PALABRA COMENTADA
Viernes 3 de Cuaresma
Oseas 14,2-10
REFLEXIÒN
No nos salvará Asiria
En ti encuentra piedad el huérfano
La Palabra en el oráculo del profeta nace y se expresa en una situación concreta de la historia de un pueblo.
Israel, en el reino del Norte, pensaba que el apoyo de otro reino más fuerte lo libraría de una invasión.
Lo común es que los reinos se aliaran para tratar de no pelearse o resistir a otro más fuerte.
La Palabra realza como símbolo al huérfano, porque éste no cuenta con apoyo humano y representa la vulnerabilidad.
los amaré sin que lo merezcan
Así el Señor muestra su unicidad, su originalidad en la calidad del amor y de vínculo que establece.
Nosotros, solo después de un transitar carismático, de gracia, logramos entrever que es mejor dar que recibir, y que el amor libre es el que perdona hasta al enemigo.
Como todo paciente en una terapia ofrece ciertas resistencias cuando debe emprender un cambio particularmente difícil, así nosotros en la terapia de amor a la que nos somete la Palabra, nos resistimos cuando se trata de amar al vulnerable.
Y nos escudamos en la posible utilización pérfida de su situación para manipular nuestra lástima y apoyo.
Puede ser verdad. Se dan casos.
Sin embargo no es suficiente para continuar nuestra entrega al servicio del ágape.
Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos
Los justos que pueden caminar son los que no obstante las resistencias que surgen en el camino, avanzan.
Los pecadores en esa coyuntura se desvían, buscando otro camino menos compartido.
Unos desean conducirse como justos, pero también tropiezan, y otros pecadores quieren convertirse y también tropiezan.
El tropiezo no parece una señal nítida de nada. En todo hay ambivalencia, inseguridad y misterio y no queda sino anclarse en su misericordia, que suple en su hijo nuestra calamidad.
Tropezar en el camino recto es síntoma de pecado, de iniquidad, de injusticia, de amor errado por uno mismo.
Sin embargo no todo está perdido porque el Señor está pronto y disponible para apiadarse y perdonar.
Esto sólo se puede entender: que tropezamos en los caminos de la vida por egoísmo, si abandonamos la instrucción en la sabiduría y la prudencia que lo comprende.
Por eso el huérfano es como el justo: despojados de sí mismos, sin otro apoyo vivencial y existencial sino solo el Señor.
Pero también hay que entender que esta sabiduría arrincona frente al mundo, aisla de sus favores y aplauso.
La etiqueta que merece es la de perdedores. Mientras el mundo adora los ganadores.
Se debe por tanto aprender a vivir la humillación que acarrea el mundo, para vivir el gozo y la exaltación de la justicia. Un estado de solidez que enfrenta la afrenta mundana.
Hoy los medios de comunicación global pueden colaborar con el apabullamiento de la injusticia que hace el mundo, aun invocando la justicia que dicen hacer.
Porque la justicia que practica el mundo es la de los intereses propios y hasta inconfesables.
Salmo responsorial: 80
REFLEXION
Te respondí oculto entre los truenos
En la teofanía del Sinaí, la Palabra ubicaba la voz del Señor en medio de una tormenta eléctrica.
Quizás como otros pueblos Israel, pasó una etapa de religiosidad animista, divinizando la tormenta.
Pero la Palabra los invitó a caminar los caminos del ágape. Aquellos que pueden caminar los justos.
yo soy el Señor, Dios tuyo, / que te saqué del país de Egipto
Así fue experimentando la originalidad y unicidad de Dios, más allá de las tormentas y no solo en presencia de ellas.
Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!
El Señor que nos ama expresa anhelos de nuestra conversión, para acompañarnos por caminos de justicia.
El dolor que nos hiere, cuando volvemos a Él es la purificación de nuestro extravío.
Marcos 12,28b-34
REFLEXION
"¿Qué mandamiento es el primero de todos?
En un escriba esta pregunta es una ironía, porque si alguien debe saber la respuesta es él mismo, estudioso de la Torá.
Pero sucede así con el exceso de información: no es garantía de un discernimiento del corazón, de una comprensión. El resultado es marasmo y confusión.
Así como tenemos analfabetos funcionales, que saben la técnica de la lectura pero no entran en la comprensión de lo leído, y se les escapa el sentido.
No hay mandamiento mayor que éstos
La respuesta es tradicional, pero recordada a quien se hace el ignorante.
Algo que se parece mucho a ciertas personas de nuestra época, quienes desdeñan lo sólido tradicional para así relativizar su compromiso de ágape con los demás.
Erigen la confusión como excusa y así no verse obligados a la buena obra.
"Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios."
Holocaustos y sacrificios en una sociedad teocrática era de buen ver: hacía pasar ante todos por justo y santo.
Las insignias de santidad y justicia no serán ahora los holocaustos y sacrificios en una sociedad laica.
Tiene su valoración en otras expresiones que dicen bien, y hacen pasar por tener la etiqueta que honra.
Frente a cualquier valoración de sociedades laicas o religiosas se propone la del mandamiento que son dos: amar al Señor y al prójimo.
"No estás lejos del reino de Dios."
La confesión es un mínimo en el camino del Señor, que saben andar los justos. Allí inicia todo. Es solo el comienzo. El primer paso en acercar lo que dista el reino.
Porque no sólo es decirlo: hay que valorar con la obra, en la vida.
Cuando es así ya se está en el Reino, se entra en él.
https://x.com/motivaciondehoy/status/1766084828443635987?s=20
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Oseas 14,2-10
Salmo responsorial: 80
Marcos 12,28b-34
Oseas 14,2-10
REFLEXIÒN
No nos salvará Asiria
En ti encuentra piedad el huérfano
La Palabra en el oráculo del profeta nace y se expresa en una situación concreta de la historia de un pueblo.
Israel, en el reino del Norte, pensaba que el apoyo de otro reino más fuerte lo libraría de una invasión.
Lo común es que los reinos se aliaran para tratar de no pelearse o resistir a otro más fuerte.
La Palabra realza como símbolo al huérfano, porque éste no cuenta con apoyo humano y representa la vulnerabilidad.
los amaré sin que lo merezcan
Así el Señor muestra su unicidad, su originalidad en la calidad del amor y de vínculo que establece.
Nosotros, solo después de un transitar carismático, de gracia, logramos entrever que es mejor dar que recibir, y que el amor libre es el que perdona hasta al enemigo.
Como todo paciente en una terapia ofrece ciertas resistencias cuando debe emprender un cambio particularmente difícil, así nosotros en la terapia de amor a la que nos somete la Palabra, nos resistimos cuando se trata de amar al vulnerable.
Y nos escudamos en la posible utilización pérfida de su situación para manipular nuestra lástima y apoyo.
Puede ser verdad. Se dan casos.
Sin embargo no es suficiente para continuar nuestra entrega al servicio del ágape.
Rectos son los caminos del Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos
Los justos que pueden caminar son los que no obstante las resistencias que surgen en el camino, avanzan.
Los pecadores en esa coyuntura se desvían, buscando otro camino menos compartido.
Unos desean conducirse como justos, pero también tropiezan, y otros pecadores quieren convertirse y también tropiezan.
El tropiezo no parece una señal nítida de nada. En todo hay ambivalencia, inseguridad y misterio y no queda sino anclarse en su misericordia, que suple en su hijo nuestra calamidad.
Tropezar en el camino recto es síntoma de pecado, de iniquidad, de injusticia, de amor errado por uno mismo.
Sin embargo no todo está perdido porque el Señor está pronto y disponible para apiadarse y perdonar.
Esto sólo se puede entender: que tropezamos en los caminos de la vida por egoísmo, si abandonamos la instrucción en la sabiduría y la prudencia que lo comprende.
Por eso el huérfano es como el justo: despojados de sí mismos, sin otro apoyo vivencial y existencial sino solo el Señor.
Pero también hay que entender que esta sabiduría arrincona frente al mundo, aisla de sus favores y aplauso.
La etiqueta que merece es la de perdedores. Mientras el mundo adora los ganadores.
Se debe por tanto aprender a vivir la humillación que acarrea el mundo, para vivir el gozo y la exaltación de la justicia. Un estado de solidez que enfrenta la afrenta mundana.
Hoy los medios de comunicación global pueden colaborar con el apabullamiento de la injusticia que hace el mundo, aun invocando la justicia que dicen hacer.
Porque la justicia que practica el mundo es la de los intereses propios y hasta inconfesables.
Salmo responsorial: 80
REFLEXION
Te respondí oculto entre los truenos
En la teofanía del Sinaí, la Palabra ubicaba la voz del Señor en medio de una tormenta eléctrica.
Quizás como otros pueblos Israel, pasó una etapa de religiosidad animista, divinizando la tormenta.
Pero la Palabra los invitó a caminar los caminos del ágape. Aquellos que pueden caminar los justos.
yo soy el Señor, Dios tuyo, / que te saqué del país de Egipto
Así fue experimentando la originalidad y unicidad de Dios, más allá de las tormentas y no solo en presencia de ellas.
Ojalá me escuchase mi pueblo / y caminase Israel por mi camino!
El Señor que nos ama expresa anhelos de nuestra conversión, para acompañarnos por caminos de justicia.
El dolor que nos hiere, cuando volvemos a Él es la purificación de nuestro extravío.
Marcos 12,28b-34
REFLEXION
"¿Qué mandamiento es el primero de todos?
En un escriba esta pregunta es una ironía, porque si alguien debe saber la respuesta es él mismo, estudioso de la Torá.
Pero sucede así con el exceso de información: no es garantía de un discernimiento del corazón, de una comprensión. El resultado es marasmo y confusión.
Así como tenemos analfabetos funcionales, que saben la técnica de la lectura pero no entran en la comprensión de lo leído, y se les escapa el sentido.
No hay mandamiento mayor que éstos
La respuesta es tradicional, pero recordada a quien se hace el ignorante.
Algo que se parece mucho a ciertas personas de nuestra época, quienes desdeñan lo sólido tradicional para así relativizar su compromiso de ágape con los demás.
Erigen la confusión como excusa y así no verse obligados a la buena obra.
"Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios."
Holocaustos y sacrificios en una sociedad teocrática era de buen ver: hacía pasar ante todos por justo y santo.
Las insignias de santidad y justicia no serán ahora los holocaustos y sacrificios en una sociedad laica.
Tiene su valoración en otras expresiones que dicen bien, y hacen pasar por tener la etiqueta que honra.
Frente a cualquier valoración de sociedades laicas o religiosas se propone la del mandamiento que son dos: amar al Señor y al prójimo.
"No estás lejos del reino de Dios."
La confesión es un mínimo en el camino del Señor, que saben andar los justos. Allí inicia todo. Es solo el comienzo. El primer paso en acercar lo que dista el reino.
Porque no sólo es decirlo: hay que valorar con la obra, en la vida.
Cuando es así ya se está en el Reino, se entra en él.
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Oseas 14,2-10
Salmo responsorial: 80
Marcos 12,28b-34