San
Mateo
apóstol(21
de
septiembre)
Efesios
4,1-7.11-13
REFLEXIÓN
el
prisionero por
el
Señor
Pablo reconoce su
condición: es prisionero.
Reconoce la causa: por el
Señor, por seguirlo y
anunciarlo.
Reconoce su motivación:
por el Señor, por
compartir su suerte, por
asemejársele, por ser elegido para
estar cerca
de Él.
Más
adelante en
la historia
irán surgiendo
muchos otros animados y
motivados por tal semejanza, como
si fuera una gloria, una
condecoración, un
renombre.
Gente
así construye
el reino.
andéis
como pide la
vocación
a la
que
habéis
sido convocados
Andar se trata de conducir
la vida en
sentido ético,
tomando decisiones
correctas, buenas y felices
en consecuencias
para todos.
humildes y amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con
amor;
esforzaos
en
mantener
la
unidad
del
Espíritu
con
el
vínculo de
la
paz.
Esta es una contribución a
la paz, a la ciudadanía
democrática, pluralista,
equitativa e
inclusiva.
Diligente y fervorosamente
promoviendo fraternidad.
Con una identidad cercana y
clara que
aproxima a los
miembros.
Podríamos reconocer un
estilo de vida
con estos
valores en
muchos que
hoy promueven la paz, tolerancia,
inclusión, derechos
humanos.
Sería más constructivo si
en su activismo
se reconociera
y explicitara
con más
énfasis aún
este sentido
de fraternidad,
en tolerancia,
en unidad.
Para
que podamos
superar el
sentido de
desquite, de justicia vengativa,
insaciable en
sus demandas
de ojo
por ojo.
Es decir que la nueva
evangelización, la evangelización
en la cultura, quiere mostrar un
paradigma de estilo de vida
alternativo a la cultura de muerte
y violencia.
Pero también, como Palabra
de Dios, que corta por
ambos lados de la daga,
sensibiliza a una autocrítica
purificadora de
motivaciones revanchistas y
fariseas.
Procura la paz con
esfuerzo, nuestra vocación
y nuestra congruencia,
porque trata de luchar por
el entendimiento y no
la guerra.
Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende
todo, y lo penetra todo, y lo
invade
todoSe trata de la
experiencia del Dios
inefable
Descubrimos desde esta
experiencia que aguardar
a que se cumpla su voluntad
desde la fe y esperanza, para
que incluya nuestra voluntad,
significa una depuración,
purificación, un fuego cernidor que
transforma en la medida de nuestra
buena disposición.
Los motivos económicos,
materiales, psicológicos, de
aferramiento a lo material y su
seguridad, estarán siendo puestos a
prueba, para transformarse en total
entrega a la confianza en su
designio.
Es la experiencia subjetiva
que se objetiviza en una
cosmovisión: un Dios
Padre que
ama salvando
el mundo
en su
Hijo, Jesús
de Nazareth.
No está al alcance del
esfuerzo del ateo y
anti-teo, porque es un don.
Pero es una posibilidad
también para ellos,
escondida en el misterioso
designio del Señor, que late
en la
voz de
sus conciencias.
para el perfeccionamiento de los santos,
en función de su ministerio, y
para la edificación del
cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la
unidad en la fe y en el
conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a
la
medida de
Cristo
en su plenitud
Los diferentes ministerios
o servicios en el pueblo
de Dios no son para
lucrar, sino para edificar.
Son medios para luchar por
la unidad
de la paz.
De eso se trata en el
entramado de lo profundo.
Revisemos si por egoísmo y
aferramiento no
hemos edificado
como debíamos.
En familia, en amistad, en
profesión, en
vocación y
servicio.
Más
de lo
que quisiéramos,
hemos estado
por debajo
de la
raya.
Salmo
responsorial:
18
REFLEXIÓN
sin
que
resuene
su
voz,
/
a
toda la
tierra
alcanza su pregón
Una vez terminó Jesús de
hablar en su
ministerio, calló y
murió.
El Dios Padre que en él
hablaba calló y vivió
con voz de Espíritu, que
sin hablar resuena en las
palabras de los enviados, para
alcanzar toda la tierra, y las
tierras si hay más vida fuera de
ésta.
Debemos considerar que no
somos los creyentes los
únicos mediante los
cuales la Palabra edifica el
Reino.
Otros
lo hacen
también, aun
sin advertirlo,
para confluir
en un Cristo
total, que en su momento se dará
a conocer
plenamente.
Mateo
9,9-13
REFLEXIÓN
vio Jesús al pasar a un hombre llamado
Mateo, sentado al mostrador de
los
impuestos,
y le
dijo: "Sígueme."
Estaba este publicano
haciendo lo que
podía, mas no
lo que
debía.
Tal
como estaba,
cobrando impuestos
le llegó el llamado.
Pero para seguirlo tuvo que
levantarse de
su puesto
de opresión.
No debía continuar
cobrando
impuestos. No
era congruente.
No
era así
como iba
a evangelizar
y promover la
fraternidad.
Mateo como Pablo y otros
apóstoles hacía lo suyo
en el momento que la Palabra
impactó en su vida y trastornó
su existencia.
Trastornar
nuestra vida
en su
derrotero insignificante
para tornarlo
significativo y
enriquecido constituye
la misión
de la
Palabra. El llamamiento del Señor que nos
desubica no
se dará sin
nosotros, porque es
una invitación,
no una
imposición.
Y,
estando
en
la mesa
en
casa
de
Mateo,
muchos publicanos
y
pecadores,
que habían
acudido, se
sentaron
con
Jesús
y
sus discípulos.
Eran las amistades y
conocidos de Mateo, de su
misma calaña probablemente.
Los malos amigos, la gente
perdida, los contaminados
contaminantes, quienes debían ser
puestos aparte para no dañar al
resto.
Los
fariseos,
al
verlo,
preguntaron
a
los
discípulos:
"¿Cómo
es que
vuestro
maestro
come con
publicanos y pecadores?"
Hoy diríamos que bebe,
rumbea, hace vida común
y amistosa con gente
de mala nota.
Una cosa es sentarse y
comer con ellos
y otra
llamarlos para
seguirlos. Otra
además, es
prescindir de
los criticones.
Unos
para sanar,
otros para
evangelizar, y otros para dejar que
se cuezan en su propia salsa de
maledicencia.
No
todos los
sanados están
en condiciones
de seguir
a Jesús
en su ministerio.
Hay quienes siguen más de
cerca. Tal
selección es
un misterio.
Jesús lo oyó y dijo: "No tienen
necesidad de médico los sanos, sino los
enfermos.
Andad,
aprended
lo
que
significa
"misericordia
quiero
y
no
sacrificios": que no
he
venido a
llamar
a
los
justos,
sino a
los
pecadores."
Son los que descubren y
aceptan gustosos el aporte
que Jesús puede hacer
a sus
vidas.
Pecadores con inquietud de
justos, no justos con
actitudes de pecadores, de
las que no se quieren dar
cuenta.
Éstos arrojan su maldad en
otros como si fuera un
conjuro de liberación.
Jesús lanza una proclama
semejante a
la del
evangelio de
Juan en
el caso
de la adúltera : quien se vea sin
pecado que
tire la
primera piedra.
La llamada general para
pecadores es redentora,
porque pretende sanarnos,
y nos convoca además a sanar
otros y otras.
https://x.com/motivaciondehoy/status/1704821628364841204?s=20
COMPARTIR
LA PALABRA
Efesios
4,1-7.11-13
La paz no fluye sino que hay que
esforzarse. Es una construcción persistente, dedicada, y su fruto es
la unidad. La paz es
condición de posibilidad de la unidad. Incluso para asumir
constructivamente la diversidad de carismas sin echar a pique la
unidad.
Salmo
responsorial: 18
Con esa eficiencia hemos de
construir, casi sin hablar. Sin retórica, proceder en unidad por la
paz. De tal manera que donde no hay unidad, debemos preguntarnos cómo
hacemos la paz.
Mateo
9,9-13
Los
estigmatizados por la sociedad, y mantenidos aparte, discriminados,
muestran la desunión de la tal sociedad. No hay paz sin
reconocimiento de lo propio que impide la paz. Si nos consideramos
exentos de tal reconocimiento, y juzgamos que estamos bien y sanos,
Jesús como pacificador y sanador, no tiene nada que hacer. Y por lo
tanto, no se puede realizar la unidad del reino. Evangelizar no es
solo sanar enfermos, sino también convencer sanos que están
enfermos, y por lo tanto necesitan sanador, para así completar la
unidad. Pero debe hacerse con la paz. La paz y no la violencia hace
la unidad.