Lunes 10 de tiempo ordinario
1Reyes 17, 1-6
REFLEXIÓN
En estos años no caerá rocío ni lluvia si yo no lo mando
Confrontación
de poder entre Elías, voz de Dios y Ajab, rey de Israel.
Se ve
altisonante, y prepotente, porque se trata de mostrar quién domina más que
quién.
Por lo
pronto Elías domina la lluvia, para que venga la sequía.
Aunque
este Dios de Elías es atractivo por su celo indomable, no aparece en el hit
parade de las preferencias religiosas hoy.
Estamos
dominados por el Dios kenótico en Jesús, que se abaja para servir y solicita
nuestro seguimiento en ese caminar.
Bebe del torrente y yo mandaré a los cuervos que te lleven
allí la comida.
Por sus
servicios no le faltará al profeta qué beber y comer. Mientras el resto pasará
trabajos.
Otra
distancia con el Dios poco elitista que deja a su hijo pasar páramos, para que
su mensaje sea creíble.
Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la
tarde, y bebía del torrente
Elías
hace de su carne la dramatización individual de la suerte del pueblo en su
experiencia del éxodo, cuando comia maná y carne de aves, providencialmente
servidas por Yavé.
Jesús
también mostrará, en su itinerario de buenas obras para el pueblo, signos de
representar nuevamente la vida del pueblo de Dios, al que se guía al encuentro
en su reino de los cielos.
Salmo responsorial: 120
REFLEXIÓN
¿de dónde me vendrá el auxilio? / El auxilio me viene del
Señor
Tal es
el mensaje de Elías y de Jesús, cuando viven confiados de lo que oportunamente
les conceda la mano de su Dios.
No permitirá que resbale tu pie
El Señor te guarda de todo mal
Si bien
es cierto puede parecer poco solidario beneficiarse del favor del Señor, como
Elías, cuando otros pasan mal, es consolador saber que en Él tenemos quien vela
por nosotros, más allá de nosotros mismos.
Parece
mal argumento minusvalorar la providencia del Señor, oponiéndole la aparente
no-providencia visible en muchos.
Ha de
maldecirse al Señor y su bondad, porque su misterio no es patente en todo?
Mateo 5, 1-12
REFLEXIÓN
al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se
acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles
Los ojos
del evangelistas comunican su visión aceptable a sus lectores de comunidades
judeocristianas, formados en la cultura de la ley mosaica.
Jesús
asume el aura de un nuevo Moisés, cuya autoridad es imprescindible para moldear
la antigua Ley en nuevos moldes, con Espíritu nuevo.
No nos
imaginamos esos auditorios, tan radicales como hoy en ciertas convicciones
religiosas, aceptando este cambio si no hubiera un fundamento en la realidad de
las cosas.
"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es
el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que
tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios
de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa
de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros
cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.
Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo,
que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros."
No
deberíamos seguir reduciendo el sentido del pobre a las condiciones materiales
socio-económicas.
Pero
tampoco deberíamos atenuar la fuerza que tienen las condiciones materiales de
la pobreza para llamarnos a la conversión por el reino.
La nueva
legislación de Jesús, nuevo Moisés, se enfoca en los pobres, sufridos, los que
se activan por la justicia íntegra, pero también misericordiosos, los
transparentes desde el corazón, los que se esfuerzan por pacificar, los
acosados y perseguidos por el prejuicio, la suspicacia, por el miedo a perder
el poder y la riquezas acumulados.
Todos
ellos son pobres de espíritu. Pobres de Dios. Pobres con autenticidad, en
verdad.
Y de
pobres como éstos es el reino, hacen el reino de los cielos.
Quien
tome esta pobreza como transitoria, para salirse de ella en cuanto pueda, no es
para el reino de los cielos.
Este
reino esta constituido por verdaderos pobres siempre.
Quizás
así podamos penetrar en el sentido del dicho del Señor, que nos suena
enigmático, que afirma que a los pobres siempre los tendremos con nosotros.
Es que
las felicidades del reino tienen un sentido global, que abarca desde el pobre
no asido al bien material, con codiciosa posesión, hasta el activo testigo que
da fe de la justicia en la persecución, pasando por el pacificador
misericordioso que rehúye violentar conciencias.
Luego
también el favor del Señor se prodiga para quienes padecen persecución, como
Elías, por buscar la justicia de Dios.
Muchos
perseguidos por el brazo político de regímenes intolerantes, hacen gala de
entereza, estoicismo, sacrificio incluso de su vida personal, y así dan
testimonio de la actuación del Espíritu del Señor a favor de la causa de los
pobres y vulnerables. No obstante la vida regalada de algunos, llegada la hora,
se apasionan por un valor que los lleva a dejarlo todo, para arriesgar su
seguridad por un mensaje mesiánico que ayude a muchos.
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