viernes, 12 de mayo de 2023

BEATO CARLO



 De los Sermones del beato Isaac, abad del monasterio de Stella
(Sermón 42: PL 194, 1831-1832)
 
PRIMOGÉNITO DE MUCHOS HERMANOS

 

Así como la cabeza y el cuerpo forman un solo hombre, así también el Hijo de la Virgen y sus miembros elegidos forman un solo hombre y un solo Hijo del hombre. Dice la Escritura: El Cristo íntegro y total lo forman la cabeza y el cuerpo, ya que todos los miembros juntos forman un solo cuerpo, el cual, junto con la cabeza, constituye un solo Hijo del hombre, un solo Hijo de Dios, por su unión con el Hijo de Dios en persona, el cual, a su vez, es un solo Dios por su unión con la divinidad.

 Por tanto, todo el cuerpo unido a la cabeza es Hijo del hombre e Hijo de Dios, y aun Dios. De ahí aquellas palabras: Padre, quiero que sean uno, como nosotros somos uno.

 Así pues, según este famoso texto de la Escritura, no existe el cuerpo separado de la cabeza, ni la cabeza separada del cuerpo; ni existe el Cristo total, cuerpo y cabeza, separado de Dios.

 De manera que todo el conjunto, por su unión con Dios, es un solo Dios; pero el Hijo de Dios está unido con Dios por naturaleza, y el Hijo del hombre está unido con el Hijo de Dios de manera personal, mientras que su cuerpo lo está de un modo místico. Por consiguiente, los miembros de Cristo, unidos espiritualmente a él por la fe, pueden afirmar con todo derecho que son ellos también lo mismo que es él, Hijo de Dios y Dios. Pero él lo es por naturaleza, los miembros por comunicación; él lo es en plenitud, los miembros por participación; finalmente, él es Hijo de Dios por generación, los miembros lo son por adopción, tal como está escrito: Habéis recibido espíritu de adopción filial, por el que clamamos: «¡Padre!»

 Según este espíritu, les dio poder de llegar a ser hijos de Dios, para que el primogénito de muchos hermanos pudiera enseñarnos a decir: Padre nuestro, que estás en el cielo. Y en otro lugar dice el Señor: Subo a mi Padre y a vuestro Padre.

 Por el mismo Espíritu por el cual el Hijo del hombre nació del seno de la Virgen como cabeza nuestra, nosotros renacemos en la fuente bautismal como hijos de Dios y como cuerpo del Hijo del hombre. Y, así como él nació inmune de pecado, así también nosotros renacemos por el perdón de nuestros pecados.

 Del mismo modo que en la cruz cargó sobre su cuerpo de carne con los pecados de todo el cuerpo, así quiso también que a su cuerpo místico, por la gracia de la regeneración, no le fuese imputado pecado alguno, como está escrito: Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito. Este hombre dichoso es sin duda el Cristo íntegro, el cual, en cuanto que su cabeza es Dios, él mismo perdona los pecados; en cuanto que la cabeza del cuerpo es un Hijo del hombre, nada tiene personalmente que se le pueda perdonar; y, en cuanto que el cuerpo de la cabeza son muchos, nada se imputa.

 Él mismo es justo por sí mismo y se justifica a sí mismo. Él mismo es Salvador y salvado; cargó en su cuerpo sobre el leño los pecados de los cuales limpia a su cuerpo por medio del agua. Ahora continúa salvando por el leño y por el agua, como Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, los cuales cargó sobre sí mismo, como sacerdote y sacrificio, y como Dios que, ofreciendo su propia persona a sí mismo, por sí mismo se reconcilió a sí consigo mismo, y con el Padre y el Espíritu Santo

jueves, 11 de mayo de 2023

PALABRA COMENTADA

 Jueves 5 de Pascua

Hechos 15,7-21



REFLEXIÓN

dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros

El criterio de novedad para la comunidad y los apóstoles se constituyó en la participación del Espíritu, en una forma cotidiana y vivencial, de manera que se le concebía como el actor principal en la expansión de la fe, mediante las maravillas de Dios que daba a conocer.

pues ha purificado sus corazones con la fe.

El bautismo será una muestra y símbolo de la pertenencia al nuevo pueblo, pero la fe va más allá y sin ese bautismo de agua purificará los corazones creyentes.

Hay desde entonces una primacía de la intención del corazón sobre la formalidad del rito en la dispensación de la gracia y la misericordia del Señor.

Es la dimensión carismática de los sacramentos.

creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús

Es el primer artículo de un Credo de Salvación Redentiva.

Credo en el sentido de nuestra fe operativa, la cual se dinamiza por el Espíritu Santo logrando una conciencia de salvados por gracia, gratuitamente en el nombre del Señor Jesús.

También abarca un sentido de inclusión total e irrestricta de salvación para todo quien acepte al Señor Jesús.

El debate sobre cómo se cristaliza esa conciencia del nombre sobre todo nombre: si exclusiva o plural, puede hacer una caricatura de la expresión universal de salvación:”lo mismo ellos que nosotros”.

Lo primero es reconocer la primacía de Jesús, el que salva, y lo secundario es cómo esa realidad llega a todo hombre y mujer de este mundo.

La ignorancia de lo secundario no puede anular lo primero y esencial: el nombre de Jesús que nos salva a todos.

Se trata del primado en boca de Pedro de la gracia y amor del Padre por medio de Jesús, sobre la obligación que confiera el derecho de la ley.

Con el tiempo el primado de Pedro ha encallado en el derecho canónico más que en la gracia y amor.

Pero de tiempo en tiempo envía mensajeros y señales el Padre para retomar el rumbo. Y en esto muestra más amor si cabe

no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios

la tolerancia y el respeto a los de fuera de la cultura de fe propia es una marca de fábrica del Espíritu de la comunidad cristiana.

que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados

No obstante se precisa un mínimo para la pertenencia a una comunidad que camina en la historia con una identidad visible, y para proteger los valores que ella cultiva.

Se precisa también un talante conciliador que condesciende con la cultura de fe de otros hermanos, aunque no sea la propia, y no vaya contra la propia conciencia.

Porque durante muchas generaciones, en la sinagoga de cada ciudad, han leído a Moisés todos los sábados y lo han explicado

En lo dicho por Santiago se recoge la situación que venía del judaísmo en el que los no judíos provenientes de la gentilidad se inscribían como prosélitos, obligándose a la circuncisión y toda la ley, o como temerosos de Dios: meros simpatizantes sin obligaciones.

Todavía no se refleja la situación novedosa de Pablo quien debió decidir, basado en este precedente, no imponer las prácticas judías a los convertidos al camino.

La odiosidad que despertó Pablo se refiere al papel de mediador que para los judeo-cristianos tenía el judaísmo.

Más sin embargo Pablo no descartó del todo la religión de los Padres, manteniendo su valor como una referencia de la promesa de salvación y como herederos también del reino.

Hoy en la revalorización del Jesús histórico y del Jesús judío, se quiere hacer justicia al olvido de ese rol judeo-cristiano en la historia de salvación del camino cristiano.

Eso no debe, por otro lado, minusvalorar el camino paulino de la conversión gentil, como menos vinculado con el Jesús de la historia.

Estas confrontaciones vuelven a dar vida a antiguas divisiones y acepción de personas: gentiles y judíos.

Salmo responsorial: 95



REFLEXIÓN

Cantad al Señor un cántico nuevo

Se trata de la novedad del Espíritu, que ha de ser discernida, para que el amor sea puro.

Hay que animarse a un canto a la novedad del camino cristiano que se desembaraza de cualquier estructura legal que inhiba la caridad y el ágape.

cantad al Señor, toda la tierra

sus maravillas a todas las naciones

Cualquier género de exclusión está inspirado por el anti-reino.

Juan 15,9-11



REFLEXIÓN

permaneced en mi amor.

Permanecer en el amor en el tiempo parece más allá de las fuerzas humanas normales en este tiempo de bienes desechables.

El cambio, la novedad, salir de la rutina, evitar el aburrimiento de lo mismo parecen señales propias de la cultura globalizada actual.

Militan contra los procesos que implican fidelidad, asiduidad, constancia, perseverancia, paciencia, tolerancia en el tiempo y los conflictos.

Jesús nos da muestra de su permanencia en el amor del Padre a quien se vio servir los años de su ministerio hasta el final de cruz.

Así nos pide permanecer en él y no movidos por cualquier viento de cambio.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor

“Entole” en griego podría traducirse con mayor sentido para nuestra mentalidad actual como: objetivos.

Así más que obediencia rígida prohibitiva y negativa, lo que el Señor pide es identificarse con su causa, designio, proyecto.

Alcanzar y lograr los objetivos de su misión: la proclamación del Reino, las bienaventuranzas o felicidades del mismo: Pobreza, misericordia, compasión, búsqueda de la justicia, asumir la persecución que se deriva, purificar el corazón.

En pastoral los creyentes deberían ser movilizados hacia los objetivos del reino, y permanecer en el logro de ellos, lo cual garantiza el amor de Jesús, y en él, el del Padre.

para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud

Permanecer al modo de Jesús de Nazareth en los objetivos del Reino, del amor del Padre, acarrea alegría y gozo.

Pero “in crescendo”: progresivamente plenificándose.

En un proceso encarnado en historia: eventos y acontecimientos.

En un proceso discerniente: separando valores del reino de anti-valores del anti-reino.

La señal es el gozo y la alegría.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1656619737521045505?s=20

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Hechos 15,7-21

Un cuestionamiento con autoridad: el que sale de la confesión de Pedro, sobre las prescripciones que no han sido fielmente guardadas por la tradición pero se quieren imponer a otros. Es sinceridad que promueve honestidad y transparencia en vez de hipocresía y doble moral.

Salmo responsorial: 95

Un cántico inédito producto de nuestra práctica sincera sin doblez es la alabanza agradable al Dios sincero y honesto en su voluntad eterna.

Juan 15,9-11

Guardar como Jesús guardó es el paradigma, la inspiración, el soporte de cualquier guarda de los objetivos del amar en Dios. El amar del Padre, y del Padre al hijo se desborda en un amar inédito, novedoso, que no se fosiliza, ni esclerotiza, ni rigidiza. Siempre flexible y apto para agradar a Jesús en todo contexto, con la ayuda de su Espíritu de Gloria.