sábado, 15 de abril de 2023

BEATO CARLO


 
De las Catequesis de Jerusalén
(Catequesis 22 [Mistagógica 4], 1. 3-6. 9: PG 33, 1098-1106)
 
EL PAN CELESTIAL Y LA BEBIDA DE SALVACIÓN
 

Jesús, el Señor, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, después de pronunciar la Acción de Gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: «Tomad y comed, esto es mi cuerpo.» y tomando el cáliz, después de pronunciar la acción de Gracias, dijo: «Tomad y bebed, ésta es mi sangre.» Por tanto, si él mismo afirmó del pan: Esto es mi cuerpo, ¿quién se atreverá a dudar en adelante? Y si él mismo afirmó: Ésta es mi sangre, ¿quién podrá nunca dudar y decir que no es su sangre?

 Por esto hemos de recibirlos con la firme convicción de que son el cuerpo y sangre de Cristo. Se te da el cuerpo del Señor bajo el signo de pan, y su sangre bajo el signo de vino; de modo que al recibir el cuerpo y la sangre de Cristo te haces concorpóreo y consanguíneo suyo. Así, pues, nos hacemos portadores de Cristo, al distribuirse por nuestros miembros su cuerpo y sangre. Así, como dice san Pedro, nos hacemos participantes de la naturaleza divina.

 En otro tiempo, Cristo, disputando con los judíos, decía: Si no coméis mi carne y no bebéis mi sangre, no tendréis vida en vosotros. Pero, como ellos entendieron estas palabras en un sentido material, se hicieron atrás escandalizados, pensando que los exhortaba a comer su carne.

 En la antigua alianza había los panes de la proposición; pero, como eran algo exclusivo del antiguo Testamento, ahora ya no existen. Pero en el nuevo Testamento hay un pan celestial y una bebida de salvación, que santifican el alma y el cuerpo. Pues, del mismo modo que el pan es apropiado al cuerpo, así también la Palabra encarnada concuerda con la naturaleza del alma.

 Por lo cual, el pan y el vino eucarísticos no han de ser considerados como meros y comunes elementos materiales, ya que son el cuerpo y la sangre de Cristo, como afirma el Señor; pues, aunque los sentidos nos sugieren lo primero, hemos de aceptar con firme convencimiento lo que nos enseña la fe.

 Adoctrinados e imbuidos de esta fe certísima, debemos creer que aquello que parece pan no es pan, aunque su sabor sea de pan, sino el cuerpo de Cristo; y que lo que parece vino no es vino, aunque así le parezca a nuestro paladar, sino la sangre de Cristo; respecto a lo cual hallamos la antigua afirmación del salmo: El pan da fuerzas al corazón del hombre y el aceite da brillo a su rostro. Da, pues, fuerzas a tu corazón, comiendo aquel pan espiritual y da brillo así al rostro de tu alma.

 Ojalá que con el rostro descubierto y con la conciencia limpia, contemplando la gloria del Señor como en un espejo, vayamos de gloria en gloria, en Cristo Jesús nuestro Señor, a quien sea el honor, el poder y la gloria por los siglos de los siglos. Amén

viernes, 14 de abril de 2023

PALABRA COMENTADA

 Viernes de la octava de Pascua

Hechos 4,1-12



REFLEXIÓN

indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran la resurrección de los muertos por el poder de Jesús

En sus inicios la comunidad cristiana comenzó siendo perseguida y acosada, sobretodo por el establecimiento saduceo que impugnaba la resurrección. Un grupo opuesto a Jesús por el poder que éste fue adquiriendo a sus ojos, pero también por la doctrina sacada de las escrituras sobre la vida después de la muerte.

Pero los fariseos se le unieron por su rechazo a las pretensiones mesiánicas de Jesús de Nazareth, según el redactor del evangelio.

Los hostigaban por realizar su anuncio fundamental y ejercer la función de docencia y exhortación para la conversión. Pero los creyentes los confrontaban con las obras buenas, inspirados por su Mesías.

La comunidad cristiana, a su vez pasando el tiempo, cayó y cae eventualmente en la tentación de ser perseguidora, cuando la prepotencia en vez de la tolerancia, ha sido su modo estable de proceder.

Ahora la víctima sobrevive en el testimonio de sus seguidores, y la doctrina de vida se arraiga. Han fracasado sus planes. La vida también en este aspecto ha triunfado sobre las maquinaciones del poder aun religioso.

La vida accesible a todos, sobretodo a los que no pensaron tener acceso a ella: los humildes.

"¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso?"

El cuestionamiento que procede del poder es intimidante y se requiere una fortaleza del Espíritu para resistir y mantenerse en pie.

Muchas causas, aun no religiosas, gozan de una inspiración similar, porque algunos activistas logran hacer frente por ese ideal a las persecuciones, cárcel, torturas y hasta la muerte.

Pedro, lleno de Espíritu Santo, respondió

Pedro cuenta con el Espíritu que asesora la defensa por la que se mantiene el mensaje de salvación.

El don del Espíritu útil para la brecha, la trinchera donde se lucha por el Reino de la vida.

Los testigos de Jesús dan fe que el Reino de Dios, el Reino de los cielos se ha transformado en el Reino de la vida, la vida plena.

ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular

En la existencia auténtica cristiana del reino es importante vivenciar, dejar sentir, la convicción de ser piedra de desecho, de publicano en la ultima banca del templo, de invitado que se ubica en un sitio modesto, de pequeño con el que se identifica el Señor.

Se trata de una transformación desde dentro, que desdeña las glorias de este mundo, los reconocimientos y halagos, por apreciar la identidad de pobre, que da a entender la gloria de Dios y su señorío.

La pobreza y pequeñez es la confesión a favor del Señor de la vida, quien realiza el designio del Reino en forma inescrutable.

Otro modo de entender la historia, la historia de los que han recuperado la esperanza en Jesús. Por eso su nombre es insustituíble en la historia de salvación.

Salmo responsorial: 117



REFLEXIÓN

La piedra que desecharon los arquitectos / es ahora la piedra angular

Que lo pequeño se goce y gloríe en el Señor

Es el Señor quien lo ha hecho,

Cuando el Señor interviene a favor del pequeño muestra que existe como poder salvador y con amor gratuito y desinteresado.

El reino del Señor Jesús no es de este mundo. Más bien relativiza el poder y vanagloria mundanas.

sea nuestra alegría y nuestro gozo

Nuestro gozo radica también, además de la intervención del Señor, en nuestra participación de este triunfo.

Tal como los votantes que se ven favorecidos en una elección por el triunfo de su candidato, tienen expectativas sobre cómo les afectará positivamente esa victoria.

Juan 21,1-14



REFLEXIÓN

Jesús se apareció otra vez

Las visitas del Señor son un don de su libertad y amor. No se atesoran, se agradecen. Son como un vaso de agua fresca bajo un sol abrasador. Son un aliento que reanima en la fatiga del caminar. Son una cercanía cálida que pacifica nuestro estrés.

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.

Parece un dejá vu. Todo vuelve a empezar. La rutina de trabajo impone su realidad, porque hay que comer. Puede hasta pensarse si todo lo de Jesús no fue sino un sueño maravilloso, pero sueño al fin.

Las penurias y preocupaciones del afán cotidiano y la existencia en pobreza vuelven a tomar protagonismo, como el agua se cierra en popa tras la apertura de proa.

Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor."

Según el evangelio de Juan, uno es el que lleva la responsabilidad de la comunidad: Pedro, y otro es el amado del Señor. Y éste vive el carisma de la intuición amorosa de la cercanía del Señor. Esta intuición no está ligada necesariamente a la responsabilidad por el rebaño, pero le sirve para conocer dónde está el Señor.

El ideal sería que funcionaran en colaboración como se muestra en el evangelio de Juan, pero sucede que muchas veces funcionan disociados, cuando el poder del responsable se cierra sobre sí mismo y se endurece en sus propios intereses.

No necesariamente el ungido, desde los tiempos de Israel, tenía en sí el don de la sabiduría y el discernimiento. Son carismas que pueden ubicarse esparcidos en la comunidad, y hacemos bien en respetar el espacio en el que se expresen.

Los demás discípulos se acercaron en la barca

Los del montón, los no protagónicos, los no agraciados con ciertos carismas: ni la intuición joanéa, ni la impulsividad petrina. Pero también de ellos se ocupa la Palabra, también ellos tienen lugar en ese Reino nuevo.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.

Las fuentes del ciclo de encuentros de resurrección no son tímidas en contar la cantidad de encuentros. Más bien son pródigas. De tanto convencer no convencen mucho? O, es difícil callar la evidencia y debe enumerarse para hacer sentir la abundancia de cercanía y presencia del Señor y la vida nueva?

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1646846370869833729?s=20

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Hechos 4,1-12

Se subraya la transformación de Pedro y Juan, en valientes defensores de Jesús y su causa. Y poderosos por ofrecer signos como la curación del enfermo. Esta capacidad confunde y enardece la autoridad establecida y mantenida por nepotismo y elitismo. No sólo un líder muerto pero vivo que los hace responsables de un crimen de estado, sino unos líderes seguidores con capacidad para enfrentarlos y una enseñanza coherente asistida de poder milagroso. Algo muy fuerte está emergiendo

Salmo responsorial: 117

Acción de gracias por comprender cómo el plan de salvación de Dios se realiza con signos opuestos a los victoriosos esperados y así lo que parecía derrotado, la piedra rechazada, se convierte en lo principal de la nueva construcción.

Juan 21,1-14

Parece un relato antiguo al que se le encima un énfasis más favorable a Juan que a Pedro. Porque es Juan quien sabe antes que nadie que el aparecido en la orilla es el Señor Jesús. Un relato de la vida histórica reposicionado para dar a la comunidad de seguidores algún tipo de solución sobre la presencia que se mantiene de parte del Resucitado, aun en medio de la vuelta a las tareas cotidianas, y sin tener certeza de cuándo es la próxima venida de Jesús.?