sábado, 28 de octubre de 2023

DOCTORES DE LA IGLESIA

 



Sábado, XXIX semana
San Pedro Crisólogo Sermón 117

El apóstol san Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo. Dos hombres semejantes en su cuerpo, pero muy diversos en su obrar; totalmente iguales por el número y orden de sus miembros, pero totalmente distintos por su respectivo origen. Dice, en efecto, la Escritura: El primer hombre, Adán, fue un ser animado; el último Adán, un espíritu que da vida. Aquel primer Adán fue creado por el segundo, de quien recibió el alma con la cual empezó a vivir; el último Adán, en cambio, se configuró a sí mismo y fue su propio autor, pues no recibió la vida de nadie, sino que fue el único de quien procede la vida de todos. Aquel primer Adán fue plasmado del barro deleznable; el último Adán se formó en las entrañas preciosas de la Virgen. En aquél, la tierra se convierte en carne; en éste, la carne llega a ser Dios. Y ¿qué más podemos añadir? Este es aquel Adán que, cuando creó al primer Adán, colocó en él su divina imagen.

REFLEXIÓN

La mirada histórica sobre la humanidad concluiría con una enorme decepción. Pocos muestran una humanidad dignificada, muchos envilecida. Aunque en muchedumbre silenciosa muchos también se van dignificando cotidianamente en la misión de vivir sobreviviendo penurias y dar vida mejor que la recibida. Este caudal innumerable, y no cuantificable, hablaría de un proceso tenaz de transformación de la nueva humanidad, para lo cual hay que revestirse de fe y esperanza, y así prevalecer por amor.

viernes, 27 de octubre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

VIERNES 29 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Romanos 7,18-25a




REFLEXIÓN

si hago precisamente lo que no quiero, señal que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mí.

Llamada concupiscencia por unos, pecado por otros, esta fuerza que parece querer controlarnos a nuestro pesar y con nuestra complicidad.

La postura clásica católica es que el pecado está perdonado, su fuerza, tendencia y arrastre persiste como concupiscencia, como debilidad de un enfermo en recuperación, que si no se cuida puede recaer.

Una pulsión que se distingue de mi yo libre, bien intencionado.

Luego la ciencia de la salud mental le pondrá un nombre: el inconsciente.

percibo en mi cuerpo un principio diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo

Soy un campo de batalla. Un choque de fuerzas.

Soy un proceso agónico.

¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte? Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias.

Pero no estamos perdidos. Jesús significa la superación de esta agonía para bien.

No parece fácil salir de este problema: prisioneros de la ley del pecado que está en nuestro cuerpo.

Y nuestro cuerpo no nos abandona jamás.

Sólo Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, nos ofrece la salida. Cómo?

Es este “cómo?” la génesis de los evangelios, a su vez orientados al evangelio, la buena nueva, el cambio definitivo y radical.

Porque los creyentes en Jesucristo debieron preguntarse también y siempre: cómo? librarse del cuerpo de muerte.

Podemos dirigirnos a los evangelios con esa expectativa: el Señor Jesucristo nos muestra cómo librarnos del cuerpo de muerte.

Qué entraña el cuerpo de muerte: el bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago.

Qué pensarán de esta solución paulina otros ofrecimientos para terminar con el cuerpo de muerte, es más, que será para el mundo de hoy estar prisionero de un cuerpo de muerte?

Si la corrupción, la injusticia, el maltrato, el abuso, la opresión, la exclusión, la discriminación, el asesinato …todo ese cuerpo de muerte es el resultado de una prisión: no hay responsabilidad? No hay que dar cuentas? Es pérdida de tiempo emprender la transparencia? Es sólo asunto de creer en el señor Jesús…?

Creer de fe bíblica, no es un mero nominalismo, ni una retórica, sino un compromiso integral de seguimiento de Jesús de Nazareth, libre y procesual. Con fatiga pero sin desmayo. Hasta el límite de la existencia.

Salmo responsorial: 118



REFLEXIÓN

Enséñame a gustar y a comprender

Necesitamos una sabiduría que nos ayude a compensar esa fuerza que nos lleva a la agonía en trance débil.

Necesitamos aprender a gustarla, en su sabor contrario al gusto de muerte, que fluye de la convivencia con nuestro egoísmo.

Lucas 12,54-59



REFLEXIÓN

¡Hipócritas!: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?

Hipócrita es el adjetivo de los evangelios a una clase de seres humanos incongruentes, hábiles y capaces para juzgar de ciertas cosas pero incapaces de llegar hasta las últimas consecuencias de sus juicios, y mucho menos cambiar su conducta.

Un hipócrita es un falto de ética, incluso con bellos discursos sobre ética. Pero pervertido, es decir, que ha cambiado el fin de las cosas.

Un campesino sabe del clima para su oficio: cuándo lloverá y cuándo habrá sequía.

Por qué no se traslada esa orientación y conocimiento de señales e indicios al reino y su cercanía.? Porque nos resistimos al cambio de mente y conducta.

Discernir lo que está claro, es la excusa de la hipocresía.

Sabemos lo que hay que hacer, pero no queremos.

Estar enfermos de la decisión correcta no es excusa, si acaso un atenuante.

Porque nuestra cultura es permisiva.

¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?

Porque en todo aplicamos el juicio, como parte de nuestro protocolo de acceso a la realidad circundante.

Sin embargo nos cuesta discernir bajo el amparo de la sabiduría, que es la presencia del Absoluto Radical en lo más profundo de nuestro ser, porque rehuimos su dictamen adverso.

con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él mientras vais de camino

Será que la complejidad de las situaciones nos permite la negociación con el Señor?

Aprovechemos el tiempo y la oportunidad que se nos ofrece por señales para el cambio y dejar de ser hipócritas.

no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.

No obstante tenemos la potencialidad de juzgarnos antes de que nos juzguen desfavorablemente.

De negociar antes que nos castiguen.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1717861149989835204?s=20

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Romanos 7,18-25a

El Señor Jesús libra del cuerpo de muerte que no decide con sabiduría. Gustar y comprender como Jesús no sin lucha y agonía nos lleva más allá de la división entre razó y carne.

Salmo responsorial: 118

La sabiduría del Señor es necesaria para decidir. Ella consiste en gustar para comprender. Somos seres con inteligencia que sabemos si gustamos, y no sólo comprendemos con la razón.

Lucas 12,54-59

Jesús hace una pregunta muy importante: ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? . Es aplicable al campesino y al citadino. Uno para sembrar y cosechar y el otro para negociar antes de que se convierta en pleito, con consecuencias de lamentar. Algo que recomiendan los abogados: más vale un mal negocio que un buen juicio.