miércoles, 31 de agosto de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 22 de tiempo ordinario Año Par

1Corintios 3, 1-9



REFLEXIÓN

 

seguís los instintos carnales

 

Estamos hoy más carnales, más mundanos? Hay una dificultad globalizada para juzgar en el espíritu? La tecnología y las comunicaciones, así como el bienestar adormecedor, nos han hecho menos sensibles a su dimensión?

 

Mientras haya entre vosotros envidias Y contiendas, es que os guían los bajos instintos y que procedéis como gente cualquiera

 

Sí hay un elitismo del espíritu: el grupo de los creyentes que se conducen con una calidad de vida fraternal. No es una selectividad de carne y sangre.

 

Que se dan a todo nivel. Incluso entre los que luchan contra la injusticia.

 

Agentes de Dios que os llevaron a la fe,

 

El esfuerzo por la unidad y fraternidad con hermanos de otras religiones y creencias, sería incompleto sin el esfuerzo por la

 

 

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unión de las tendencias dentro de la Iglesia Católica.

 

Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios

 

Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, edificio de Dios.

 

Lo importante es que se cumpla la misión.

 

No hay espacio para protagonismos ni celotipias en la construcción del reino.

 

La perspectiva que somos colaboradores es un anticuerpo contra la infección de los primeros lugares y la envidia, y también es un antídoto cuando ya hemos sido contaminados y precisamos curarnos.

 

Las iniciativas pastorales no asumen con seriedad este espíritu colaborativo, que previene las disensiones e impedimentos que más bien se ponen entre sí.

 

Porque los del carisma social miran por encima del hombro y presunción a los litúrgicos o los catequizadores y así mutuamente.

 

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Miembros y participantes de comunidades religiosas se integran poco al conjunto de los hermanos de otros grupos.

 

si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado

 

Más bien esperarlo de sus manos generosas. Ni presionarlo ni arrebatarlo.

 

Nosotros somos colaboradores de Dios

 

Donde servimos y hemos de servir somos eso: colaboradores.

 

Asumirlo es costoso, pero pacificador.

 

Salmo responsorial: 32



REFLEXIÓN

 

el pueblo que él se escogió como heredad

 

Que pueblo de Dios es el convocado más allá de etnias, lenguas y fronteras es una enseñanza de la Palabra.

 

Un pueblo de Dios en proceso de transformación de su cultura de división y competitividad hacia la unión fraterna y colaboradora.

 

él modeló cada corazón, / y comprende todas sus acciones

 

 

 

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Por la intercomunión que tenemos en el Espíritu, también nosotros debiéramos comprender algo de su propio corazón y sus acciones, para así acoger gozosamente su designio.

 

Decir designio más que voluntad, es entender un sentido de flexibilidad y amplitud, que consulta la orientación de los participantes y lo adapta a sus necesidades.

 

Este sentido es más propicio para incitar la colaboración que una obediencia ciega o mecánica.

 

Lucas 4,38-44



REFLEXIÓN

 

pidieron que hiciera algo por ella. El, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó

 

Hoy no la increparía sino que la atacaría con antibióticos, según nuestra ciencia.

 

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Es que su mentalidad era menos evolucionada que la nuestra y efectivamente como hombre de su tiempo y ciencia, diagnosticaría con menos precisión la causa de la enfermedad?

 

O más bien, con mayor agudeza iría a la causa más profunda, al maligno y opositor al reino de Dios, que aporta salud y bienestar?

 

Los sinópticos empiezan la actuación curandera de Jesús de Nazareth, con la sanación de una fiebre, de un estado febril.

 

Tal febrilidad bien podría ser la condición del género y cultura humanas en cualquier tiempo y lugar de la historia, hasta nuestros días, como un síntoma del malestar que nos embarga, y cómo en pos de curación apelamos a toda suerte de remedios, hasta los más estrambóticos…pero la fiebre no se va.

 

La fiebre como criatura que obedece a su creador, se retiró.

 

 

 

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Es la visión de una realidad en la que se reconoce un autor por encima de todo, quien puede si quiere, cambiar el curso para bien.

 

Recuperada la salud, hay ánimo de servir de nuevo, en la suegra de Pedro.

 

Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera, se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando

 

Jesús de Nazareth como prototipo de hombre nuevo del reino, se conduce con un estilo entregado al servicio, atento al clamor del necesitado que se le acerca, que se le aproxima.

 

Producía la evolución sanadora del espíritu que repercutía en el cuerpo.

 

Nosotros gestionamos una estrategia desde afuera sobre el cuerpo, que prescinde de la sanación de lo profundo.

 

Incluso cuando se busca sanar mediante terapias lo profundo del inconsciente.

 

 

 

 

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Nuestra mentalidad moderna orientada a la tecnología y nuestro sentido de autonomía no dejan mucho espacio para una visión que reconoce a Jesús como sanador.

 

De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios

 

Como muestra de la sanación que llegaba como reino del Espíritu para el espíritu.

 

Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías

 

Porque su versión mesiánica interfería con la verdadera misión y designio del Padre.

 

Estaba desencadenando una resistencia que le iba a llevar a la muerte.

 

Y había que retrasarla para dejar el terreno preparado para el crecimiento consolidado del reino.Mas bien sabían que El era como mesías. Estaba por verse que tal mesías era.

 

En Jesús podría ser una estrategia pastoral, por su seguridad, más que una velación de su sello divino. En el evangelista podría ser un

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recurso catequético y didáctico para ir desvelando la naturaleza inédita del mesianismo de Jesús, que pasaba por su cruz: muerte y resurrección.

 

Su mesianismo es de abajo hacia arriba: su importancia surge de la colaboración que practica con los humildes para que asciendan.

 

Todo trabajo, tarea, actividad o misión emprendida para que la persona ascienda a su mayor dignidad es un seguimiento del mesianismo al estilo de Jesús, sobretodo si se trata de personas que están por perder la esperanza.

 

Al hacerse de día, salió a un lugar solitario

 

Jesús buscaba recuperar el sentido del designio para no dejarse tentar.

 

Orando mantenía la sintonía y la alerta contra cualquier interferencia por sutil que pareciese.

 

Jesús practicaba el discernimiento como fe activa en oración.

 

 

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Discernimiento permanente como oración.

 

La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.

 

Como esta tentación presentada por necesitados para que se quedara.

 

Ya había sido bien recibido. Se le reconocía y debió sentirse gratificado.

 

Pero su alerta lo impulsaba a mantenerse fiel en su colaboración con el designio.

 

"También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado."

 

En Lucas este destino y este dei(tengo que) adquiere una apertura que se hará buena en el correr de la historia.

 

El anuncio es también para otros pueblos.

 

El anuncio no es violencia de conquista, ni imposición, ni coerción, ni venta.

 

Es fuerza por sí mismo.

 

 

 

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Y no necesariamente para encarnarse en una uniforme estructura eclesiástica que obliga a todos.

 

predicaba en las sinagogas de Judea.

 

No parece que Jesús ponga rancho aparte o propia carpa.

 

Se mantiene en el judaísmo común, acude a la sinagoga y desde allí propone su reforma y restauración. O habrá que decir: revolución?

 

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1564945063129616386?s=20&t=NBjHbFMMcjyOakswjAvchw

BEATO CARLO


 
Del Comentario de Orígenes, presbítero, sobre el evangelio de san Juan
(Tomo 10, 20: PG 14, 370-371)
 
CRISTO SE REFERÍA AL TEMPLO DE SU PROPIO CUERPO

 

Destruid este templo y yo lo levantaré en tres días.

Creo que en esta frase los judíos representan a los hombres carnales, entregados a la vida de los sentidos. Indignados al ver que Jesús había arrojado a los que con sus actos convertían la casa del Padre en lugar de negocios, pedían al Hijo de Dios, a quien ellos no reconocían, un signo con el que probara su autoridad para obrar de esta forma. El Salvador les dio entonces una respuesta en la que se refería tanto a su cuerpo como al templo sobre el que ellos preguntaban. En efecto, al decir ellos: ¿Qué señal nos das que justifique lo que haces?, Jesús responde: Destruid este templo y yo lo levantaré en tres días.

 Según mi parecer, tanto el templo como el cuerpo de Cristo pueden llamarse, con toda verdad, figura de la Iglesia, pues la Iglesia, construida de piedras vivas, edificada como templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, cimentada sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y teniendo al mismo Cristo Jesús como piedra angular, puede llamarse templo con toda razón. Por ello la Escritura afirma de los fieles: Vosotros sois cuerpo de Cristo, y sois miembros unos de otros. Por tanto, aunque el buen orden de las diversas piedras viniera a derribarse, aunque los huesos de Cristo fueran dispersados por las embestidas de la persecución, o los tormentos con que nos amenazan los perseguidores pretendieran destruir la unidad de este templo, el templo sería nuevamente reconstruido y el cuerpo resucitaría al tercer día, es decir, pasado el día del mal que se avecina y el de la consumación que lo seguirá.

 Porque llegará ciertamente un tercer día y en él nacerá un cielo nuevo y una tierra nueva, cuando estos huesos, es decir, la casa toda de Israel, resucitarán en aquel solemne y gran domingo en el que la muerte será definitivamente aniquilada. Por ello podemos afirmar que la resurrección de Cristo, que pone fin a su cruz y a su muerte, contiene y encierra ya en sí la resurrección de todos los que formamos el cuerpo de Cristo. Pues de la misma forma que el cuerpo visible de Cristo, después de crucificado y sepultado, resucitó, así también acontecerá con el cuerpo total de Cristo formado por todos sus santos: crucificado y muerto con Cristo, resucitará también como él. Cada uno de los santos dice, pues, como Pablo: Líbreme Dios de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo; por él el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Por ello de cada uno de los cristianos puede no sólo afirmarse que ha sido crucificado con Cristo para el mundo, sino también que con Cristo ha sido sepultado, pues, si por nuestro bautismo fuimos sepultados con Cristo, como dice san Pablo, con él también resucitaremos, añade, como para insinuarnos ya las arras de nuestra futura resurrección.