viernes, 1 de septiembre de 2023

DOCTORES DE LA IGLESIA

 



Viernes, XXI semana
San Jerónimo Comentarios sobre el libro del profeta Joel

Convertíos a mí de todo corazón, y que vuestra penitencia interior se manifieste por medio del ayuno, del llanto y de las lágrimas; así, ayunando ahora, seréis luego saciados; llorando ahora, podréis luego reír; lamentándoos ahora, seréis luego consolados. Y, ya que la costumbre tiene establecido rasgar los vestidos en los momentos tristes y adversos –como nos lo cuenta el Evangelio, al decir que el pontífice rasgó sus vestiduras para significar la magnitud del crimen del Salvador, o como nos dice el libro de los Hechos que Pablo y Bernabé rasgaron sus túnicas al oír las palabras blasfematorias–, así os digo que no rasguéis vuestras vestiduras, sino vuestros corazones repletos de pecado; pues el corazón, a la manera de los odres, no se rompe nunca espontáneamente, sino que debe ser rasgado por la voluntad. Cuando, pues, hayáis rasgado de esta manera vuestro corazón, volved al Señor, vuestro Dios, de quien os habíais apartado por vuestros antiguos pecados, y no dudéis del perdón, pues, por grandes que sea vuestras culpas, la magnitud de su misericordia perdonará, sin duda, la vastedad de vuestros muchos pecados. Pues el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; él no se complace en la muerte del malvado, sino en que el malvado cambie de conducta y viva; él no es impaciente como el hombre, sino que espera sin prisas nuestra conversión y sabe retirar su malicia de nosotros, de manera que, si nos convertimos de nuestros pecados, él retira de nosotros sus castigos y aparta de nosotros sus amenazas, cambiando ante nuestro cambio.

REFLEXIÓN

No sabemos con seguridad, ni podemos descansar permanentemente en la presunción de inocencia, porque de tiempo en tiempo dudamos de esa perfección, bien porque no estamos convencidos de habernos convertido desde el corazón, bien porque no tenemos suficiente fe en la misericordia del Señor. La misericordia vivida es como la respiración de cada día y el agradecimiento que le acompaña. Y no siempre somos conscientes que respiramos.

jueves, 31 de agosto de 2023

PALABRA COMENTADA

 

JUEVES 21 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar


1Tesalonicenses 3,7-13



REFLEXIÓN


vosotros, con vuestra fe, nos animáis;


Sucede con la gente que vemos creer en privado y en público. Nos edifican, nos reconstruyen. Nos animan. Es respetable la fe de las muchedumbres que vitorean el Papa, a pesar de las críticas de dentro y de fuera.


nos allanen el camino para ir a veros


En la oración apostólica y cualquier otra, se aguza la visión de las circunstancias para hallar

al Señor providente, allanando las vías y proceder adelante en su nombre.


Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos.


Un amor genuino lleva a compartir, no a dividir, ni a preferir a unos sobre otros.


Salmo responsorial: 89



REFLEXIÓN


Mil años en tu presencia / son un ayer, que pasó; / una vela nocturna


Nuestra medida del tiempo no tiene que ver con la eternidad. Pero se siente muy lenta, a veces, en la espera.


Mateo 24,42-51


REFLEXIÓN



Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor


Es una recomendación para nuestro itinerario: permanecer velando, mantenerse alerta, no dormirse.


Un sentido de esta buscada ignorancia puede ser la sinceridad del buen obrar.


El Señor nos pide que actuemos de corazón, no con fingimiento.


Si supiéramos cuándo viene el Señor no seríamos todo lo honestos que debemos para hacer el bien, porque calcularíamos la bondad según que el Señor nos vea o no.


Por eso nuestra vida consiste en llevarlo en lo profundo, considerando por fe que siempre estamos en su presencia, y que seguimos su voluntad por Él, no por premios o castigos.


Obremos lo contrario de los empleados visitados por usuarios, que ocultamente son inspectores, para sorprender cualquier falla en su ejecución o atención a los demás usuarios. Ellos se "portan bien” por si acaso son vigilados.


Una sociedad configurada por la falta de credibilidad en la honradez de sus miembros, multiplica los medios de vigilancia, humanos e instrumentales, pero con ese método no asegura su buena voluntad.


si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa


Es correcto. Aun a pesar de nuestros modernos sistemas de vigilancia y seguridad, no sabemosel día y la hora en que nos puede sorprender un ladrón.


Aunque monitoreemos satelitalmente la tromba marina que se transforma en huracán, no sabemos a ciencia cierta el lugar exacto en el que tocará tierra, para prevenir mejor el daño.


Todavía hay eventos que escapan a nuestra predicción y localización y nos mantienen vigilantes para no dejarnos sorprender.


Es una actitud, la de la fe, que se yergue como centinela haciendo vela, para detectar al enemigo.


Porque éste no descansa: ni el interno ni el externo.


Ignacio fue el maestro del discernimiento, del examen, del alerta que escruta la construcción de la fe, para que no sea saboteada, ni erosionada por falta de vigilancia.


estad también vosotros preparados


La madurez de la fe consiste en la autonomía moral. Para los creyentes no se trata de un absoluto de la norma o de la ley o del orden, o de la autoridad introyectada. Esto acaba por no funcionar, porque el miedo y la culpa no sirven para siempre.


Se trata del amor agradecido y cooperador del creyente, que hace todo en nombre de una amistad eterna, que nunca terminará, y que es progresiva, en el absoluto de su unión.


a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre


Lo cual puede significar en este dicho de Jesús: el que les habla, o el juez del último día.


Un dicho que alimentó la vigilancia ansiosa y expectante de las primeras generaciones de comunidades cristianas. Sólo que con el pasar del tiempo la vigilancia en algunos se descuidó.


Quizás porque esa venida está siendo todos los días, como un proceso hasta que se cierre finalmente la historia. Si es que algún día se cierra.


¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichosos ese criado si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así.


Un criado que sirve hasta el final es el paradigma de un fiel vigilante. Porque la alerta se debe dar como fidelidad en el servicio. No se alaba el vigilante refugiado en un templo, en adoración perpetua. Sino en servicio constante.


Porque en eso consistirá nuestro mérito para el juicio: en nuestro servicio de salvación.


La educación en todas sus manifestaciones y ámbitos se esfuerza, de acuerdo a su visión de extraer lo mejor de todos y todas, por constituir sujetos autónomos, responsables, involucrados y comprometidos con el buen obrar en alerta para no sucumbir.


Es una competencia genérica: la capacidad de comportarse como vigilantes de los procesos que forman personas de calidad.


Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes


Quien es así de responsable, será capaz de recibir misiones más complejas.


como se merecen los hipócritas


Servirse y maltratar en vez de servir, porque nadie nos hace nada ni se da cuenta es hipocresía.


Hacer de nuestra capa un sayo, sin cuidar la fraternidad porque no se nos vigila es hipocresía.


La convicción en el servicio que brota de dentro es lo que se aprecia.


Los que no están a la altura de su misión, debieron servir con un estilo propio y defraudaron.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1697204703874924885?s=20

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1Tesalonicenses 3,7-13

El gozo producido por el amar apostólico, que tiene su fuente en el desarrollo de la fe de los creyentes, y que mueve a la acción de gracias. Este gozo gratuito, despojado de amor propio, es señal del buen espíritu.

Salmo responsorial: 89

Hasta cuándo espero, también es una señal que merece ser discernida, como amor propio impaciente, o un desafío a fiarme más de Dios dejando todo en sus manos, porque confío que sabe mejor que yo lo que más conviene para la edificación del Reino.

Mateo 24,42-51

La vela cuando se prolonga más allá de nuestras expectativas nos desafía a una mayor consistencia y coherencia de fe, sobretodo porque nos exige mayor amor apostólico y que no se reserve únicamente para cuando estamos de buen ánimo.