sábado, 23 de julio de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 16 de tiempo ordinario

Jeremías 7, 1-11



REFLEXIÓN

Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar.Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones, si juzgáis rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotáis al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este lugar, si no seguís a dioses extranjeros, para vuestro mal, entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre.

Los cristianos nos enorgullecemos de haber superado la creencia del templo como lugar exclusivo de la habitación del Señor.

Incluso la presencia sacramental en el santísimo, para muchos de nosotros no motiva ala visita asidua al Señor.

Más bien manifestamos en las nuevas generaciones que el Señor está dentro de nosotros, que sólo hay que caer en cuenta de la presencia automática del Señor.

La voz del profeta, la Palabra nos quiere sacudir de ese conformismo: sin conducta y acciones justas no hay presencia ni convivencia.

La paradoja y escándalo de un continente bautizado cristiano en su mayoría, que mantenga la injusticia en sus acciones, como se mantiene la fe mágica en la presencia del Señor, es lo que nos debe inquietar.

No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: 'Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor.'

Por qué no tenemos verdadera seguridad en nada. Tu palabra enfatiza que sólo tú eres la seguridad. Y eso en la práctica, no se siente siempre, sino que nos asalta la duda, el temor, la incertidumbre.

Quizás por nuestra poca fe. Quién se encarga que nuestra fe permanezca y se mantenga sólida, o de pie?

Si tú no vienes a socorrernos aún en la fe que debemos tenerte, no permaneceremos.

Estar contigo es como lo contrario de estar en el mundo de hoy, que subraya la autonomía y la seguridad en uno mismo, sin subsidios.

Estar contigo es aceptar la dependencia de tu amor y que te necesitamos siempre.

Pero aun en esto según nuestro siglo, podemos resultar tan disminuídos que nos alejamos del ideal de un ser humano digno.

Es entonces una calle sin salida? Es otro modo de ser humano? Es otro sentido de dignidad? Está pasado de moda, e indigno de nosotros como seres humanos esta alianza de protección contigo?

O más bien tenemos que abrirnos a una comprensión y significado sin estrenar, que nos será revelado por ti oportunamente?

Ven Señor Jesús.

entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre

Porque la Tierra Prometida lo es en la medida que el bienestar está de acuerdo con los términos del Señorío de Dios.

Es leche y miel con el Señor. Si no es así el bienestar es una trampa degenerativa.

¿Creéis que es una cueva de bandidos este templo que lleva mi nombre?

Jesús expulsó del templo a los que comerciaban.

Sería una reducción hipócrita centrarse exclusivamente en el mecanismo del poder del mercado. Como si la denuncia al mercado nos librara de la hipocresía de actuar dolosamente e invocar al Señor con aires de justicia en su templo.

El pasaje evangélico que narra cómo Jesús de Nazareth expulsa a los mercaderes del templo, es una activación de la profecía de Jeremías, y según eso, el motivo de su acción no sería sólo lo que atañía a los comerciantes, sino también a toda presunción de seguridad de los creyentes sobre la presencia del Señor a pesar de sus iniquidades.

Porque la presencia del Señor ocurre mientras nos esforzamos en el proceso de realización del reino de justicia y amor.

Mientras proclamamos con la voz y las acciones la novedad de Jesús.

Salmo responsorial: 83



REFLEXIÓN

Dichosos los que viven en tu casa, / alabándote siempre. / Dichosos los que encuentran en ti su fuerza; / caminan de baluarte en baluarte

El paralelismo de este verso del salmo nos ayuda a ampliar el sentido de la presencia del Señor, ya que la alabanza se hace sinónimo de caminar, por lo que quedarse en la alabanza verbal, como indicio de la presencia del Señor, es ignorar que sólo es cumplida cuando actuamos la voluntad del Señor.

Si no, es otro género de hipocresía.

Mateo 13, 24-30



REFLEXIÓN

mientras la gente dormía,

dormir no es un lujo que puede permitirse la gente del Reino. Estar siempre alerta es lo recomendable.

"Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"

En nuestro afán de coherencia de la fe que profesamos y buscando conducirnos de acuerdo al designio del Señor, hemos de topar con la iniquidad mezclada con el bien en el mundo, en la realidad, aun en nuestro obrar de buena fe.

Es posible que reaccionemos, una vez caigamos en cuenta, llenos de celo para aniquilar ese mal, condenando y ejecutando su destrucción.

Sin embargo el juicio no es nuestra misión, sino la alerta. Porque el juicio está en manos del Señor a su debido tiempo.

Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero

Sin embargo el crecimiento de la cizaña es imparable.

La esperanza es que tiene su hora para ser eliminada.

Sólo podemos discernirla mientras llega esa hora, para que no malogre el trigo.

La discusión y debate entre los que disciernen lo que es o no cizaña puede llegar hasta la división y la formación de partidos o bandos.

En la historia de las iglesias y agrupaciones religiosas es común la discrepancia entre los asociados y miembros hasta llegar a la intolerancia y el cisma.

Por eso una voz que asuma el carisma de autoridad es importante para ofrecer un punto de referencia y orientación, para guiarse y mantenerse unidos en la misión del discernir en el reino de Dios.

Es importante desarrollar y mantener la capacidad autocrítica para no caer en el dogmatismo, que paradójicamente niega libertad después de haber exigido libertad de expresión.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1550805018709823489?s=20&t=MFc-j-jBy1PsK66aVp5yaA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Sábado, XVI semana

San Juan Crisóstomo Homilías sobre II Corintios 13,1-2

Sentimos el corazón ensanchado. Del mismo modo que el calor dilata los cuerpos, así también la caridad tiene un poder dilatador, pues se trata de una virtud cálida y ardiente. Esta caridad es la que abría la boca de Pablo y ensanchaba su corazón. «No os amo sólo de palabra –es como si dijera–, sino que mi corazón está de acuerdo con mi boca; por eso, os hablo confiadamente, con el corazón en la mano». Nada encontraríamos más dilatado que el corazón de Pablo, el cual, como un enamorado, estrechaba a todos los creyentes con el fuerte abrazo de su amor, sin que por ello se dividiera o debilitara su amor, sino que se mantenía íntegro en cada uno de ellos. Y ello no debe admirarnos, ya que este sentimiento de amor no sólo abarcaba a los creyentes, sino que en su corazón tenían también cabida los infieles de todo el mundo.

REFLEXIÓN

Un amor apostólico como el de Pablo, y muchos otros que lo seguirán, es incansable en sus gestos, acciones, sacrificios, que acompañan palabras sentidas y con sentido. Un testimonio que hace mella en nuestra credibilidad y nos inclina al contagio del buen obrar, convirtiéndonos a su vez en esforzados amantes de otros y otras, sin buscar reservarse a nadie con exclusividad.

Por esto, no dice simplemente: «Os amo», sino que emplea esta expresión más enfática: «Nos hemos desahogado con vosotros, sentimos el corazón ensanchado; os llevamos a todos dentro de nosotros, y no de cualquier manera, sino con gran amplitud». Porque aquel que es amado se mueve con gran libertad dentro del corazón del que lo ama; por esto, dice también: Dentro de nosotros no estáis encogidos, sois vosotros los que estáis encogidos por dentro. Date cuenta, pues, de cómo atempera su reprensión con una gran indulgencia, lo cual es muy propio del que ama. No les dice: «No me amáis», sino: «No me amáis como yo», porque no quiere censurarles con mayor aspereza. Y, si vamos recorriendo todas sus cartas, descubrimos a cada paso una prueba de este amor casi increíble que tiene para con los fieles. Escribiendo a los romanos, dice: Tengo muchas ganas de veros; y también: Muchas veces he tenido en proyecto haceros una visita; como también: Pido a Dios que alguna vez por fin consiga ir a visitaros. A los gálatas les dice: Hijos míos, otra vez me causáis dolores de parto; y a los efesios: Por esta razón, doblo las rodillas por vosotros; a los tesalonicenses: ¿Quién sino vosotros será nuestra esperanza, nuestra alegría y nuestra honrosa corona? Añadiendo, además, que los lleva consigo en su corazón y en sus cadenas. Asimismo escribe a los colosenses: Quiero que tengáis noticia del empeñado combate que sostengo por vosotros y por todos los que no me conocen personalmente; busco que tengáis ánimos; y a los tesalonicenses: Como una madre cuida de sus hijos, os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas. Dentro de nosotros no estáis encogidos, dice. Y no les dice solamente que los ama, sino también que es amado por ellos, con la intención de levantar sus ánimos. Y da la prueba de ello, diciendo: Tito nos habló de vuestra añoranza, de vuestro llanto, de vuestra adhesión a mí.