Miércoles
Santo
Isaías 50, 4-9
REFLEXIÓN
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido una palabra de aliento
Un creyente es un discípulo, si cree en Jesús de Nazareth.
Por eso nuestra devoción, aunque sana, no debe estancarse en la adoración
estática, ni de símbolos ni de imágenes.
Quien se sienta atraído a Él, debe asumir su causa, su reino
que es el dominio del Padre.
Se trata de una dedicación con entrañas de misericordia,
lejos de avasallar, imponer u obligar.
Porque es dando que recibimos, entregando que nos devuelven,
amando que somos correspondidos.
En un proceso de escucha por fe de la Palabra, se da una
alerta frecuente en la conciencia sobre temas, actitudes, afectos, que
progresivamente se revelan como inéditos, autónomos, que salen a nuestro
encuentro.
Es una Palabra silente pero interpelante, viva, disponible
siempre para quien quiera escuchar.
Los videntes, místicos, espirituales han logrado involucrarse
y profundizar de tal modo en este proceso abierto a todos por fe, que nos
comunican su sensibilidad de un Dios viviente y amoroso, y su voluntad de
salvación.
La llave para ingresar a este proceso es un conversión de
gracia a la Palabra, el arrepentimiento honesto de su desvío, y la esperanza
puesta en el Señor fiel.
En el proceso la Palabra se hace escuchar en las
circunstancias de la vida, en los seres humanos, en la creación y en lo
profundo de nosotros, construyendo una sintonía y una armonía, que incluye
contrastes.
¿quién probará que soy culpable?
La agonía frecuente de la culpabilidad marchita nuestro gozo
de vivir. Es una artimaña para dejarlo todo y abandonar el esfuerzo de la
conversión. La invitación al camino ancho que lleva a la perdición.
Estas palabras además de posibles en la voz de Jesús, en su
pasión, pueden ser apropiadas por tantos que en su nombre hacen su itinerario.
Como la mujer adúltera a quienes varios querían apedrear, y Jesús confrontó en
silencio sus pasados, inhibiendo la ejecución. Ella pudo decir entonces : quién
probará que soy culpable?
Ofrecí la espalda a los que golpeaban, la
mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos.
Jesús asume con actitud serena más que estoica, alentado por
un amor a su Padre y al mundo, que el Padre quiere salvar. Jesús afronta la
rebeldía, el odio hacia lo que se ignora como bien. Esa rebeldía provoca la
tentación de castigo y rechazo. Pero el Espíritu inspira hacia la contemplación
de un bien posible, más allá de esa apariencia.
Jesús ama el bien de la gente, más allá de su propio bien. Es
un despojo radical de la apariencia de dignidad e inocencia, para profundizar
en la justicia –misteriosa- del Padre.
Salmo responsorial 68
REFLEXIÓN
Por ti he aguantado afrentas, / la vergüenza
cubrió mi rostro. / Soy un extraño para mis heermanos, / un extranjero para los
hijos de mi madre; / porque me devora el celo de tu templo, / y las afrentas
con que te afrentan caen sobre mí.
Jesús como los profetas, tiene un vínculo único con el Señor
Dios de Israel y sienten como suyo lo que afecta su gloria. Es una
identificación especial entre un humano y la divinidad. Va más allá de un
interés o beneficio, y tiene que ver con su salvación: ese dominio benéfico y
benefactor de todo, en el que la vida en toda su riqueza se hace posible.
Esta definición de una situación es nítida en el caso de
Jesús, aunque si tomamos en serio su identificación con nosotros, y lo que dice
la escritura, que él aprendió sufriendo a obedecer, no se le debió ahorrar la
duda sobre su inocencia. Jesús pudo dudar de su inocencia a pesar de serlo ante
Dios. La justificación por parte del Señor vino después y lo glorificó,
exponiendo que en efecto era un justo.
Quizás Job no hubiera sido tan sensible a las críticas de sus
presuntos amigos, si estuviera totalmente seguro de que ellos no llevaban
razón. A pesar de su inocencia pudo albergar la duda, y la inquietud sobre el
verdadero juicio de Dios. Esta agonía humana, sufrir sin saber si hay o no
causa proporcionada para ese sufrimiento, no le pudo ser ajena al mediador
perfecto que es Jesús.
Jesús fue en su dolor el blanco de la idolatría: es el fondo
teológico de tanto sufrimiento. Contra él se estrellan entonces y ahora las
imágenes, ideologías, concepciones, subjetividades y veleidades en la
concepción de la divinidad. Porque Jesús es la auténtica imagen del Dios Padre
de todos. Y también como Emmanuel, contra él se estrellan los constructos sobre
el ser humano, que fueron y son.
Espero compasión, y no la / hay, /
consoladores, y no los encuentro
Quien vive así no se contenta con cualquier paliativo. No
descansa en cualquier excusa o disculpa. Vivir al Señor y su designio es una
pasión, que se vive aún contra los propios intereses.
En mi comida me echaron hiel, / para mi sed me
dieron vinagre
El discipulado de Jesús se constituye a su semejanza con
hombres y mujeres buenos a toda prueba. Rabiosamente buenos y justos.
Son aquellos que crecen en la capacidad de superar el mal con
bien, justicia y amor, cada día.
Que el Señor escucha a sus pobres, / no
desprecia a sus cautivos
Este es el designio del Señor: los menos favorecidos hallarán
salvación.
Seguir dando gracias en medio de la aflicción es un prodigio
del Espíritu, que transforma en holocausto cualquier pasión.
Mateo 26, 14-25
REFLEXIÓN
fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué
estáis dispuestos a darme si os lo entrego?
Porque no obstante las acechanzas de la dirigencia, no había
podido concretar la coyuntura propicia para detener y ajusticiar a Jesús. Lo
hizo alguien que vino del círculo íntimo del mismo Jesús. Lo entregó su propia
gente. Ni Jesús con toda su inocencia, amor y dedicación a los suyos pudo
impedir una decisión tan tenebrosa.
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas
También Juan da a entender que el amor por el dinero perdió a
Judas Iscariote. Se especula sobre otras causas más ideológicas.
Quizá debíamos aceptar que enmascaramos pasiones básicas. En
este caso la codicia.
Entregamos a Jesús cuando preferimos nuestra pasión
fundamental.
Digamos que hoy Jesús es los pobres. Si prefiero mi no valor
fundamental a ellos, estoy fuera del reino.
Pero en Mateo refulge otro motivo que se relaciona con las
escrituras y refuerza una lectura teológica. Ésta consiste en la búsqueda del
mensaje de Dios en los acontecimientos.
Jesús es entregado por el precio de un esclavo, según el
mercado de tráfico humano de entonces.
Su vida y misión, y al cabo su pasión es considerado un
servicio, como el de un esclavo, que se lleva a cabo en circunstancias
ignominiosas, para que resplandezca su ofrecimiento transparente de amor y
buena voluntad.
No podemos esconder que el tráfico humano continúa hoy en
muchas formas, incluyendo a los inmigrantes, esclavizados fuera de sus tierras
por la esperanza de un calidad de vida superior.
Ellos nos recuerdan una pasión que continúa, y no por un
ofrecimiento de buena voluntad, sino forzados por la violencia que desatan las
pasiones de los poderosos.
Entregado a precio de esclavo: como recoge el himno a
Filipenses. Se identifica con el último peldaño de la escala social, de una
sociedad de castas.
Siempre hay castas en las sociedades, más o menos fluidas,
porque son mecanismos al servicio del egoísmo de grupo.
Jesús en su vida y en su muerte destruye la división que nosotros
nos empeñamos en levantar. Porque es él de quien se dice en la parábola de los
convidados: amigo sal del último puesto y ven más arriba, a un puesto más
digno.
En nuestro mundo actual se dan reacciones de rebeldía frente
a las divisiones creadas por nuestros mayores. En parte es el rechazo a lo
tradicional: como han consagrado privilegios a favor de unos pocos.
Sin embargo la alerta no debe concluir, porque renacen nuevas
especies de divisionismo y castas en sociedades que se habían revuelto para
terminarlas.
deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis
discípulos
En ázimos, pureza no contaminada por lo viejo, Jesús se reúne
con su nueva familia: los que deberán seguir con la misión: anunciar que el
Reino de Dios está cerca.
Según el último libro de Ratzinger, hoy Benedicto 16, Jesús
de Nazaret II, él prefiere la versión joanea de que la última cena no fue
pascual en el sentido judío, sino una cena solemne pero normal, que se puede
entender como institución de una pascua cristiana.
Continuidad y cumplimiento o rompimiento y novedad?
El respondió: El que ha mojado en la misma
fuente que yo, ése me va a entregar.
Según Juan, esta identificación del traidor es algo entre
Jesús y el discípulo amado. No como aquí que parece del conocimiento público.
Si así fuera podría esperarse una reacción de represalia contra Judas, al menos
del impulsivo de Pedro.
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a
entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es.
Perfidia redomada? O último grito de Judas para que Jesús lo
confronte y pueda cambiar de opinión? Qué se agitó en esas tinieblas del
corazón que decidían la suerte de Jesús?
El Hijo el Hombre se va como está escrito de
él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber
nacido
Aun así
no nos atrevemos a sentenciar la posible condena de Judas Iscariote, todo un
desafío a la misericordia del Padre.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1643575531000983552?s=20
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Isaías 50, 4-9
Este siervo es un modelo de
servicio vs. El del pueblo.su voz sube de volumen buscando la conversión, no la
destrucción. Su causa es imbatible aun en lo legal, poque Dios es su abogado
Salmo responsorial 68
La queja amarga del que
padece aunque no es inocente pero el castigo excede la culpa.
Mateo 26, 14-25
El dinero que se acordó con Judas, el entregador de Jesús, es un precio
por pasarse al casos y renunciar al pastoreo (Zac 11). Jesús con su nueva
alianza en su cuerpo y sangre derramados y entregados, desvía ese caos de
renuncia y aborto del proyecto del Reino. Judas es un mero agente de fuerzas
oscuras siempre anti-reino. Ganan batallas, pero no la guerra