viernes, 25 de marzo de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Gregorio Magno Morales 13,21-23

El bienaventurado Job, que es figura de la Iglesia, unas veces se expresa como el cuerpo y otras veces como la cabeza, de manera que mientras está hablando en nombre de los miembros, de repente se eleva hasta tomar las palabras de la cabeza. Por esto dice: Todo esto lo he sufrido aunque en mis manos no hay violencia y es sincera mi oración. Sin que hubiera violencia en sus manos, tuvo que sufrir también aquel que no cometió pecado, ni encontraron engaño en su boca, a pesar de lo cual arrostró el dolor de la cruz por nuestra redención. Fue el único entre todos los hombres, que pudo presentar a Dios súplicas inocentes, porque hasta en medio de los dolores de la pasión rogó por sus perseguidores diciendo: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. ¿Qué es lo que puede decirse o pensarse de más puro en una oración que alcanzar la misericordia para aquellos mismos de los que se está recibiendo el dolor?

REFLEXIÓN

Lo más puro, es aquí lo más contrastante, porque el que recibe daño perdona, no retalla.

Será que subrepticiamente, vilmente, busca un alivio de sus sufrimientos, dando lástima, y apareciendo víctima. Sería un pensamiento digno de una teoría de la conspiración, que mira detrás del enunciado algún secreto gusto, placer, desquite o venganza.

Pero no, en es te sentenciado la suerte está echada y no podrá conseguir ningún alivio.

Por lo tanto parece que su perdón es puro. Así vista las cosas no hay nada que parezca puro, ni que convenza, porque enfermos estamos de suspicacia.

Así, la misma sangre de nuestro Redentor, que los perseguidores habían derramado con odio, luego convertidos, la bebieron como medicina de salvación y empezaron a proclamar que él era el Hijo de Dios. De esta sangre, pues, se dice con razón: ¡Tierra, no cubras mi sangre, no encierres mi demanda de justicia! Al hombre que pecó se le había dicho: Eres polvo, y al polvo te volverás. Por ello, nuestra tierra no oculta la sangre de nuestro Redentor, ya que cada pecador que asume el precio de su redención, la confiesa y la alaba y la da a conocer a su alrededor a cuantos puede. La tierra tampoco oculta la sangre de nuestro Redentor, ya que también la Iglesia anuncia el misterio de la redención en todo el mundo. Fíjate también en lo que se añade después: No encierres mi demanda de justicia. Pues la misma sangre de la Redención que se recibe es la demanda de justicia de nuestro Redentor. Por ello dice también Pablo: La aspersión de una sangre que habla mejor que la de Abel. De la sangre de Abel se había dicho: La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra. Pero la sangre de Jesús es más elocuente que la de Abel, porque la sangre de Abel pedía la muerte de su hermano fratricida, mientras que la sangre del Señor imploró la vida para sus perseguidores.

REFLEXIÓN

La alabanza de la sangre como tema de salvación ha sido proscrita por la sensibilidad en el mundo de hoy. La repugnancia de los genocidios y matanzas, a manos de la humanidad en diferentes lugares y tiempos, ha revuelto el estómago y lo sigue revolviendo . Pero con mayor razón se habla de una sangre que no grita sino que perdona, y fin del conflicto. Tenemos en nuestro poder la poción mágica de la paz de las guerras: la sangre pacífica, la sangre perdonadora, la que no persuade de venganza.

jueves, 24 de marzo de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 3 de Cuaresma

Jeremías 7,23-28



REFLEXIÓN

Escuchad mi voz.

Un acumulado de preocupaciones pugna para interferir su voz.

En su momento San Ignacio en los ejercicios espirituales proponía ciertas estrategias para reducir esa pugnacidad y estática. Aplicarlas requiere generosidad, entrega, buena fe y voluntad de escuchar al Señor.

Sin embargo vivimos en tiempos de sicologías débiles de voluntad, en los que las afecciones neuróticas, psicóticas, los trastornos de todo tipo se muestran como los acompañantes permanentes nuestros.

Parece entonces que hay que poner el foco en terapias que ayuden a descontaminar la debilidad de la voluntad para escuchar al Señor y su designio.

En los ejercicios se ofrecen algunas iniciativas para reducir el ruido interno, que pertenecen al común de las espiritualidades del siglo XVI.

Muestra del interés y la preocupación por los aspectos humanos, los hábitos que entorpecían la sensibilidad al Espíritu.

La pregunta para nosotros es: qué hacemos para escuchar la voz del Señor? Nos disponemos y cómo, para ser eficaces en eliminar las interferencias? En esto se muestra generosidad y determinación como parte de la viveza de mi propia fe?

caminaban según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, me daban la espalda y no la frente

No es una condena sino un señalamiento, una advertencia para que desoigamos en nosotros lo que proviene de la maldad que reincide, obstinada.

Hoy suavizamos en base a una antropología comprensiva y permisiva, que en la práctica ignora la maldad anidada y su potencial destructivo.

Es como un adagio ideológico: el que piensa en el mal es el que lo crea, porque de suyo sólo hay bien. Con lo cual se parte de la contradicción de que piensa y crea el mal, el que siempre es bueno.

En todo este proceso quien sale perdiendo es la capacidad de responsabilidad y la redención, consecuentemente.

Podemos ser tan ciegos para creer que hacemos bien, cuando no es así en realidad.

Tenemos pecados ocultos, tinieblas cegadoras, luces engañosas, egoísmo ilusionista.

Ya puedes repetirles este discurso, que no te escucharán; ya puedes gritarles, que no te responderán

En el oráculo humano de la Palabra hay tonos de impaciencia y fastidio, ante la desobediencia sostenida del pueblo.

Mas sin embargo no hay una condenación absoluta en esa protesta, porque el Señor sigue buscando a un pueblo, a su pueblo.

Esto nos demuestra la calidad de su salvación, que es amorosa, incansablemente amorosa.

El Señor redunda en ternura y misericordia, según la concepción hebrea, o en ágape según la griega.

Lo pongamos como queramos, Él no es como nosotros, que nos cansamos e impacientamos cuando amamos.

Nosotros, liberados a nuestras solas fuerzas, construimos un ágape volátil e inconstante, porque nos disgustamos y peleamos continuamente, y no paramos de hacernos daño unos a otros.

Si notamos en nuestra relación fraterna que logra sostenerse más con paciencia y  tolerancia, se debe al Espíritu que hace su trabajo desde lo profundo de nosotros mismos.

La sinceridad se ha perdido, se la han arrancado de la boca.

Es un lema que puede funcionar como epitafio sino reaccionamos.

Por la desfachatez de ciertas costumbres y el modo de airear escándalos, maledicencia y difamación, buscando el poder, podemos decir que hemos perdido la sinceridad.

Salmo responsorial: 94



REFLEXIÓN

Venid, aclamemos al Señor

No obstante aclamemos al Señor. No hay otro como él.

el rebaño que él guía

Él sigue siendo nuestro guía. No tenemos otro.

cuando vuestros padres me pusieron a prueba / y me tentaron, aunque habían visto mis obras

Los milagros y señales que el Señor nos comunica frecuente y amorosamente en nuestra existencia, no son suficientes para mantener  el corazón humano en acción de gracias, si no dejamos seducir nuestra libertad por el impulso de su Espíritu.

Más bien nuestra condición normal es de olvido y consecuentemente de ingratitud.

Dudar del Señor, no obstante sus obras, es la más grande ofensa.

Hemos visto tus obras, no tenemos por qué dudar, ni desconfiar. Debemos ser fieles en la confianza.

Lucas 11,14-23



REFLEXIÓN

Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios

Jesús, para esos adversarios, era un creador del mal, no un dador de bien, porque ubicaba demonios y podía con ellos desde su potencialidad demoníaca.

Contaminar una obra buena con nuestro mal juicio y prejucio, es señal de mala fe o de inconsciente ligereza.

Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino?

Pero Jesús utiliza un simple razonamiento: puede lo malo tener un enemigo que lo derrote? Ese es Jesús de Nazareth.

Hoy podemos decirlo así: Acaso una iglesia particular, en nombre de Jesús, puede decirle malo a lo que nosotros no vemos así? Tal iglesia es mala porque condena como malo lo que vemos bueno? El sentido común nos dice que sabemos cuando hacemos mal y cuando nos engañamos, queriendo aparentar bien.

vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan?

Jesús es atacado en su credibilidad porque sus buenas obras para los adversarios son producto del demonio.

Pero con la misma lógica ninguna buena obra es creíble, como íntegramente buena, si se albergan sospechas de una autoría maligna.

En cierta forma, atacar la bondad y ternura del Dios de Salvación, es atacar el fundamento de toda credibilidad de lo bueno.

Y lo que queda, porque se nos echa encima, es una guerra de todos contra todos, porque nadie confía en otro u otra.

Jesús no actúa por odios o suspicacias. Sino con transparencia actúa para el bien siempre: sana al enfermo, alimenta al hambriento, defiende al indefenso, instruye al ignorante...

Porque la cultura moderna científica también echa demonios: la ignorancia, la miseria, la enfermedad, los trastornos. En nombre de quien? Hacer el bien es en nombre del mal?

Es una declaración pérfida y perversa.

Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros

Más bien lo propio del creyente sería considerar la buena obra como aportación al reino de Dios.

Ambos se relacionan, de modo que no veremos el reino entre nosotros si no creemos en la obra buena que salva.

Más bien hemos sido llamados por Jesús de Nazareth a una vida empleada en las buenas obras que hacen el Reino de Dios.

Lo cual también vale para la cultura moderna, que con sus estrategias para el bien busque servir al Reino.

Mas bien exorcizar desde el ámbito de Jesús, es purificar la mala intención, la mala voluntad que inhibe desarrollarse al buen obrar.

No son demonios mitológicos los que hay que echar, aunque éstos nos entretengan como espectáculo, sino las malas intenciones que salen de dentro y trastornan el buen obrar.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1506959893496008710?s=20&t=gNOGuzbaMCb74cMTCRtWMA