Viernes de la octava de Pascua
Hechos 4,1-12
REFLEXIÓN
indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran la
resurrección de los muertos por el poder de Jesús
En sus
inicios la comunidad cristiana comenzó siendo perseguida y acosada, sobretodo
por el establecimiento saduceo que impugnaba la resurrección. Un grupo opuesto
a Jesús por el poder que éste fue adquiriendo a sus ojos, pero también por la
doctrina sacada de las escrituras sobre la vida después de la muerte.
Pero los
fariseos se le unieron por su rechazo a las pretensiones mesiánicas de Jesús de
Nazareth, según el redactor del evangelio.
Los
hostigaban por realizar su anuncio fundamental y ejercer la función de docencia
y exhortación para la conversión. Pero los creyentes los confrontaban con las
obras buenas, inspirados por su Mesías.
La
comunidad cristiana, a su vez pasando el tiempo, cayó y cae eventualmente en la
tentación de ser perseguidora, cuando la prepotencia en vez de la tolerancia,
ha sido su modo estable de proceder.
Ahora la
víctima sobrevive en el testimonio de sus seguidores, y la doctrina de vida se
arraiga. Han fracasado sus planes. La vida también en este aspecto ha triunfado
sobre las maquinaciones del poder aun religioso.
La vida
accesible a todos, sobretodo a los que no pensaron tener acceso a ella: los
humildes.
"¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho
eso?"
El
cuestionamiento que procede del poder es intimidante y se requiere una
fortaleza del Espíritu para resistir y mantenerse en pie.
Muchas
causas, aun no religiosas, gozan de una inspiración similar, porque algunos
activistas logran hacer frente por ese ideal a las persecuciones, cárcel,
torturas y hasta la muerte.
Pedro, lleno de Espíritu Santo, respondió
Pedro
cuenta con el Espíritu que asesora la defensa por la que se mantiene el mensaje
de salvación.
El don
del Espíritu útil para la brecha, la trinchera donde se lucha por el Reino de
la vida.
Los
testigos de Jesús dan fe que el Reino de Dios, el Reino de los cielos se ha
transformado en el Reino de la vida, la vida plena.
ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los
arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular
En la
existencia auténtica cristiana del reino es importante vivenciar, dejar sentir,
la convicción de ser piedra de desecho, de publicano en la ultima banca del
templo, de invitado que se ubica en un sitio modesto, de pequeño con el que se
identifica el Señor.
Se trata
de una transformación desde dentro, que desdeña las glorias de este mundo, los
reconocimientos y halagos, por apreciar la identidad de pobre, que da a
entender la gloria de Dios y su señorío.
La
pobreza y pequeñez es la confesión a favor del Señor de la vida, quien realiza
el designio del Reino en forma inescrutable.
Otro
modo de entender la historia, la historia de los que han recuperado la
esperanza en Jesús. Por eso su nombre es insustituíble en la historia de
salvación.
Salmo responsorial: 117
REFLEXIÓN
La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la
piedra angular
Que lo
pequeño se goce y gloríe en el Señor
Es el Señor quien lo ha hecho,
Cuando
el Señor interviene a favor del pequeño muestra que existe como poder salvador
y con amor gratuito y desinteresado.
El reino
del Señor Jesús no es de este mundo. Más bien relativiza el poder y vanagloria
mundanas.
sea nuestra alegría y nuestro gozo
Nuestro
gozo radica también, además de la intervención del Señor, en nuestra
participación de este triunfo.
Tal como
los votantes que se ven favorecidos en una elección por el triunfo de su
candidato, tienen expectativas sobre cómo les afectará positivamente esa
victoria.
Juan 21,1-14
REFLEXIÓN
Jesús se apareció otra vez
Las
visitas del Señor son un don de su libertad y amor. No se atesoran, se
agradecen. Son como un vaso de agua fresca bajo un sol abrasador. Son un
aliento que reanima en la fatiga del caminar. Son una cercanía cálida que
pacifica nuestro estrés.
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.
Parece
un dejá vu. Todo vuelve a empezar. La rutina de trabajo impone su realidad,
porque hay que comer. Puede hasta pensarse si todo lo de Jesús no fue sino un
sueño maravilloso, pero sueño al fin.
Las
penurias y preocupaciones del afán cotidiano y la existencia en pobreza vuelven
a tomar protagonismo, como el agua se cierra en popa tras la apertura de proa.
Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro:
"Es el Señor."
Según el
evangelio de Juan, uno es el que lleva la responsabilidad de la comunidad:
Pedro, y otro es el amado del Señor. Y éste vive el carisma de la intuición
amorosa de la cercanía del Señor. Esta intuición no está ligada necesariamente
a la responsabilidad por el rebaño, pero le sirve para conocer dónde está el
Señor.
El ideal
sería que funcionaran en colaboración como se muestra en el evangelio de Juan,
pero sucede que muchas veces funcionan disociados, cuando el poder del
responsable se cierra sobre sí mismo y se endurece en sus propios intereses.
No
necesariamente el ungido, desde los tiempos de Israel, tenía en sí el don de la
sabiduría y el discernimiento. Son carismas que pueden ubicarse esparcidos en
la comunidad, y hacemos bien en respetar el espacio en el que se expresen.
Los demás discípulos se acercaron en la barca
Los del
montón, los no protagónicos, los no agraciados con ciertos carismas: ni la
intuición joanéa, ni la impulsividad petrina. Pero también de ellos se ocupa la
Palabra, también ellos tienen lugar en ese Reino nuevo.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los
discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Las
fuentes del ciclo de encuentros de resurrección no son tímidas en contar la
cantidad de encuentros. Más bien son pródigas. De tanto convencer no convencen
mucho? O, es difícil callar la evidencia y debe enumerarse para hacer sentir la
abundancia de cercanía y presencia del Señor y la vida nueva?
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