viernes, 1 de marzo de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 2 de Cuaresma

Génesis 37,3-28



REFLEXIÓN

Al pasar unos comerciantes madianitas, tiraron de su hermano, lo sacaron del pozo y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas

Algunos detalles de la historia prefiguran rasgos de Jesús de Nazareth: el amor de su Padre, el celo de los hermanos que desean matarlo, su venta a los de fuera, la capacidad soñadora o visionaria de José.

Se dice que alguien quiso liberar a los que veían sombras al fondo de la caverna de Platón, diciéndoles que eran sombras, y la realidad estaba a sus espaldas. 

La reacción fue asesinarlo: muerte al libertador.

Eco o no de un mito, éste es también un eco de realidades que se viven. Porque muchos que tienen sueños de cambio, visión de realidades diferentes a las vigentes, son amenazados y liquidados, ya que atentan contra la seguridad del presente en el actual orden de cosas.

Sin embargo el Señor para el proceso de realización de su designio, que es su sueño, nos sigue convocando y nos apoya en los riesgos.

Un educador también es un visionario, pero tiene en cuenta los sueños de sus educandos, para que tengan presente los elementos que pueden viabilizar su realización. 

Las resistencias que encuentra en muchos de sus aprendices es parte del proceso de aprender que los sueños también tienen un protocolo o procedimiento para llegar a ser verdad. Y esto puede impacientar y hasta irritar. En casos extremos hasta provocar violencia.

La antipatía que el Magisterio católico despierta en muchos, radica en algo así. Contraría la expectativa de los sueños de la gente, porque señala un protocolo para realizarse. No es que no acepte los sueños del mundo, sino que busca no se conviertan en pesadillas.

Éstos se llevaron a José a Egipto

Hacer la lectura de la Palabra en perspectiva, como seres temporales e históricos, permite contemplar la línea del designio del Señor, y cómo todos, aún con autonomía, convergemos en su logro salvífico.

Curiosamente Islámicos e Israelitas mantienen un debate sobre cuál es el pueblo de la promesa: si Ismael o Isaac, ambos hijos de Abraham.

En el relato intervienen los ismaelitas como medio para que José llegue a Egipto, lugar que resolverá la subsistencia de Israel y muchos pueblos, por medio de José.

El texto nos propone una Palabra de esperanza y confianza en la presencia del Señor en las diversas circunstancias históricas, que los hombre y mujeres experimentamos en conflicto.

Salmo responsorial: 104



REFLEXIÓN

 por delante había enviado a un hombre, / a José, vendido como esclavo

La potencialidad humana para recuperarse, crecer y lograr cosas relevantes de impacto para muchos es una lección de la historia, constante y frecuente.

Igual se da para logros positivos que para los negativos. 

Nos ayuda a respetar la riqueza y dignidad de todo hombre y mujer desde su origen y diversidad, por la capacidad que podrá desplegar en el futuro.

Y aun en la discapacidad se podrá contemplar la llamada del designio del Señor a cooperar con su solidaridad y ternura.

y la palabra del Señor lo acreditó.

La esperanza del Justo consiste en la acreditación de parte del Señor. Como Jesús de Nazaret cuando fue resucitado, mostrando el Padre su carácter de justo y enviado por Él.

Mateo 21,33-43.45-46



REFLEXIÓN

os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos

Una amenaza que pende sobre nuestra libertad humana: ser constructores del reino que produzca frutos para el Señor o perderlo.

Es una palabra que se mantiene abierta al futuro para ir concretando el reino histórico de Jesús con aquellos que son fieles.

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos

Más que nada una clase dirigente que se reproduce infinitamente, ocupada más bien en sus propios intereses, que en el servicio al designio. 

Son los que tienen más responsabilidad por su poder de decisión social. Pero nuestra decisión individual también puede serle cómplice y perpetuarlos.

El proceder del Padre no es vengativo. Es educativo hacia una conversión de las malas obras. Se busca un pueblo que sí cuide la viña y respete al hijo, desechando el anterior. Pero a la postre como dice Pablo, el desechado también tendrá su oportunidad.

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Génesis 37,3-28

Salmo responsorial: 104

Mateo 21,33-43.45-46

DOCTORES DE LA IGLESIA

BEATO CARLO


 Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
                          (Libro 4, 16, 2.5: SC 100, 564-572)


LA ALIANZA DEL SEÑOR


Moisés, en el Deuteronomio, dice al pueblo: El Señor, nuestro Dios, hizo alianza con nosotros en el Horeb; no hizo esa alianza con nuestros padres, sino con nosotros. ¿Por qué no hizo la alianza con los padres? Porque la ley no fue instituida para los justos; los padres, en efecto, eran justos y tenían escrito en su interior el contenido del decálogo, amando a Dios, su Creador, y absteniéndose de toda injusticia contra el prójimo; por esto no necesitaron la conminación de una ley escrita, ya que llevaban en su corazón los mandatos de la ley.

Pero al caer en olvido y extinguirse la justicia y el amor de Dios, durante la permanencia en Egipto, fue necesario que Dios, por su gran benevolencia hacia los hombres, se manifestara a sí mismo de palabra.

Con su poder sacó al pueblo de Egipto, para que el hombre volviera a ser discípulo y seguidor de Dios; y lo atemorizó con su palabra, para que no despreciara a su Hacedor.

Lo alimentó con el maná, alimento espiritual, como dice también Moisés en el Deuteronomio: Te alimentó con el maná, que no conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo se vive de pan, sino de cuanto sale de la boca de Dios.

Además, le ordenó el amor de Dios y la justicia para con el prójimo, para que no fuese injusto ni indigno de Dios, disponiendo así al hombre, por medio del decálogo, para su amistad y la concordia con el prójimo; todo ello en provecho del hombre, ya que Dios ninguna necesidad tiene del hombre.

Todo esto contribuía a la gloria del hombre, otorgándole la amistad con Dios, de la que estaba privado, sin que nada añadiera a Dios, ya que él no necesita del amor del hombre.

El hombre, en cambio, se hallaba privado de la gloria de Dios, que sólo podía obtener por la sumisión a él. Por esto Moisés decía también al pueblo: Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra.

Y, queriendo disponer al hombre para esta vida, el Señor promulgó por sí mismo el decálogo, para todos sin distinción; y, con su venida en carne, este decálogo no fue abolido, sino que sigue en vigor, completado y aumentado. En cambio, no promulgó por sí mismo al pueblo los preceptos que implican servidumbre, sino que los promulgó por boca de Moisés, como afirma el mismo Moisés: En aquella ocasión el Señor me mandó que os enseñara, mandatos y decretos.

Aquellos preceptos, pues, que implicaban servidumbre y tenían el carácter de signo fueron eliminados por el nuevo Testamento de libertad; en cambio, los que eran de ley natural, liberadores y comunes a todo hombre, los completó y perfeccionó, dando a los hombres, con suma liberalidad y largueza, el conocimiento de Dios como Padre adoptivo, para que lo amasen de todo corazón y siguieran al que es su Palabra sin desviarse.