miércoles, 17 de agosto de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 20 de tiempo ordinario

Año Par

Ezequiel 34, 1-11



REFLEXIÓN

¿No son las ovejas lo que tienen que apacentar los pastores?

Quién pensó que la jerarquía debía obedecer? No es el sentido usual. Sin embargo entre las revoluciones de cierto tiempo para acá que vivimos en el mundo, es frecuente que se deponga –y violentamente- a la autoridad que no obedece a los súbditos cuando reclaman.

Y no importa el signo ideológico de las jerarquías, porque en algún momento se da la coyuntura para desembarazarse de la autoridad para poner otra.

Incluso en la democracia más perfeccionada toda autoridad elegida sabe que sus días están contados hasta la próxima elección.

Os coméis su enjundia, os vestís con su lana; matáis las más gordas, y las ovejas no las apacentáis. No fortalecéis a las débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis a las heridas; no recogéis a las descarriadas, ni buscáis las perdidas, y maltratáis brutalmente a las fuertes.

Es una parábola de la autoridad cuyo poder se sirve de los súbditos para sus intereses personales y egoístas.

Mis ovejas se desperdigaron y vagaron sin rumbo por montes y altos cerros; mis ovejas se dispersaron por toda la tierra, sin que nadie las buscase, siguiendo su rastro.

Sin embargo el Señor cuya autoridad y poder es indiscutible ofrece en su intervención ante la creación y la historia una lección de servicio. Trabaja hasta por el último y más olvidado de sus súbditos.

Por eso cuidar de los pequeños y excluídos e invisibles de la sociedad es una semejanza con el modo propio de obrar del servicio del Señor. En eso somos sus colaboradores.

"Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro.""

Creemos que Jesús de Nazareth encarna el nuevo modelo de pastor, según no relata el evangelio.

Salmo responsorial: 22



REFLEXIÓN

Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre

La disposición que nace de dentro de nuestro ser en seguir las mociones y el rumbo de la Palabra en la conciencia es el seguimiento del Señor como Pastor, que nos conduce por la vida verdadera.

Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con perfume, / y mi copa rebosa

En boca y corazón de Jesús este salmo implica su acción de gracias por la suerte que le está afectando con su pasión y muerte en cruz.

Porque él comió con sus adversarios y con el que lo entregó. Y en una comida fue ungido como anticipo de su sepultura.

Todo esto lo vivía como una conducción de su Padre, Pastor supremo y así nos enseñaba.

Mateo 20,1-16



REFLEXIÓN

Nadie nos ha contratado

La ocupación plena es un objetivo deseado de las sociedades, pues asegura un nivel de bienestar económico generalizado, y previene el malestar social, lo cual es una amenaza para su estabilidad.

En la parábola sobre el reino se muestra este ideal de ocupación plena, que también era un problema en la Jerusalén de tiempos de Jesús.

Tal ideal y la paga se muestran como dones gratuitos del Señor, dueño de todo.

Pero no es mirado por todos de la misma forma. Para unos lo que es una paga correcta, proporcionada y justa, para otros es una injusticia. Conclusión que alimenta la comparación envidiosa.

El reino se muestra como un dominio donde trabajo y paga pueden ser vistos con agradecimiento, como bendición del dueño de todo.

Un agradecimiento que brota de tener ocupación y sustento, sin envidias ni divisiones.

Un enfoque que desafía los proyectos de sociedad que elaboramos, en los que la envidia no se cuenta como mal común.

Y la envidia no se cura con campañas publicitarias engañosas.

pensaban que recibirían más

Las expectativas que nacen de las suposiciones que dicta nuestro auto merecimiento y auto apreciación muchas veces nos enajenan de nuestro real valor, y en base a a este auto engaño exigimos y protestamos por no ser tratados de acuerdo al auto perfil.

Falla nuestra auto crítica para establecer un balance honesto de nuestras fortalezas y debilidades por un lado, y para aceptar de buen grado la valoración que se hace de mí.

En el terreno de la fe implica enfocarme más en lo que yo debo obtener y lo que se me debe, que en la gratuidad y amor del Señor.

Cuando nos abrimos a esa libertad del Señor y a la valoración que nos comunica a través de los acontecimientos, nos liberamos de nosotros mismos y las exigencias de nuestro ego.

¿Es que no tengo libertad para hacer lo quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos".

Descubrimos entonces que en el reino el servicio es la gloria que más nos plenifica y mejor nos realiza en presencia del Señor.

De esa convicción nace la paz del corazón y del Espíritu.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1559875184127086594?s=20&t=nrVhLTYFGZ4C_7rIzkSa4w

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Miércoles, XX

San Agustín Sermón Caillau Saint-Yves 2, 92

Todas las aflicciones y tribulaciones que nos sobrevienen pueden servirnos de advertencia y corrección a la vez. Pues nuestras mismas sagradas Escrituras no nos garantizan la paz, la seguridad y el descanso. Al contrario, el Evangelio nos habla de tribulaciones, apuros y escándalos; pero el que persevere hasta el final se salvará. Pues, ¿qué bienes ha tenido esta nuestra vida, ya desde el primer hombre, que nos mereció la muerte y la maldición, de la que sólo Cristo, nuestro Señor, pudo librarnos? No protestéis, pues, queridos hermanos, como protestaron algunos de ellos –son palabras del Apóstol–, y perecieron víctimas de las serpientes. ¿O es que ahora tenemos que sufrir desgracias tan extraordinarias que no las han sufrido, ni parecidas, nuestros antepasados? ¿O no nos damos cuenta, al sufrirlas, de que se diferencian muy poco de las suyas? Es verdad que encuentras hombres que protestan de los tiempos actuales y dicen que fueron mejores los de nuestros antepasados; pero esos mismos, si se les pudiera situar en los tiempos que añoran, también entonces protestarían. En realidad juzgas que esos tiempos pasados son buenos, porque no son los tuyos. Una vez que has sido rescatado de la maldición, y has creído en Cristo, y estás empapado en las sagradas Escrituras, o por lo menos tienes algún conocimiento de ellas, creo que no tienes motivo para decir que fueron buenos los tiempos de Adán. También tus padres tuvieron que sufrir las consecuencias de Adán. Porque Adán es aquel a quien se dijo: Con sudor de tu frente comerás el pan, y labrarás la tierra, de donde te sacaron; brotará para ti cardos y espinas. Éste es el merecido castigo que el justo juicio de Dios le fulminó. ¿Por qué, pues, has de pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor que los actuales? Desde el primer Adán hasta el Adán de hoy, ésta es la perspectiva humana: trabajo y sudor, espinas y cardos. ¿Se ha desencadenado sobre nosotros algún diluvio? ¿Hemos tenido aquellos difíciles tiempos de hambre y de guerras? Precisamente nos los refiere la historia para que nos abstengamos de protestar contra Dios en los tiempos actuales. ¡Qué tiempos tan terribles fueron aquéllos! ¿No nos hace temblar el solo hecho de escucharlos o leerlos? Así es que tenemos más motivos para alegrarnos de vivir en este tiempo que para quejarnos de él.

REFLEXIÓN

Las protestas no deben ser reprimidas, sino encauzadas para que lleguen a algún fin provechoso al bien común. Una forma de encauzar es refiriéndolas a la tradición para que disminuya el narcisismo y el victimismo, por el cual parece que todo tiempo fue mejor, y  que los problemas actuales son desproporcionadamente mayores. La memoria histórica no sólo ayuda a prevenir, sino a mantenerse en la debida proporción, para no incurrir en peores daños para todos.