Miércoles
12 de tiempo ordinario
Año Impar
Génesis 15,1-12.17-18
REFLEXIÓN
Abrán creyó al Señor,
y se le contó en su haber
un terror intenso
y oscuro cayó sobre él
el Señor hizo alianza
con Abrán
Estas
palabras recogen una experiencia del Señor, su vivencia como fe, como terror,
como alianza. Parece una experiencia paradójica, porque coexisten aspectos
gratificantes y negativos, como si la realidad que los origina superara los
límites y umbrales de nuestro conocimiento.
Sufrimiento
en la vivencia del Señor es como un desafío a lo que suele ser la experiencia
humana de alegría o tristeza. Es como invitación a una apertura a lo
inexpresable o inefable. Es como la purificación de quien no es apto del todo
para estar con El.
El
ser humano, hombres y mujeres nacen con una actitud de fe. Es el don de Dios a
Abraham, ratificado en Jesús de Nazareth.
Una
fe que inicia en la confianza del amor que le rodea, con excepciones, desde el
nacimiento de parte de sus figuras parentales.
Es
el núcleo del capital humano. Su haber, su energía para gastar en proyectos y
construcciones, que le llevarán toda la vida a través de muchas contingencias.
Y
con esta fe en alianza con la Promesa se irá dando la esperanza de llegar a la
comunión del amor Increado, a la comunidad perfecta del Padre, Hijo y Espíritu.
Salmo responsorial: 104
REFLEXIÓN
Dad gracias al Señor
La
alianza con el Señor mediante su palabra nos invita a mantenernos en la fe de
su amor más allá de las contrariedades, conflictos, sufrimientos. Sin cruz de
lucha no conocemos al Señor.
Mateo 7,15-20
REFLEXIÓN
"Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel
de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A
ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles
sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no
puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da
fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los
conoceréis".
En
nuestro discernimiento cotidiano de hechos y personas debemos contar con
criterios como el que nos ofrece esta Palabra evangélica. Mirar la calidad de
frutos de un individuo u obra nos puede anticipar la calidad de persona que es.
Pero
atravesamos una época compleja de enorme confusión de buenos y malos frutos,
simultáneamente en el mismo sembrado.
Hemos
de echar mano de otro criterio evangélico que nos dice no arrancar la mala
hierba, para no arrancar también el fruto.
No
podemos precipitarnos en juzgar, sino madurar en sabiduría, para que la Palabra
muestre el superávit o el déficit de la buena voluntad del corazón.
Alguien
que sabe de agricultura o mínimamente de plantas, ve que si una fruta es buena,
el árbol o planta es bueno.
Entonces:
ese árbol será bueno? Es el problema de la justificación, que sólo se resuelve
en la misericordia del Señor, confiando en su justo juicio.
También
el panorama puede hacerse complejo, en intrincado trenzado de lo bueno y lo
malo: árboles que dan algunos frutos buenos, pero no todos.
Tal
complejidad requiere una discernimiento espiritual que pondere y sopese el
verdadero bien, el más urgente, el más universal, el más generoso y solidario.
Y
una voluntaria purificación de todo apego y egoísmos detectado como
injustificado y dañino para sí y para otros.
Por
eso las escuelas clásicas de espiritualidad encomiaban el sacrificio asceta,
para mantener una tendencia a la prontitud en tal purificación purgativa.
Con
la mentalidad actual hedonista, que mira el sufrimiento como el mal por
definición, se ha echado a pique la estrategia de alerta para detectar nuestra
injusticia y proceder e extirparla.
Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan
frutos malos
Una
relación fuera de ley de Dios, puede dar pie a buenas acciones. Pero también
colateralmente a injusticias y sufrimiento a otros. Puede ser escándalo para la
fe y el amor. Puede producir víctimas.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1674026270571606017?s=20
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Génesis 15,1-12.17-18
Una alianza con Abraham en la prehistoria de Israel,
fundamenta su sentido de elección y la promesa de bienestar en la tierra
prometida. Esta alianza revivida en Jesús, fundamenta la novedad de una vida
que no termina, en un reino de bienaventuranzas aquí y para siempre. La alianza
de Abraham, tiene algun precedente o referente en pueblos antiguos, como la
maldición para el que viole: ser descuartizado.
Salmo responsorial: 104
Un vestigio histórico de la Alianza primera y su
novedad en Jesús es la sucesión generacional hasta nuestros días que hace
memoria y la celebra, manteniendo la llama viva de la elección y su promesa para
la eternidad. Es la tabla a la que el náufrago de nuestra época de creciente agnosticismo
se puede asir.
Mateo 7,15-20
El dicho
profético en el pasado pudo ser probado como auténtico si ser realizaba. Era el
criterio de autenticidad, entretanto podría pasar por una anticipación con
valor variado según el índice de escepticismo o credulidad. Cosa no ajena a
nuestros tiempos de opinión pública con pretensiones de verdad absoluta, que
oscila entre la desconfianza, el fanatismo y el pragmatismo. Pero para la nueva
comunidad de los de Jesús, el fruto calificaba el árbol, quizá fundamentados en
los dichos parabólicos del Señor, que mando talar una higuera.