Año Impar
Hebreos
10,32-39
REFLEXIÓN
Recordad aquellos
días primeros, cuando, recién iluminados,
soportasteis múltiples combates y sufrimientos: ya sea cuando os exponían
públicamente a insultos y tormentos, ya cuando os hacíais solidarios de los que
así eran tratados
Quizás todavía nuestro martirio no llegue al
derramamiento de sangre ni a la tortura. No por eso se nos ahorran las oportunidades
para testimoniar la fe y los principios que la conciencia iluminada por la fe
extrae.
Porque vivimos en un mundo que presta mucha
atención, asentimiento y aprobación a lo que los medios de comunicación masiva
publicitan en complicidad con el mercado y la ganancia económica.
De tal manera que parece inconcebible que el
secreto no sea complicidad y no se permite pensar en la posibilidad que sea una
protección de la dignidad de la persona humana.
Descubrir secretos se tiene como una
evidencia de culpabilidad, que en sí misma es una sentencia. Y así la exuberancia
mediática además de desvelar es juez.
Hemos llegado al punto que emotivamente nos
cuesta refrenar la opinión que condena, sin esperar a ponderar otros hechos y a
iluminarlos por principios evangélicos y éticos.
Nuestro martirio actual entonces podrá
consistir en la manifestación ecuánime de nuestra opinión a la luz del
evangelio aunque no goce de una mayoría de votación. Porque la votación
mayoritaria no hace de una falsedad una verdad.
No renunciéis,
pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa
Se trata de una valentía que no recibe galardón
mediático alguno. Ni figura en alguna lista de popularidad para asegurar algún
beneficio material.
Salmo responsorial: 36
REFLEXIÓN
Confía en el Señor
y haz el bien
Porque si peleamos la causa del Señor Él
sacará nuestra lucha de la frustración final.
El Señor asegura
los pasos del hombre
La seguridad que tanto anhelamos como
individuos y sociedad no se obtendrá con armas, ni represión sino con la valentía
de la conciencia iluminada por el evangelio.
Marcos 4,26-34
REFLEXIÓN
El reino de Dios se
parece
Son las claves de Jesús para entender y
entenderse con el Reino, en el mundo y en la vida ordinaria.
La vida que discurrimos son visos de la vida
definitiva.
Y podemos ayudarnos de lo que acontece para
asomarnos a lo profundo, donde se debate el final.
la semilla germina
y va creciendo, sin que él sepa cómo
El reino tiene su propia energía, la del
Señor, no le hace que requiera nuestra colaboración.
La vida de Dios está en el mundo. No sabemos
cómo, pero está.
Su presencia se nos actualiza en diferentes
coyunturas y momentos.
Lo que parece exclusivo protagonismo
nuestro, tiene una asistente misterioso que consiste en la vida de Dios.
Reconocerlo es un aprendizaje para la
conciencia, que vivencia al Padre como un acompañante de su crecimiento,
mientras camina en su existencia mundana.
Porque en toda esta gesta evangélica no nos
podemos tampoco considerar actores únicos e irremplazables hasta el extremo de
hundir la causa del reino.
Ya que el dueño de la mies sigue trabajando
en todo, como en la semilla que sigue creciendo mientras dormimos.
"¿Con qué
podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de
mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después
brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que
los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas."
Muchas otras parábolas o semejanzas podemos
inventar, porque nos alienta la palabra de Jesús.
La creatividad en encontrar esos visos de
presencia es parte del Espíritu del Señor que nos alienta.
Sin embargo, Jesús les afirmaba lo
contrario: que el Reino de Dios nacía de los pobres, de los marginados, de los
pecadores, es decir, del desecho de la sociedad... que los poderosos, empezando
por los del templo, tenían que cambiar de vida... que los ricos debían
compartir con los pobres sus riquezas, para así devolverles lo que habían
robado
No es un automatismo evidente: el desecho de
la sociedad. No es una fenomenología e identificación sociológica, o
científico-social, aunque se apoye en ello. Los salvados son decisión de Dios,
y una condición social no es garantía de salvación.
En la aparición y crecimiento de este reino
se da una desproporción: lo más pequeño origina lo más grande, y no puedo medir
lo uno por lo otro.
La humildad y el silencio de largas
temporadas puede ser el presagio de una vida potente, que explosionará en algún
momento, más que la paz de los sepulcros.
Todo aquél que honestamente se deja formar
por la palabra en el tiempo oportuno, ofrecerá un testimonio relevante, también
oportuno.
Porque es posible que otros vengan a unirse
a este testimonio, atraídos por su vitalidad y fortaleza. Y en encuentren en él,
el sentido de su propia fe.
Todo se lo exponía
con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado
Es la finalidad de un buen educador de la fe
como Jesús: que entiendan.
Se trata de una cadena que formamos en la
fraternidad, en la que unos a otros nos vamos formando y explicando las
parábolas de la vida con sentido de reino. Somos a la vez unos para otros
maestros y alumnos.
Es
posible que la experiencia histórica enseñara a las comunidades, y el evangelio
que transmiten, a fijarse en el sentido diverso para la comprensión del mensaje
de Jesús de Nazaret.
Un grupo
con un seguimiento más íntimo y cercano recibía explicaciones adicionales, dada
la evolución escandalosa de los hechos: pasión y muerte de Jesús.
Esta
suerte del Señor Jesús no era suficientemente entendida por otros, que
desfallecían.
La pieza
clave para pasar de una a otra comprensión era el acontecimiento pascual:la
resurrección de Jesús por su Padre.
No
podemos decir que ese problema no exista en nuestros días, ante la diversidad
de comprensiones del mensaje de Jesús de Nazaret.
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