jueves, 26 de enero de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Santos Timoteo y Tito

2Timoteo 1,1-8



REFLEXIÓN

llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús

Cuál es la vida prometida en Cristo Jesús? Y por qué hay sectores en aumento a los que no entusiasma tanto?

De acuerdo a la encuesta http://redcresearch.ie/wp-content/uploads/2012/08/RED-C-press-release-Religion-and-Atheism-25-7-12.pdf

Se puede observar en las sociedades ricas o en proceso de riqueza una tendencia a la pérdida de religiosidad, mientras en las menos ricas hay una tendencia a incrementarse o mantenerse.

Es importante el mensaje de la Palabra sobre la vida que Jesús vivió y la que ofrece, y a la propagación de la cual se ufana Pablo en su carta.

Y sí podemos captar de esa vida algo que parece fundamental:pobreza y familiaridad con Dios Padre.

Los que luego emulan a Jesús y le siguen en diferentes momentos de la historia, en su mayoría destacan la pobreza y la unión con el Señor.

La pobreza y el amor a los pobres como estilo de vida y la comunión con el Padre son nuestros referentes en la participación de la vida nueva que Jesús nos comunica.

Eso nos lleva a una revisión de nuestro sentido de pobreza y cómo la vivimos. Y a su vez como esto contribuye a nuestra familiaridad con Dios.

refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú

La fe en la vida que nos ofrece y comparte Jesús, no brota como un hongo al azar, aunque Dios todo lo puede.

Como don suele estar asociado a las condiciones favorables familiares que la cuidan y la nutren.

Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios

El anhelo de evangelizar la vida nueva de Jesús es como un signo de cuán viva es en nosotros, y además de compartirla nos hace caer en cuenta de su importancia.

Pero evangelizar desde algún tipo de riqueza y autosuficiencia es una paradoja que esteriliza los esfuerzos en ese sentido.

Salmo responsorial: 95



REFLEXIÓN

Proclamad día tras día su victoria

La victoria del Señor se ha querido amarrar a nuestra fuerza testimonial. Y ésta no produce el efecto deseado si es una riqueza prepotente. La vida pobre es un lenguaje más persuasivo cuando comunica el don del Señor.

Porque cuando menos aferrados estamos a todo y nos vacíamos, somos más capaces de compartir y entregarnos con mayor generosidad. Así mostramos mejor la vida de Jesús.

Lucas 10,1-9



REFLEXIÓN

No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias

Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, por que el obrero merece su salario

comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya

"Está cerca de vosotros el reino de Dios.""

Cuándo acercamos la vida de Jesús a los otros? Cuando actuamos con desprendimiento, en pobreza activa y viva. No en pobreza que signifique carencia, sino que muestre plenitud de bienes evangélicos:amor, paz, justicia, fraternidad.

Entonces la vida de Jesús prometida brota como un reino, un orden, una disposición de todas las cosas y de las relaciones.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1618575350883311617?s=20&t=tq4G-Ov17bdGdgptvHEqew

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo
(Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50. 477·480) 

Qué es el hombre, cuán grande su nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos colegir sobre todo de la persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: Olvidando lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que veo por delante; y, al presentir la inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo: Alegraos y congratulaos conmigo; y, al pensar en sus peligros y oprobios, se alegra también y dice, escribiendo a los corintios: Vivo contento en medio de mis debilidades de los insultos y de las persecuciones; incluso llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de gran provecho.

REFLEXIÓN

Nuestro tiempo actual, tomando en cuenta el volumen de reclamos y quejas, amparados en derechos supuestos o reales, se ha debilitado la actitud de energía como la del apóstol, que sigue sin mirar atrás y no gasta tiempo en lamer sus heridas. Lo cual no debe ser una argumentación a favor de la insensibilidad con las víctimas verdaderas e inocentes de los diferentes abusos que producimos.


Y así, en medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo: Gracias sean dadas a Dios, que en todo tiempo nos lleva en el cortejo triunfal de Cristo. Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue. La única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenía sin cuidado. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.

REFLEXIÓN

Lo único, lo que más deseaba era agradar a Dios. Su magis, la estatura máxima que se deseaba alcanzar era la identificación con el beneplácito de Dios. Lo cual por ser un Misterio de fe, entregado a nuestro discernimiento por obediencia de fe, no es fácil de determinar, porque todos amamos nuestra opinión por encima de todo, incluso en formas sutiles de búsqueda de nosotros mismos, no importa que probada santidad sea la nuestra.

Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte sin él, de los más encumbrados y honorables.
Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.
Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en sí mismas, ni duras ni suaves.
Las realidades presentes las despreciaba como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.
Consideraba como un juego de niños la muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir algo por Cristo.