Miércoles
20 de tiempo ordinario
Año Par
Ezequiel 34, 1-11
REFLEXIÓN
¿No son las ovejas lo que tienen que apacentar los pastores?
Quién
pensó que la jerarquía debía obedecer? No es el sentido usual. Sin embargo
entre las revoluciones de cierto tiempo para acá que vivimos en el mundo, es
frecuente que se deponga –y violentamente- a la autoridad que no obedece a los
súbditos cuando reclaman.
Y
no importa el signo ideológico de las jerarquías, porque en algún momento se da
la coyuntura para desembarazarse de la autoridad para poner otra.
Incluso
en la democracia más perfeccionada toda autoridad elegida sabe que sus días
están contados hasta la próxima elección.
Os coméis su enjundia, os vestís con su lana; matáis las más gordas, y las
ovejas no las apacentáis. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las
enfermas, ni vendáis a las heridas; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis
las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes.
Es
una parábola de la autoridad cuyo poder se sirve de los súbditos para sus
intereses personales y egoístas.
Mis ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo por montes y
altos cerros; mis ovejas se dispersaron por toda la tierra, sin que nadie las
buscase, siguiendo su rastro.
Sin
embargo el Señor cuya autoridad y poder es indiscutible ofrece en su
intervención ante la creación y la historia una lección de servicio. Trabaja
hasta por el último y más olvidado de sus súbditos.
Por
eso cuidar de los pequeños y excluídos e invisibles de la sociedad es una
semejanza con el modo propio de obrar del servicio del Señor. En eso somos sus
colaboradores.
"Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su
rastro.""
Creemos
que Jesús de Nazareth encarna el nuevo modelo de pastor, según no relata el
evangelio.
Salmo responsorial: 22
REFLEXIÓN
Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre
La
disposición que nace de dentro de nuestro ser en seguir las mociones y el rumbo
de la Palabra en la conciencia es el seguimiento del Señor como Pastor, que nos
conduce por la vida verdadera.
Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me
unges la cabeza con perfume, / y mi copa rebosa
En
boca y corazón de Jesús este salmo implica su acción de gracias por la suerte
que le está afectando con su pasión y muerte en cruz.
Porque
él comió con sus adversarios y con el que lo entregó. Y en una comida fue
ungido como anticipo de su sepultura.
Todo esto lo vivía como una conducción de su Padre, Pastor
supremo y así nos enseñaba.
Mateo 20,1-16
REFLEXIÓN
Nadie nos ha contratado
La
ocupación plena es un objetivo deseado de las sociedades, pues asegura un nivel
de bienestar económico generalizado, y previene el malestar social, lo cual es
una amenaza para su estabilidad.
En
la parábola sobre el reino se muestra este ideal de ocupación plena, que
también era un problema en la Jerusalén de tiempos de Jesús.
Tal
ideal y la paga se muestran como dones gratuitos del Señor, dueño de todo.
Pero
no es mirado por todos de la misma forma. Para unos lo que es una paga
correcta, proporcionada y justa, para otros es una injusticia. Conclusión que
alimenta la comparación envidiosa.
Un agradecimiento que brota de tener ocupación y sustento,
sin envidias ni divisiones.
Y
la envidia no se cura con campañas publicitarias engañosas.
pensaban que recibirían más
Las
expectativas que nacen de las suposiciones que dicta nuestro auto merecimiento
y auto apreciación muchas veces nos enajenan de nuestro real valor, y en base a
a este auto engaño exigimos y protestamos por no ser tratados de acuerdo al
auto perfil.
Falla
nuestra auto crítica para establecer un balance honesto de nuestras fortalezas
y debilidades por un lado, y para aceptar de buen grado la valoración que se
hace de mí.
En
el terreno de la fe implica enfocarme más en lo que yo debo obtener y lo que se
me debe, que en la gratuidad y amor del Señor.
Cuando
nos abrimos a esa libertad del Señor y a la valoración que nos comunica a
través de los acontecimientos, nos liberamos de nosotros mismos y las
exigencias de nuestro ego.
¿Es que no tengo libertad para hacer lo quiera en mis
asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán
los primeros, y los primeros, los últimos".
Descubrimos
entonces que en el reino el servicio es la gloria que más nos plenifica y mejor
nos realiza en presencia del Señor.
De
esa convicción nace la paz del corazón y del Espíritu.
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