miércoles, 4 de mayo de 2022

BEATO CARLO



 Del Tratado de Tertuliano, presbítero, Sobre la prescripción de los herejes
(Cap. 20, 1-9; 21, 3; 22, 8-10: CCL 1, 201-204)
 

LA PREDICACIÓN APOSTÓLICA

 

Cristo Jesús, nuestro Señor, durante su vida terrena, iba enseñando por sí mismo quién era él, qué había sido desde siempre, cuál era el designio del Padre que él realizaba en el mundo, cuál ha de ser la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo designio; y lo enseñaba unas veces abiertamente ante el pueblo, otras aparte a sus discípulos, principalmente a los doce que había elegido para que estuvieran junto a él, y a los que había destinado como maestros de las naciones.

 

Y así, después de la defección de uno de ellos, cuando estaba para volver al Padre, después de su resurrección, mandó a los otros once que fueran por el mundo a adoctrinar a los hombres y bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

Los apóstoles -palabra que significa «enviados»-, después de haber elegido a Matías, echándolo a suertes, para sustituir a Judas y completar así el número de doce (apoyados para esto en la autoridad de una profecía contenida en un salmo de David), y después de haber obtenido la fuerza del Espíritu Santo para hablar y realizar milagros, como lo había prometido el Señor, dieron primero en Judea testimonio de la fe en Jesucristo e instituyeron allí Iglesias, después fueron por el mundo para proclamar a las naciones la misma doctrina y la misma fe.

 

De modo semejante, continuaron fundando Iglesias en cada población, de manera que las demás Iglesias fundadas posteriormente, para ser verdaderas Iglesias, tomaron y siguen tomando de aquellas primeras Iglesias el retoño de su fe y la semilla de su doctrina. Por esto también aquellas Iglesias son consideradas apostólicas, en cuanto que son descendientes de las Iglesias apostólicas.

 

Es norma general que toda cosa debe ser referida a su origen. Y, por esto, toda la multitud de Iglesias son una con aquella primera Iglesia fundada por los apóstoles, de la que proceden todas las otras. En este sentido son todas primeras y todas apostólicas, en cuanto que todas juntas forman una sola. De esta unidad son prueba la comunión y la paz que reinan entre ellas, así como su mutua fraternidad y hospitalidad. Todo lo cual no tiene otra razón de ser que su unidad en una misma tradición apostólica.

 

El único medio seguro de saber qué es lo que predicaron los apóstoles, es decir, qué es lo que Cristo les reveló, es el recurso a las Iglesias fundadas por los mismos apóstoles, las que ellos adoctrinaron de viva voz y, más tarde, por carta.

 

El Señor había dicho en cierta ocasión: Tendría aún muchas cosas que deciros, pero no estáis ahora en disposición de entenderlas; pero añadió a continuación: Cuando venga el Espíritu de verdad, os conducirá a la verdad completa; con estas palabras demostraba que nada habían de ignorar, ya que les prometía que el Espíritu de verdad les daría el conocimiento de la verdad completa. Y esta promesa la cumplió, ya que sabemos por los Hechos de los apóstoles que el Espíritu Santo bajó efectivamente sobre ellos

martes, 3 de mayo de 2022

PALABRA COMENTADA

 

                                 Martes 3 de Pascua

Hechos 7,51-8,1ª



REFLEXIÓN

Siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres.

Resistirlo es nuestra cosecha. Se requiere una dosis extra de la gracia y una cooperación incansable, para que la docilidad sea dominante en nuestro corazón.

No siempre habla el Señor a gritos y nos conmociona. Más bien es un susurro sutil, que pasa desapercibido muchas veces.

Porque no es con la fe como sucede con las ideologías, que terminan imponiéndose y violentando las conciencias, generando consecuentemente más violencia.

La fe es el rompimiento con la cadena de violencia que trae la imposición de la propia visión. La fe genera consenso por la persuasión y la convicción que pacifica y fraterniza.

Milenaria encrucijada desde Caín y Abel. Dos actitudes individuales, colectivas, corporativas.

Para algunos se trata de dar de lo que se produce. Para otro se trata de dar lo mejor de lo que se tiene.

Una fraternidad fracturada por las posturas de la acumulación y de la generosidad enfrentadas. Dos humanidades, dos pueblos, dos caminos.

Uno tenderá a que el otro desaparezca porque entre ellos hay una lucha de poder sobre el otro.

La sutileza se da cuando uno de los bandos pretende ser el otro, pero para engañar. Cuando el que acumula pretende ser generoso, pero para confundir y lograr acumulación.

El cacareo de derechas e izquierdas, supuestamente acumulación y generosidad, no resuelve mucho, porque detrás de esas fachadas pueden anidarse contrarios.

Entonces las elecciones tampoco son la varita mágica, porque la simulación enseñorea, para cautivar incautos.

De ahí la necesidad de un justo que tiene el corazón circuncidado, y se arriesga a ser eliminado pero deja la semilla de la generosidad, la alteridad, la solidaridad, el compartir, el trabajo dignificador.

Esteban, lleno de Espíritu Santo,

El aporte de Esteban es ilustrativo de los justos que inspirados y vivificados en el Justo Jesús de Nazaret logran de palabra y obra.

Porque él era un servidor, diácono, que atendía a los pobres y releía las Escrituras con la clave del Jesús muerto y resucitado.

Tenía que morir, como hoy mueren a pedradas o por incomprensiones muchos justos que se atreven a circuncidarse el corazón y mantenerse dolorosamente sensibles al hermano necesitado.

"Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios."

Para entender un poco esa fiera recalcitrancia, pensar que se dice que un líder político controvertido sea un enviado de Dios y un justo.

A los oponentes les daría algo, como si vivieran una pesadilla.

Semejantemente radical pudo ser la repugnancia que sintieron el que se acreditara a Jesús como mesías: la piedra que los constructores habían desechado.

Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo

Una culpa dolorosa para quien habría de ser testigo abortivo.

El episodio muestra cómo la semilla cuando muere da fruto.

Saulo se hará Pablo, prohombre del nuevo camino. La sangre de Esteban lo alcanzó y se puso así el fundamento de su conversión posterior. La cual pareció instantánea, pero más bien se revela un proceso que toma su tiempo y espera.

"Señor, no les tengas en cuenta este pecado."

Para los de Jesús, no cuenta cualquier lectura de culpabilidad de otros en los daños ocasionados.

Siempre ha de estar presente el perdón y la misericordia porque conocemos por parte de la Palabra que el anti-reino patrocina todo lo que se oponga a la verdad, el amor, la justicia y la paz.

Jesús perdonó a sus victimarios y nos queda como gesto de pacificación total para toda encrucijada de la historia.

Salmo responsorial: 30



REFLEXIÓN

tú que eres mi roca y mi baluarte

Solo cimentados en la solidez del Señor Padre de Jesús, en su misericordia que es la forma plena de justicia, la justicia salvífica, podremos mantenernos en la obra buena y en el ágape.

Porque nosotros por nuestra debilidad somos proclives a desanimarnos de nuestras pocas fuerzas, y dejar de prestarnos a la transformación de nuestro amor en ágape y fraternidad.

A la hora de vivir la justicia e integrarse en el proceso de ser justo, se levantan temores por el acoso de la oposición con vocación asesina.

Entonces al justo le queda el recurso de aferrarse al Señor como roca, porque requiere un santuario para continuar la misión.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo

Esteban, como otro Jesús, miraba los cielos abiertos y la gloria del Señor. Una visión importante para recuperar fuerzas hasta el último suspiro, arrebatado a pedradas o por extenuación de fuerzas por la edad.

Juan 6,30-35



REFLEXIÓN

¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra?

El sentido de ese signo era el de portento: un evento que por fuerza de espectacularidad impresionara tanto que lograra convencer.

Lo cual es un espejismo, porque a todo nos acostumbramos y de todo dudamos.

La evidencia que arrasa nuestras defensas y nos convence no existe, porque pasada la impresión la razón insegura retorna a la duda.

Los signos sólo sirven a la fe, no a la razón.

no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre

El portento del maná no da fe. En palabras de Jesús invita a creer en el Padre que lo da y en Jesús que lo anuncia.

La fe es un conocimiento que siendo dócil no se doblega sino ante el Espíritu del SEñor. Es una intuición, un sentido, un olfato del misterio de Dios y su designio.

es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo

Es otra lectura en profundidad que nos enseña la Palabra: todo viene del Padre. Él está en todo.

Jesús hace signos, multiplica el pan y se hace pan con el único objetivo de asentar al Padre como el autor de todo.

"Señor, danos siempre de este pan."

En los dos sentidos:el pan portento que nos mantiene en la inmanencia. El pan del Cielo que nos comunica con el Padre.

Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed

Una vida sin hambre y sin sed de sentido es la oferta de Jesús a sus creyentes.

Jesùs como misterio, realidad enigmática y polivalente, sugerente e inspiradora, de fraternidad y paternidad.

Inmanencia y trascendencia.

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