Santa Marta
1Juan 4, 7-16
REFLEXIÓN
Quien no ama no
ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Dios es
preferencia moral.
Preferir
es poner delante, anteponer.
Amar,
preferir en sentido moral, es ser, pertenecer a Dios, estar de su parte,
compartir con Él, formar parte de su vida.
Expresarlo,
manifestarlo, entregarlo.
Vivir
así al Señor no es un lecho de rosas sin espinas. Vivir la preferencia moral en
el mundo implica tomar decisiones y hacer elección. Usar de nuestra libertad y
orientarnos a los valores más profundos y trascendentes. Es vivir la justicia,
la misericordia, la unidad, la dignidad de persona.
Vivir
así causa reacciones favorables pero también desfavorables, porque hay quienes
se sienten mal por no ser preferidos, y reaccionan con violencia.
No todos
tienen la humildad y generosidad para aceptar que otros más vulnerables deban
ser preferidos moralmente.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios
envió al mundo a su Hijo único, parta que vivamos por medio de él. En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados
Jesús es
el signo sobre todo signo, de la preferencia hacia nosotros del Padre.
Su
propio hijo, entregado para salvarnos de nosotros mismos: nuestro pecado.
si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros
Ofeilo: adeudar
legítima y moralmente.
Estamos
en deuda para amarnos unos a otros porque Dios nos amó primero y de esa forma nos
prefirió y al hacerlo nos entregó a su hijo.
A Dios nadie lo ha
visto nunca
Va
contra la propia escritura que decía que Moisés como amigo de Dios le hablaba
cara a cara.
Se trata
de un enfrentamiento de dos revelaciones, o de sus portavoces humanos.
Dónde
está la radicalidad, la verdad, el sentido verdadero y auténtico?
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su
amor ha llegado en nosotros a su plenitud
Lo de
Moisés, según Juan no fue plenitud, sino que lo es el amor fraterno, la preferencia
moral que nos unifica.
Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en
Dios, y Dios en él.
Mantenerse
significa una actitud pro-activa, es esfuerzo constante por estar, sin cambiar
o dejar o abandonar. Los místicos muestran el don de la permanencia en el amor
de Dios, mediante estrategias para estar y seguir estando en su presencia,
amándolo y difundiendo su amor.
Salmo responsorial 33
REFLEXIÓN
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Solo
ellos, los humildes detectan el sentido profundo de la vida, la historia, la
existencia, por su vivencia del Señor.
Juan 11,19-27
REFLEXIÓN
"Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi
hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo
concederá."
Marta
cree en Jesús, pero su fe es más aferrada a la presencia fáctica de Jesús. Para
ella de eso depende que su hermano vuelva a vivir, no importa si lleva cuatro
días que ha fallecido. El reclamo que le hace no tiene mayor importancia ahora
porque ya Jesús está presente.
¿Crees esto?"
Jesús la
interpela desde donde expresa su fe. Él sí es capaz de dar la vida, sobretodo
la que permanece, que es la fundamental. La otra depende de eso.
Hay que
dar una vuelta a la lógica y al aprecio de la presente vida, que Lázaro no
tiene ya. Marta es llevada a confesar eso sobre Jesús: él sobretodo es vida
eterna si se cree en él.
Esta es
la construcción dialógica de Juan, expresada en varios de sus relatos:
Nicodemo, la Samaritana…
Una
catequesis que abre al creyente a una opción radical en Jesús, más allá de las
evidencias presentes.
La fe
vuelve así al sentido abrahamico: un salto de confianza en Jesús, aunque no
otorgue la vida presente, como signo de la eterna.
Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo
Y Marta
entra a fomar parte de aquellos que se convierten a la fe profunda, que espera
de Jesús la vida que permanece en el amor del Padre.
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