martes, 7 de febrero de 2023

BEATO CARLO

 

De las Homilías de Orígenes, presbítero, sobre el libro del Génesis
(Homilía 8, 6. 8. 9: PG 12, 206-209)
 
EL SACRIFICIO DE ABRAHAM

 

Tomó Abraham la leña del holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. El hecho de que llevara Isaac la leña de su propio holocausto era figura de Cristo, que cargó también con la cruz; además, llevar la leña del holocausto es función propia del sacerdote. Así, pues, Cristo es a la vez víctima y sacerdote. Esto mismo significan las palabras que vienen a continuación: Los dos caminaban juntos. En efecto, Abraham, que era el que había de sacrificar, llevaba el fuego y el cuchillo, pero Isaac no iba detrás de él, sino junto a él, lo que demuestra que él cumplía también una función sacerdotal.

¿Qué es lo que sigue? Isaac -continúa la Escritura- dijo a su padre Abraham: «Padre.» Ésta es la voz que el hijo pronuncia en el momento de la prueba. ¡Cuán fuerte tuvo que ser la conmoción que produjo en el padre esta voz del hijo, a punto de ser inmolado! Y, aunque su fe lo obligaba a ser inflexible, Abraham, con todo, le responde con palabras de igual afecto: «¿Qué deseas, hijo mío?» El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña: pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?» Abraham le contestó: «Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.»

 Resulta conmovedora la cuidadosa y cauta respuesta de Abraham. Algo debía prever en espíritu, ya que dice, no en presente, sino en futuro: Dios proveerá el cordero; al hijo que le pregunta acerca del presente le responde con palabras que miran al futuro. Es que el Señor debía proveerse de cordero en la persona de Cristo.

 Abraham tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abraham, Abraham!» Él contestó: «Aquí me tienes.» Dios le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo, ni le hagas nada. Ya he comprobado que temes a Dios.» Comparemos estas palabras con aquellas otras del Apóstol, cuando dice que Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros. Ved cómo Dios rivaliza con los hombres en magnanimidad y generosidad. Abraham ofreció a Dios un hijo mortal, sin que de hecho llegara a morir; Dios entregó a la muerte por todos al Hijo inmortal. Abraham levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en los matorrales. Creo que ya hemos dicho antes que Isaac era figura de Cristo, mas también parece serlo este carnero. Vale la pena saber en qué se parecen a Cristo uno y otro: Isaac, que no fue degollado, y el carnero, que sí fue degollado. Cristo es la Palabra de Dios, pero la Palabra se hizo carne.

 Cristo padeció, pero en la carne; sufrió la muerte, pero quien la sufrió fue su carne, de la que era figura este carnero, de acuerdo con lo que decía Juan: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. La Palabra permaneció en la incorrupción, por lo que Isaac es figura de Cristo según el espíritu. Por esto Cristo es a la vez víctima y pontífice según el espíritu. Pues el que ofrece el sacrificio al Padre en el altar de la cruz es el mismo que se ofrece en su propio cuerpo como víctima.


lunes, 6 de febrero de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 5 de tiempo ordinario

Año Impar

Génesis 1,1-19

1. CABEZA Elohim creó los cielos y la tierra,

2. la tierra era ajetreo y bullicio,

una oscuridad sobre los rostros del abismo,

pero el soplo de Elohim flotaba sobre la faz de las aguas.

3. Elohim dijo: “Habrá luz. »

Y es una luz.

4. Elohims ve la luz: ¡qué bien!

Elohims separa la luz de la oscuridad.

5. Elohim clama a la luz: “Día. »

En la oscuridad había gritado: “Noche. »

Y es tarde y es mañana: día uno.

6. Dijo Elohim: “Habrá un techo en medio de las aguas:

es separar entre las aguas y entre las aguas. »

Elohims hace el techo.

7. Separa las aguas debajo del techo de las aguas en el techo.

Y es así.

8. Elohim grita al techo: “Cielos. »

Y es tarde y es mañana: segundo día.

9. Elohim dijo: “Las aguas se alinearán debajo de los cielos

a un solo lugar, se verá lo seco. »

Y es así.

10. Elohims clama a los secos: “Tierra. »

En la alineación de las aguas, había gritado: “Mares. »

Elohims ve: ¡qué bien!

11. Dijo Elohim: “La tierra sembrará hierba,

semilla de siembra de hierba,

árbol frutal que da fruto según su especie,

cuya simiente está en él sobre la tierra. »

Y es así.

12. La tierra saca la hierba,

semilla de siembra de hierba, para su especie

y árbol fructífero, cuya semilla está en él, por su especie.

Elohims ve: ¡qué bien!

13. Y es tarde y es mañana: tercer día.

14. Elohims dice: “Harán candelabros en el techo de los cielos,

para separar el día de la noche.

Son para signos, citas, días y años.

15. Son candelabros en el techo de los cielos para iluminar en la tierra. »

Y es así.

16. Elohim hace los dos grandes candelabros,

el gran candelabro para el gobierno del día,

el pequeño candelabro para el gobierno de la noche y las estrellas.

17. Los da Elohim al techo de los cielos para iluminar sobre la tierra,

18. para gobernar el día y la noche,

y para separar la luz de las tinieblas.

Elohims ve: ¡qué bien!

19. Y es tarde y es mañana: día cuatro.

 



REFLEXIÓN

Al principio creó Dios el cielo y la tierra

Desde una lectura interpersonal hay que añadir: para uds. Porque el destino de la creación, con evolución o sin ella, es el ser humano como cuidador. Se nos da una misión y responsabilidad,  no una herencia para que hagamos lo que caprichosamente queramos.

La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla.

Esta informidad caótica, elemento de una cosmología antigua, nos advierte que sigue estando próxima, como se advierte en la tendencia a la desorganización y ruina que se da en diferentes partes del planeta, con y sin intervención humana.

Por eso es una naturaleza creada pero en riesgo. La regresión al caos es un riesgo sistémico. Y el ser humano alguien desafiado por el riesgo del caos a cada paso.

Una señal de los tiempos sobre el caos que puede sobrevenir es la fuerza emotiva, hoy tan destacada y enfatizada, que igual que motiva a cosas sublimes, nos lanza al desastre.

Parecen términos semejantes a los de la ciencia sobre el inicio del universo o de la tierra. Solo que desde el principio del texto se plantea una creación por parte de un Ser Supremo.

Y separó Dios

El caos se va domando por las sucesivas separaciones: luz, agua, tierra, especies del mar, del suelo y del aire. Luces abajo y luces arriba en el cielo. Separación pero no destrucción del contrario, de las tinieblas, del caos, el cual está retenido solamente.

Y asomará de tiempo en tiempo para dar a entender que el orden no es absoluto. El cuidador ha de dormir siempre con un ojo abierto, en vigilancia.

De ahí el constante asedio del caos por doquier, para tentar nuestra confianza en el Creador y su obra.Y llamarnos a la responsabilidad, un compromiso inicial y básico

Y vio Dios que era bueno

La Palabra viene en nuestra ayuda para darnos confianza en la obra del Señor y alabarlo por la seguridad que nos dona. Una seguridad en el orden que se afirma históricamente, y nos revela que estamos en las manos de su designio de salvación.

Salmo responsorial: 103



REFLEXIÓN

¡Dios mío, qué grande eres!

La lectura teleológica del universo y la creación como don del Señor hacia nosotros, es un don para nuestro razonar razonable y afectivo? Es un don para la libertad en el reconocimiento del Creador? La alabanza por esta magnificencia es un don del Señor que nos llama a la unión agradecida y amorosa?

la luz te envuelve como un manto

Uno de los elementos más nombrados en relación al ser y presencia del Señor.

Una luz increada que buscamos anhelosamente desde todos los puntos, en todas las culturas, las ciencias, los conocimientos y  sabidurías, y que la Palabra nos dona gratuitamente a los que vivimos de fe en fe.

Cuántas son tus obras, Señor, / y todas las hiciste con sabiduría;

Las obras del Señor son buenas, se mantienen en un rumbo benefactor mientras no son desquiciadas. El agente que pervierte es el humano, que sabe lo que hace y piensa más en sí y los suyos que en los demás

Marcos 6, 53-56

53. Cruzan, desembarcan en Guinneissar y desembarcan allí.

54. Al salir del barco, se le reconoce rápidamente.

55. Viajan por todo este país.

Empiezan a traerle en los jergones a los que sufren,

donde escuchan que está.

56. Dondequiera que llegue, pueblos, ciudades o campos,

en los mercados, ponen a los tullidos y le suplican

que sólo les permitieran tocar las sisitas de su manto.

Todos los que lo tocan se salvan

 



REFLEXIÓN

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos

Es como alentar la magia y el materialismo de la curación. Pero eso no está rechazado, antes lo contrario, en el evangelio. Acercarse al Señor por necesidad no es desdeñable. Quizás sí reducir la relación con él a eso solamente.

Se trata de un relato que expresa un tipo, una generalidad para perfilar una actuación de Jesús de Nazaret por un tiempo indeterminado y la acogida de la gente a su sanación. Pasó haciéndolo bien.

Según los entendidos un resumen o recapitulación en el relato evangélico es una ficción técnica para cubrir un espacio de tiempo y espacio con las actividades de Jesús y su repercusión.

Nos da la imagen de un incesante predicador itinerante y curador cuya fama se va ampliando en las aldeas.

Nos da a entender la intensidad de la entrega a una tarea asumida para establecer un reino, un dominio, una creación.

Está Jesús enmendando la creación de Dios? Si advertimos que nunca el caos ha desaparecido sino que amenaza y aparece aleatoriamente, sabremos que la misión de Jesús no carece de necesidad y su pretensión se justifica.

Se busca una nueva creación, un orden más acabado, una seguridad definitiva, una colaboración humana más decidida en su responsabilidad de cuidar la creación.

Jesús nos enseña y guía para reparar y recrear infatigablemente, sin dejarnos vencer por el asomo de caos y tinieblas, con las arras del Espíritu de la nueva vida inaugurada en su Resurrección.

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