miércoles, 6 de diciembre de 2023

DOCTORES DE LA IGLESIA

                          

              EL PASTOR PREPARA UNA MESA PARA MI, ES LA COPA QUE REBOSA

MIÉRCOLES I

San Bernardo Sermón en el Adviento del Señor 5,1-3

Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquéllas son visibles, pero ésta no. En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres, cuando, como atestigua él mismo, lo vieron y lo odiaron. En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron. La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan. De manera que, en la primera venida, el Señor vino en carne y debilidad; en esta segunda, en espíritu y poder; y, en la última, en gloria y majestad. Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo. Y para que nadie piense que es pura invención lo que estamos diciendo de esta venida intermedia, oídle a él mismo: El que me ama – nos dice– guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. He leído en otra parte: El que teme a Dios obrará el bien; pero pienso que se dice algo más del que ama, porque éste guardará su palabra…

REFLEXIÓN

Las venidas del Señor entre Encarnación y Juicio se dan en la historia común y corriente, cada vez que caminamos y avanzamos con su Palabra en lo profundo y entre los que la aceptan y por ella se guían. Nada de grandes solemnidades y espectáculos. En la sencillez de la existencia va viniendo el Señor y su salvación, su significado para nuestras vidas.

martes, 5 de diciembre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Martes 1 de Adviento

Isaías 11,1-10



REFLEXIÓN

No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados

Nosotros solemos inclinarnos a un lado u otro por interés. Los pobres y desamparados son todos los que no logran inclinar la balanza a su favor, porque su interés no interesa ni aprovecha.

Nuestras sociedades funcionan sobretodo con una justicia interesada, influída: la apariencia de poder y riqueza, el rumor que condena antes de oir. Nos saturamos de prejuicios y sentenciamos.

No es un problema de la justicia como rama del poder, sino que alcanza a todo hombre y mujer, capaz de tomar decisión que afecte a otros persiguiendo sólo su interés.

No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar.

Se trata de la visión mesiánica, el fin del designio del Señor, su impronta: una sociedad solidaria que emerge finalmente de una sociedad inicua.

Es el fin del largo proceso según nuestra medida de tiempo de la conversión social, estructural y personal.

Un faro de luz en los arrecifes y riscos para advertir a los navíos. Una luz al final del túnel para avisar a los que vienen caminando en penumbra. Una visión que comunica energía a las fuerzas y decisiones, dándoles un norte y un punto de convergencia.

Tiempos de paz, época de paz, era de paz, paz definitiva.

Se mira en derredor y cualquier espacio parece tomado por la guerra, de cualquier tipo: intereses en guerra, vicios en guerra, relaciones en guerra, pueblos en guerra, un mismo país en guerra, políticos en guerra, iglesias en guerra.

No parece que nada ni nadie puede anunciar la paz, si acaso balbucearla.

Por eso se siente tan necesario celebrar la esperanza de paz. Una paz tan extensa y tan profunda, que logre que un león se vuelva vegetariano, como sugiere la Palabra.

Y así los que asumen que tienen fe en Jesús de Nazareth, a quien vemos como vástago de Jesé, según el profeta, tienen una responsabilidad: hacer la paz.

Hagamos la paz a todo nivel en el que nos veamos involucrados: familia, trabajo, relaciones sociales.

Demos a entender que la paz es posible, aun fragmentariamente, para que simbolicemos Aquel día.

Salmo responsorial: 71



REFLEXIÓN

para que rija a tu pueblo con justicia, / a tus humildes con rectitud

El fondo bueno y anhelado de la historia. El mecanismo que vive descompuesto y anhelamos perfeccionar: justicia y derecho.

En jueces, fiscales, abogados, pero sobretodo y también en todos nosotros, que en todo nivel y a toda hora con nuestras decisiones que afectan a los demás, administramos justicia en nombre de la conciencia y su libertad.

Él librará al pobre que clamaba, / al afligido que no tenía protector; / él se apiadará del pobre y del indigente, / y salvará la vida de los pobres

Los creyentes en Jesús de Nazareth hacen la paz a su estilo: con justicia a los pobres.

El estilo de las sociedades a todo nivel es la paz por negociación. Lo cual significa que cada uno cede lo conveniente hasta llegar a un pacto final.

El estilo de Jesús es la conversión, que lleva a la renuncia por el reino. La conversión supera el cálculo de la negociación.

La negociación pretende dejar los adversarios en pie, sin perder cara.

La conversión es un ejercicio de abajamiento, como Jesús que se abajó para dar vida.

Lucas 10,21-24



REFLEXIÓN

lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla”

La alegría de Jesús vino de su Padre como un don. Es alegría al modo del Espíritu Santo.

Ignacio de Loyola menciona la consolación sin causa precedente: un gozo que llega sin saber la causa precisa. El bienestar de la vida misma, gozosa y espléndida en su mostración, aun superando dolores, enfermedades, frustraciones y limitaciones. El gozo de lo más hacia lo más.

Se pudiera pensar que todo gozo y alegía es causado por nuestro cerebro o inconsciente, de modo aun recóndito.

Pero se trata de recibirlo en acción de gracias y conversión. Porque el gozo de Jesús es propio del sencillo, cuando se ha despojado de cualquier apego de cualquier clase y se entrega generosamente al reino.

Entonces sobreviene la paz más allá de los delirios ecologistas.

La alegría que viene del Espíritu como un don de Dios, que ilumina el sentido de la existencia y potencia la vivencia para acceder a la visión del fin, que está en proceso.

Una contemplación del designio del Señor da paso a un gozo de su prestigio y gloria, quien realiza sus promesas.

Mucha gente sencilla con enfoque sociológico muestra este gozo y visión agradecidos.

No se agota en esa categoría el don de Dios, abierto a todo hombre y mujer de buena voluntad.

Es la novedad que aporta la encarnación de la Palabra: su mensaje del fin por fin ancló entre nosotros y se propuso no volverse a ir.

nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar

La revelación del Padre es responsable de la identificación del Hijo, y la que lo da a conocer a otros, como Pedro Cefas que hizo el descubrimiento en su momento, para sostener esa identificación mientras el Hijo vuelve.

"¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."

Lo que no quiere decir que no esté disponible para nosotros si el Señor lo otorga.

Es la petición que insta San Ignacio en los ejercicios, en la segunda semana: que el Padre dé a conocer a su Hijo, para seguirlo con mayor entrega.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1731988549795291335?s=20

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Isaías 11,1-10

El tropel de contrastes y paradojas producen un excitación entusiasta de visión de paz futura. Lo que vivimos cotidianamente como guerra, daño, perjuiicio y que nos hace infelices cada día, se soluciona, se pacifica, se da la amistad, se relaja toda tensión. Un momento de revelación del bien sin cortapisas.

Salmo responsorial: 71

Un momento de plenitud aquél en el que quien no sentía ser favorecido por una decisión lo es con debida justicia. El momento en el que se reconocen los derechos de aquél a quien se les negaba o disputaba. La incertidumbre de la opresión, de la esclavitud, de la adicción, de la deuda, disipada. Salir de una pesadilla.

Lucas 10,21-24

Jesús expresa su alegría, movido por el Espíritu, que revela la dinámica del Padre de amar los pequeños. Es un momento místico, de captación de la totalidad de sentido y de expansión de la conciencia, que no se puede contener en su alegría, e impulsa a la comunicación, al compartir esa realidad de eternidad en un fragmento de tiempo.