miércoles, 1 de junio de 2022

BEATO CARLO

De las Actas del martirio de los santos Justino y compañeros
                              (Cap. 1-5: cf. PG 6, 1566-1571)


HE ABRAZADO LAS VERDADERAS ENSEÑANZAS DE LOS CRISTIANOS

Aquellos santos varones, una vez apresados, fueron conducidos al prefecto de Roma, que se llamaba Rústico. Cuando estuvieron ante el tribunal, el prefecto Rústico dijo a Justino:
«Antes que nada, profesa tu fe en los dioses y obedece a los emperadores.»
Justino respondió:
«No es motivo de acusación ni de detención el hecho de obedecer a los mandamientos de nuestro Salvador Jesucristo.»
Rústico dijo:
«¿Cuáles son las enseñanzas que profesas?»
Respondió Justino:
«Yo me he esforzado en conocer toda clase de enseñanzas, pero he abrazado las verdaderas enseñanzas de los cristianos, aunque no sean aprobadas por los que viven en el error.»
El prefecto Rústico dijo:
«¿Y tú las apruebas, miserable?»
Respondió Justino:
«Así es, ya que las sigo según sus rectos principios.»
Dijo el prefecto Rústico:
«¿Y cuáles son estos principios?»
Justino respondió:
«Que damos culto al Dios de los cristianos, al que consideramos como el único creador desde el principio y artífice de toda la creación, de todo lo visible y lo invisible, y al Señor Jesucristo, de quien anunciaron los profetas que vendría como mensajero de salvación al género humano y maestro de insignes discípulos. Y yo, que no soy más que un mero hombre, sé que mis palabras están muy por debajo de su divinidad infinita, pero admito el valor de las profecías que atestiguan que éste, al que acabo de referirme, es el Hijo de Dios. Porque sé que los profetas hablaban por inspiración divina al vaticinar su venida a los hombres.»
Rústico dijo:
«Luego, ¿eres cristiano?»
Justino respondió:
«Así es, soy cristiano.»
El prefecto dijo a Justino:
«Escucha, tú que eres tenido por sabio y crees estar en posesión de la verdad: si eres flagelado y decapitado ¿estás persuadido de que subirás al cielo?»
Justino respondió:
«Espero vivir en la casa del Señor, si sufro tales cosas, pues sé que, a todos los que hayan vivido rectamente, les está reservado el don de Dios para el fin del mundo.»
El prefecto Rústico dijo:
«Tú, pues, supones que has de subir al cielo, para recibir un cierto premio merecido.»
Justino respondió:
«No lo supongo, lo sé con certeza.»
El prefecto Rústico dijo:
«Dejemos esto y vayamos a la cuestión que ahora interesa y urge. Poneos de acuerdo y sacrificad a los dioses.»
Justino dijo:
«Nadie que piense rectamente abandonará la piedad para caer en la impiedad.»
El prefecto Rústico dijo:
«Si no hacéis lo que se os manda, seréis atormentados sin piedad.»
Justino respondió:
«Nuestro deseo es llegar a la salvación a través de los tormentos sufridos por causa de nuestro Señor Jesucristo, ya que ello será para nosotros motivo de salvación y de confianza ante el tribunal de nuestro Señor y Salvador, que será universal y más temible que éste.»
Los otros mártires dijeron asimismo:
«Haz lo que quieras; somos cristianos y no sacrificamos a los ídolos.»
El prefecto Rústico pronunció la sentencia, diciendo:
«Por haberse negado a sacrificar a los dioses y a obedecer las órdenes del emperador, serán flagelados y decapitados en castigo de su delito y a tenor de lo establecido por la ley.»
Los santos mártires salieron, glorificando a Dios, hacia el lugar acostumbrado y allí fueron decapitados, coronando así el testimonio de su fe en el Salvador.

martes, 31 de mayo de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Martes 7 de Pascua

Hechos 20,17-27



REFLEXIÓN

he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos.

La humildad podría estar en la conciencia, entre la complejidad de motivaciones de la conducta y el esfuerzo intencional por la buena fe, para que el impulso principal sea el más puro, sin rastro de egoísmo.

Las maquinaciones pueden considerarse las interpretaciones y críticas que caen sobre  una conducta y sobre su verdadera intención, dando por resultado el rechazo, menosprecio, envidia u hostilidad.

Pablo se califica como esclavo del Señor. Alguien que no tiene su propio señorío sino que otro lo ejerce. No se pertenece a sí mismo. Vive para predicar y fundar comunidades de cristianos. No se despega ellos porque sigue su evolución.

Su entrega le vale maquinaciones, oposiciones, malevolencias, conspiraciones, que se deshacen por la fuerza del Espíritu que lo lleva y acompaña.

Insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan y crean en nuestros Señor Jesús

El título de Jesús es el producto de la glorificación y exaltación de las comunidades en sus aproximadamente 50 años de caminar.

Un título imperial, con el que se reconoce al emperador romano, y una traducción del innombrable entre los judíos.

Una proclamación de fe, sobre la soberanía del Padre en su hijo Jesús, por encima de la teocracia hebrea y el dominio romano.

Algo peligroso y arriesgado de pronunciar para cualquiera que osara minimizar esos sendos liderazgos mundanos y afirmara el único dominio de Jesús.

Nosotros en algunas latitudes recibimos un credo, unas advocaciones, unos títulos gestados con valor y sangre de persecución, sin prestarles la debida consideración y acción de gracias.

Lo que nuestros labios cómodamente y aun de mala manera pronuncian, son los títulos de identidad de una comunidad creyente, perdida ya en la historia distante, defendida con martirio de sangre.

Quizás más bien otros cristianos de otras regiones, viviendo en minoría, están experimentando ese riesgo de siquiera confesar al Señor Jesús, en medio de creencias hostiles.

forzado por el Espíritu.

Las circunstancias de vida fuerzan un rumbo y a los ojos de la fe y el esfuerzo por el reino de Dios que es a favor de los pobres, los accidentes históricos son como las pulsiones del Espíritu, a las que hay que prestar atención y docilidad, aunque contraríen el egoísmo.

Si la actitud fundamental es esa docilidad, en medio de la tensión y los conflictos de la cotidianeidad, ha de producirse la paz del Espíritu, que es el que conduce. Esa serenidad dominante es la señal de que nuestra disposición es de buena fe.

No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios.

Penetrar en el sentido de misión que muestra el discurso que Lucas pone en la persona de Pablo, va más allá del individuo, precisamente porque ya no es solo de Pablo sino de la comunidad, que se lo apropia.

Todos estamos llamados y destinados a desarrollar una carrera, que entraña mucho más que el ideal profesional de nuestro tiempo. Porque se trata de la carrera de la vida con sentido y en plenitud.

No es lo mismo creer cuando no hay riesgo, que cuándo significa peligro para la libertad o la vida. Tantos cristianos hoy en algunas latitudes sufren persecución de gobiernos no creyentes o de otras confesiones. Sin embargo la tendencia a la tolerancia minimiza su sufrimiento y hasta los culpabiliza de extremismo. Así la oposición viene desde los mismos creyentes también. Hermanos que son más comprensivos con los de fuera que con los de la misma fe

no soy responsable de la suerte de nadie

Las personas son responsables de su propia suerte.

Lo que no quiere decir que me desentienda de los demás y procure servirlos, sobre todo los más débiles.

Pero en definitiva la decisión del propio destino o construcción de la vida es personal, porque se sustenta en la libertad y dignidad propias.

Incluso personas en cautiverio y sentenciados a muerte desde su libertad y dignidad, no arrebatadas y en sus últimas fuerzas, pueden construir un sentido trascendente.

En este rumbo Jesús crucificado es nuestra escuela de dignidad y libertad para asumir el propio destino, y su exaltación es la confirmación de que es el camino correcto, y único con salida.

Salmo responsorial: 67



REFLEXIÓN

y tu rebaño habitó en la tierra / que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres.

Hoy tantos por amenazas y daños contra su vida y propiedades, huyen a pasar penurias. Son desplazados que se convierten en migrantes refugiados. Imagen de la pobreza y miseria sobrevenidas por el odio y la venganza que alimenta la suspicacia y la división. Hermanos que excluyen a hermanos del sustento digno, la vida en armonía familiar y los arrojan a las tinieblas de la precariedad.

Muchos son creyentes y otros no tanto, pero son seres humanos, hijos de Dios, hermanos en Cristo, que tienen derecho a la vida y la dignidad.

Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación

Sólo la fe en un Señor tan cercano como para llevar nuestra carga nos da fuerza y esperanza de superar tantos límites, y luchar para que otra vida sea posible.

el Señor Dios nos hace escapar de la muerte

La importancia de los pobres, revelada por la Palabra como su predilección, es también la revelación del modo de ser del Señor y la clave de su intervención en nosotros.

El amor a los pobres muestra la calidad del amor de Dios, generoso hasta el extremo sin aguardar recompensa.

Muestra la calidad y sentido del existir de Dios revirtiendo la tendencia a la opresión y la injusticia que se ha colado en su creación, que es buena.

Muestra el designio de su voluntad como un proyecto que concita la buena voluntad de todo aquel inconforme con la injusticia de la desigualdad y la violencia que la mantiene como si fuera el verdadero orden.

Juan 17,1-11ª



REFLEXIÓN

De la vida eterna a los que le confiaste

Jesús es pues nuestro donante fundamental de vida, por encargo del Padre.

Una estrategia de la inteligencia y bondad del Padre para ultimar su proyecto de vida eterna.

Tememos la palabra eterna por el concepto inculturado e ideologizado que nos lo transmite. Es como sinónimo de congelación, de preservación aséptica, de lejanía y distancia, incluso de indiferencia y escapismo de las realidades que verdaderamente nos afectan como seres humanos.

La fe también es deconstrucción de la erosión de los términos y palabras, para volverlas a alinear con la revelación de la Palabra en palabras humanas.

Y vida eterna solo la captamos por el contraste con la vida efímera aunque se sienta plena, corriente.

Nosotros incansablemente ideamos, imaginamos, diseñamos un constructo de vida plena, para sentir que le estamos atinando a lo fundamental de nuestra existencia como personas y como pueblos.

A todo ese esfuerzo hay que decirle y persuadirle que todavía hay más en cuanto a la consecución de una plenitud.

La exhortación de la Palabra a través del tiempo está dirigida a mejorar nuestra capacidad de plenitud, a superar nuestras realidades plenas, a esperar mucho más y mejor, más allá de lo imaginable.

Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo

Todavía seguimos debatiendo en las diferentes culturas cuál es la metodología más apta para el conocimiento, el aprendizaje, la comprensión, la sabiduría.

La Palabra en Jesús de Nazareth glorificado nos lo ofrece con sencillez: la vida eterna se basa en el conocimiento del Dios verdadero y del mismo Jesús.

A medida que vivimos esforzadamente con autenticidad vamos entendiendo qué es verdaderamente conocer.

Y concluímos que sólo puede darse un conocimiento válido si abarca todos los aspectos que se articulan en la existencia humana.

En el acontecer de su servicio Jesús conoció a su Padre y con su Espíritu inspiró vida a sus creyentes.

Conocer a Jesús para compartir su vida es también la petición intensa que pone Ignacio de Loyola en la segunda semana de los ejercicios espirituales.

Un conocimiento que irá viniendo en el tiempo, en las circunstancias de la vida.

Y ellos han guardado tu palabra

En la plenitud de los tiempos se ha escenificado una realidad inédita: los hombres y mujeres guardan la Palabra.

Jesús entre los suyos, es una Palabra aceptada y convivida entre hermanos.

La koinonía o comunión vivida en la divinidad ha saltado por encima de su contención divina y se comparte ahora entre hermanos.

Y la predilección de la Palabra por los pobres muestra otro rasgo de revelación: los que nada o poco tienen, son llamados a una comunión de iguales, a un convivio de ágape.

En esa realidad novedosa el Señor se muestra saciando una profunda hambre y sed en la fraternidad de ágape.

Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado

Nos queda en este itinerario asimilar que Jesús es un revelador del Padre para plegarnos completamente en unión a ellos.

Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti

La experiencia que hacemos del mundo nos desgarra. Pero muchas veces no aprendemos a conocerlo. Es su don entender el mundo y desgarrarnos de él para entregarnos sin reserva al reino.

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