Domingo 6 de tiempo
ordinario
Jer 17,5-8
REFLEXIÓN
Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando
su corazón del Señor.
Una experiencia amarga, que debe hacerse antes
que después en la vida, es la que se configura en la decepción específica de un
ser humano sobre otro.
Se trata de una piedra para construir, no
necesariamente de un derrumbe, aunque se siente como tal.
Cuando la carne débil es glorificada como un
dios, produce un efecto subyugador que enamora y aliena. Despertar y mantener
la lucidez frente a este deslumbramiento es una tarea tenaz, de mucha
convicción.
En esa tarea contamos con
el Espíritu que nos ilumina y despierta de la muerte, en la que nos vamos
introduciendo.
La carne
espiritual, como condensación de humanidad, del modo humano de ser y proceder,
tiende a aliarse con la carne débil, esperando superar su congénita debilidad y
volatilidad.
El
anhelo de no ser debilidad y vulnerabilidad, la lleva a odiar su estirpe o
apegarse desordenadamente.
La
ascesis desencarnada, el odio fratricida, la lujuria y el erotismo pervertidos
son géneros de ensayos de solución.
Pero
para unos en poco tiempo, para otros hasta entrada la vejez, cuando la carne se
amustia, una experiencia va precipitando su esencia hasta volverla una
frustrada convicción: la carne no salva al anhelo profundo de supervivencia, al
gemido de ser más, inscrito en sus tuétanos.
Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un
árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando
llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se
inquieta, no deja de dar fruto
Cuando el corazón se preserva con la Palabra es
posible esquivar esa fascinación y mantener distancia prudencial de cualquier
adoración de la carne.
Se da una lucha que puede
ser muy larga y durar toda la vida. Una crucifixión de la carne para que
resplandezca finalmente con la vida que no se corrompe.
Desengañados
de nosotros mismos, y anhelantes de solidez, arribamos como olas en la arena, a
la fe en el Señor.
Nuestra
ventaja es que Él lo sabe y su aceptación está ofrecida por su misericordia.
en año d e sequía no se inquieta, no deja de
dar fruto
Los
apegados al Señor son señales para tiempos de crisis, porque su lozanía y
frescura anima a otros a seguir esperando, a confiar, a hacer la experiencia de
confianza en el Señor, y así sentir la vida en la muerte.
Nada más falso y enfermo que el corazón:
¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas,
para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones
Parece
concurrir con el diagnóstico del emotivismo en nuestro tiempo.
Hay que
profundizar más en la facultad que más estabilidad da al hombre: la razón.
Sin
embargo hay que aceptar que también ella se enferma y contradice gravemente los
intereses del corazón.
Ver con
los ojos del corazón parece desde la literatura antigua una sabiduría popular
que es sinónimo de acierto.
Pero
parece que la palabra del Señor pone en cuestión esta sabiduría. Podríamos
decir que en forma radical, no hay nada que no esté enfermo en el ser humano,
hombre o mujer.
Se trata de una profecía sabia, que más que
denunciar, alienta y persuade a un cambio de carril. Entender la veleidad del
corazón y cuán enfermo puede ser persuade al desapego.
Por sus
apegos y desapegos ciegos, miopes, estrábicos, astigmáticos, deformantes.
Nos hace
caer una y otra vez. Es lábil al engaño del seductor. Es contradictorio e
incongruente en sus filias y fobias.
Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las
entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones
Es
nuestra última esperanza: alguien que nos ame tanto, más allá de nosotros
mismos, que salve lo salvable porque sabe mirar nuestra hondura.
Sal 1
REFLEXIÓN
Dichoso
el hombre / que no sigue el consejo de los impíos, / ni entra por la senda de
los pecadores, / ni se sienta en la reunión de los cínicos
La dicha de la bienaventuranza que acompaña el
seguimiento del Espíritu, mientras peregrinamos, se parece poco al éxtasis
emocional, que acompaña las conductas carnales. Gustar más de una que de otra
es un desafío que todos afrontamos, para procesar mediante discernimiento
espiritual, las contingencias de la existencia humana.
Ignacio
de Loyola en sus ejercicios espirituales, mediante las reglas de discernimiento
de espíritus, pretende enseñar a degustar el Espíritu, para aceptar sus toques
y seguirlo. No se oculta que este seguimiento, según momentos y niveles,
entraña una lucha, que no se reduce a la esfera individual, porque la decisión
de compromiso con el Espíritu atraviesa colectividades.
La
paz-bienestar anhelada no es ganarse la lotería, sino algo de otro orden. Por
eso el hombre y mujer de paz tienen una red social sana, constructiva del bien.
Tenemos
que recurrir a esta nuestra novedad del reino en nosotros, para hacer frente al
cinismo de quienes han deprimido su fe y esperanza. Nuestro diálogo con la
desesperanza de muchos es como convencer al suicida que no vale la pena
terminar por sí mismo con su vida. Quien comparte con el criminal, tiene el
riesgo de ser ganado para su maldad y no al contrario. Se requiere una misión
para acompañarlos y servir al Señor, en el logro de su conversión.
Se trata
de la burla o la réplica tenaz, donde sostener descaradamente lo contrario a lo
que se ha tenido por verdad, sin ninguna consideración o respeto por lo que
otros han creído, se presenta como una hazaña de autoafirmación. Una
consecuencia de la crítica nietzscheana al pensamiento occidental. Impacta con
el sufrimiento a quienes de corazón guardan ciertas verdades y están
comprometidos con ellas, como si fueran sus padres o hijos, o hasta su propia
identidad.
Algo de
lo que Jesús pudo sentir en la pasión y crucifixión, según relata el evangelio,
cuando experimentó las burlas de sus verdugos y de otros, incitándolo a poner
en duda la autenticidad de las realidades por las que daba la vida.
su gozo
es la ley del Señor, / y medita su ley día y noche
El gozo
del encuentro con su Palabra, crea y recrea una afectuosa adhesión al mensaje,
como un goteo que transforma la roca en arena. Considerar la Palabra
asiduamente, conforma un sentido para la existencia que place, centra y serena.
Es una nutrición permanente en robustecer la contemplación para alcanzar amor.
Ignacio
espera del ejercitante al final de los ejercicios, que la experiencia intensa
del gozo de la Palabra, a la que ha sido expuesto, desemboque en una
contemplación para alcanzar amor durante su vida ordinaria.
Y si el
amor como dice Ignacio allí mismo, se debe poner más en las obras que en las
palabras, el contemplativo de la Palabra lo será en la acción vital,
construyendo el dominio de una fraternidad.
Ley como
palabra, más que una norma. Un Alguien que revela un orden y una misión
disponibles al espíritu humano, para una construcción colaborativa.
Será como un árbol / plantado al borde de la
acequia: / da fruto en su sazón / y no se marchitan sus hojas; / y cuanto
emprende tiene buen fin
Es una
imagen que habremos vivenciado por algún tiempo, pero sin una gracia especial
no se puede mantener, porque el maligno nos rodea constantemente, y en lo bueno
y positivo intenta y logra introducirse.
Es una bienaventuranza que se muestra más bien
en la capacidad de transformar todo en bien, no obstante que aparezca como mal
o infortunio. La persona de paz, que se enfila en su vida a proceder como el
mismo Señor, tiene una actitud que todo lo transforma en bien. Una lozanía
persistente y arraigada se manifiesta en su existencia y sus obras.
El buen fin no es porque acaba bien,
solamente, sino porque se mueve en dirección a todo lo que es bueno.
Un
estilo de vida dirigido a hacer el bien, como una flecha se ensaña en el
blanco. Evitar esos círculos que deprimen, es un recurso para mantener la
juventud del corazón y el primer amor intacto: el amor de la conversión.
Sin
embargo el Espíritu puede impulsar el testimonio de la verdad aun en medio de
tales, para desarmar desde dentro el padre de la mentira. Con la madurez del
tiempo muchas cosas llegan a la perfección posible, dadas sus circunstancias.
Una perfección
asimétrica y proporcional, como las diferentes clases de tierra y talentos que
expone el evangelio, como Palabra de Jesús de Nazareth. pero el camino de los
impíos acaba mal Esta sabiduría quedó impugnada por la realidad de Jesús y su
muerte.
Porque
también el camino de los píos puede acabar mal. La esperanza fundada en Jesús,
es su resurrección, como don de amor del Padre. el Señor protege el camino de
los justos No es un proteger clamoroso sino paradójico. A los ojos de otros
parecerá lo contrario.
I Cor 15, 12. 12-20
REFLEXIÓN
Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los
muertos
Un
anuncio no debe ser solo una proclamación oral sino también vivencial,
existencial, experiencial.
Desde
los mártires recibimos la muestra de un anuncio radical, con el ofrecimiento de
la propia vida.
Pero
también desde los confesores, que gastan la existencia en la dedicación a lo
valores del evangelio, con intensidad y coherencia aun con debilidad. Con
opción fundamental que significa una persistencia que viene desde el Espíritu,
para mantenerse en la lucha y en el caminar, no obstante nuestras constantes
deficiencias.
Es aquí
donde se hace comprensible lo que es pecar contra el Espíritu: derrotarse definitivamente.
Como el binario del talento que lo soterró por miedo al amo.
Si no hay resurrección de muertos, tampoco
Cristo ha resucitado;
si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no
tiene sentido, seguís con vuestros pecados
La
energía de la resurrección de Jesús en nosotros es como el fenómeno de la
resiliencia: desde la postración se abre paso la superación.
No sólo
carece de sentido, que es como una cosmovisión, un ordenamiento irrebasable.
Sino que carece de verdad, la que se constituye como roca que resiste los
embates.
resultamos unos embusteros, porque en nuestro
testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo
Ser
mentirosos hoy, desde un punto de vista mediático y político, tiene mucho
relieve y suscita gran escándalo, a veces fariseo porque está más atento al
espectáculo que a la esencia del suceso.
seguís con vuestros pecados; y los que
murieron con Cristo se han perdido
En el
disco duro del universo creado, sin posibilidad de trascender.
Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta
vida, somos los hombres más desgraciados.
Aunque
con motivos espúreos he optado por ser un bobo, aunque a veces me sale el vivo.
Esa opción implica creer que más vale el bien que la maldad y para eso la
resurrección es un consuelo, una fortaleza, una tabla de salvación en un mar de
iniquidad, violencia, traición, en el que yo también me encuentro implicado y
en complicidad no pocas veces.
Gastados
en un estilo de vida contracorriente
Lucas
6,17.20-26
REFLEXIÓN
Bajó Jesús del monte
con los Doce
Un nuevo Moisés con un nuevo Israel.
Dichosos los pobres,
porque vuestro es el reino de Dios
Despojados de la ambición, de la avaricia y la
acumulación de bienes de cualquier tipo, entienden cuál y cómo es el reinar de
Dios.
La dinámica de su dominio está en el compartir.
Dichosos los que ahora
tenéis hambre, porque quedaréis saciados
Porque la palabra que sale de la boca de Dios será la
que los sacie.
Dichosos los que ahora
lloráis, porque reiréis
Hay promesa y esperanza que tras el dolor vendrá la
alegría. Tras la desolación la consolación.
Dichosos vosotros,
cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro
nombre como infame, por causa del Hijo del hombre-
Alegraos ese día y
saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo
Eso es lo que hacían
vuestros padres con los profetas
Lo que acarrea vivir en contracultura de la idolatría
circundante. Lo que acarrea vivir la palabra y significarla en un estilo de
vida.
Pero, ¡ay de vosotros,
los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora
estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque
haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es
lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas."
Los ayes o lamentaciones, al estilo profético, no son
maldiciones, sino dolor, como el de Jesús cuando llora sobre Jerusalén, porque
el estilo de vida idólatra no cesa ni cesará, y el camino de vida para muchos
se perderá.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1492826155719745541?s=20&t=x5Q0PRNifoQ_vUdaKnNqgA