamos y esperamos: que se nos tengan en cuenta los afanes por el reino, y no se nos juzgue como lo hace el mundo, por meras apariencias y circunstancias.

hasta que encuentre un lugar para el Señor

Nuestra buena voluntad deficitaria y precaria se orienta a buscarle lugar al Señor, sin darse cuenta de la necesidad de convertirse a encontrar la casa que el Señor ha dispuesto para nosotros. Esta gloria le pertenece a Él.

Marcos 4,21-25



REFLEXIÓN

Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz.

Cómo se puede descubrir lo que se hace a ocultas: solamente lo que se hace por solidaridad, pues en su momento brillará.

No por vanagloria sino por Espíritu de edificación.

La buena obra del reino se puede hacer con sigilo para evitar la presunción y la búsqueda de vanagloria, pero deja huella que acaba por darse a conocer.

No nos damos gloria pero el Señor nos cubre con la suya.

al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene

Tener y no tener qué? entrega, generosidad, solidaridad.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1486657396399382528?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

SU FE LO LLEVÓ A TENER A JESÚS SACRAMENTADO COMO AMIGO Y A MARÍA COMO INTERCESORA

Jueves, III semana

De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo
(Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50. 477·480) 

Qué es el hombre, cuán grande su nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos colegir sobre todo de la persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: Olvidando lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que veo por delante; y, al presentir la inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo: Alegraos y congratulaos conmigo; y, al pensar en sus peligros y oprobios, se alegra también y dice, escribiendo a los corintios: Vivo contento en medio de mis debilidades de los insultos y de las persecuciones; incluso llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de gran provecho.

REFLEXIÓN

Nuestro tiempo actual, tomando en cuenta el volumen de reclamos y quejas, amparados en derechos supuestos o reales, se ha debilitado la actitud de energía como la del apóstol, que sigue sin mirar atrás y no gasta tiempo en lamer sus heridas. Lo cual no debe ser una argumentación a favor de la insensibilidad con las víctimas verdaderas e inocentes de los diferentes abusos que producimos.


Y así, en medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo: Gracias sean dadas a Dios, que en todo tiempo nos lleva en el cortejo triunfal de Cristo. Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue. La única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenía sin cuidado. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.

REFLEXIÓN

Lo único, lo que más deseaba era agradar a Dios. Su magis, la estatura máxima que se deseaba alcanzar era la identificación con el beneplácito de Dios. Lo cual por ser un Misterio de fe, entregado a nuestro discernimiento por obediencia de fe, no es fácil de determinar, porque todos amamos nuestra opinión por encima de todo, incluso en formas sutiles de búsqueda de nosotros mismos, no importa que probada santidad sea la nuestra.


Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte sin él, de los más encumbrados y honorables.
Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.
Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en sí mismas, ni duras ni suaves.
Las realidades presentes las despreciaba como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.
Consideraba como un juego de niños la muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir algo por Cristo.