MIÉRCOLES 32 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Sabiduría 6,1-11
REFLEXIÓN
Escuchad, reyes, y entended; aprendedlo, gobernantes
prestad atención, los que domináis los pueblos y alardeáis de multitud de súbditos
el poder os viene del Señor, y el mando, del Altísimo:
Este reconocimiento del poder como prestación de lo alto se puede confesar como creencia y acción de gracias.
Pero no tiene espacio en la concepción del estado laicista, de moda hoy como fruto de la visión secularista del mundo, de la cultura consumista y la globalización economicista.
Se levantan voces de protesta, orquestada y amplificadas por los medios que denuncian medidas neoliberales, corrupción en las finanzas públicas y privadas, capital sin arraigo ni compromiso solidario.
Pueden ser los signos de la oferta de un nuevo orden, aún lejano y sin configurar.
Sin embargo, tampoco en estos movimientos se da una confesión sobre la autoridad como don del Señor, y más bien se pueden identificar tendencias de una lucha de poder para servirse de él.
Lo irónico es que también en los estados teocráticos de diferentes signos, el poder aliena tanto, que sus detentores, aunque den gracias y reconozcan el don, no logran servir en vez de dominar.
La responsabilidad de la ausencia o debilitamiento de esa creencia tiene asidero parcialmente en las religiones organizadas, quienes han ejercido frecuentemente el poder como dominación y no como servicio.
Así a la tentación de opresión que late en la raza humana se suma la falta de testimonio eficaz de quienes han hecho mal uso del poder, en nombre de una creencia o ideología con apariencia de santa.
a los encumbrados se les juzga implacablemente.
No siempre, ni suficientemente en este mundo, lo cual es una realidad frustrante, que clama justicia y una vida más, para que se den cuentas y se afronte la responsabilidad.
A los más humildes se les compadece y perdona
Las víctimas de algún tipo de poder opresivo son dignas de compasión y tolerancia en sus debilidades y faltas. Incluso en sus réplicas de prepotencia, según su grado de sensibilidad y conciencia.
En alguna forma todos formamos parte de alguna cadena de opresión que nos da un porcentaje de victimización.
Pero hacer de esta pre-condición un derecho o licencia para hacer daño es reprobable.
Quién sabrá entonces administrar tal justicia proporcionada a la responsabilidad? Entendemos cotidianamente que nosotros no vemos esa justicia por ningún lado, sino meros atisbos, esbozos y ensayos.
Salmo responsorial: 81
REFLEXIÓN
"Proteged al desvalido y al huérfano, / haced justicia al humilde y al necesitado, / defended al pobre y al indigente, / sacándolos de las manos del culpable."
No se los debe sacar sin que la víctima aprenda a reconocer en sí mismo el mecanismo que lo llevará a replicar en otros el daño sufrido.
Como víctimas de una u otra suerte hemos de aprender que en el reino la justicia no es un derecho que se presta a la exigencia de activistas, insaciables en su venganza, sino un don que nos transforma en pacificadores que conviven en fraternidad.
Lucas 17,11-19
REFLEXIÓN
"Jesús, maestro, ten compasión de nosotros."
Por su actividad: hechos y palabras, Jesús era llamado en muchas formas.
Pero renuente a llamarse con algún título preferencial, excepto el que aparece en el texto que habla de la confesión de Pedro.
"Id a presentaros a los sacerdotes".
De qué le hubiera servido a los leprosos estar sanos por la intervención sanadora de Jesús, sin la declaratoria de sanidad por parte de los funcionarios que los reintegraba a la convivencia social?
Un poco debiéramos reflexionar sobre este modo de actuar como un paradigma social: lo que se intenta curar y reversar es la enfermedad, el daño, el pecado, no el orden capaz de reconocer la sanación. Se trata de restituir la autonomía de la creación.
La agitación social también requiere ser discernida a fin de determinar su sentido final: lo que aporta es destrucción o sanación de la convivencia?
Como nos enseña Ignacio de Loyola en las reglas de discernimiento de espíritus, la consolación, en cuanto soplo del Espíritu, es un proceso que ha de ser vigilado en el principio, medio y fin, para certificar que ha desembocado en una verdadera transformación y no la ha desviado el enemigo por el camino.
Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias
La prioridad, alabada por Jesús al leproso curado, estuvo en volverse a agradecer antes que llegar al sacerdote que declaraba limpio, con lo cual se reintegraría a la sociedad.
Esta prioridad aparece por diferentes partes en los evangelios: la prioridad del Reino, la prioridad de los pecadores arrepentidos, la prioridad de la misericordia sobre los sacrificios del templo, la prioridad del ser humano sobre el sábado. La prioridad del Señor sobre el Estado benefactor, porque éste lo es como don y tarea, no como atributo absoluto e indiscutible.
Este era un samaritano
Lucas escoge un símbolo de heterodoxia para los judíos y así dar a entender lo bien que viene agradecer la sanación, que está al alcance de todos.
Una lección para nosotros sobre quiénes, de verdad, advierten el paso del Señor en su vida y lo agradecen.
No son necesariamente los publicitados paradigmas de perfección y ortodoxia.
Una viejita que enciende una vela en la capilla semioscura de una iglesia, pero no asiste a la misa dominical, por cuidar a su hijo postrado, alaba y da gracias al Señor quizá más sinceramente, que los que cumplen tenaz pero rutinariamente el precepto.
¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?" Y le dijo: "Levántate, vete; tu fe te ha salvado
Alguien que no es del círculo íntimo de Jesús nos enseña más.
A pesar de ir con fe suficiente para ser curados, no completaron el proceso con acción de gracias, para una salvación completa, que consiste en el reconocimiento de Jesús de Nazareth en nombre de su Padre.
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Sabiduría 6,1-11
Reconociendo el propio poder como donado por Dios, se enseñara la gratuidad del Señor a los súbditos que a su vez darán gracias. El juicio es más severo para los que más poder tengan, y menos para los que menos poder experimenten como los vulnerables, porque ellos son más víctimas que victimarios.
Salmo responsorial: 81
El poder de cualquier tamaño debe suscitar el Agradecer al Señor, porque representa la moción del Espíritu Santo que ora inenarrable en nuestras entrañas. Por eso el paradigma del poder es proteger vulnerables, que deberán agradecer el don y convivir agradeciendo.
Lucas 17,11-19
Jesús apunta a un don que forma parte del núcleo de la espiritualidad bíblica: Agradecer, reconocer, la salvación específica experimentada en el curso de la propia existencia, como individuo y como pueblo.