lunes, 25 de marzo de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Agustín Sermón Güelferbitano 3 

La pasión de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es una prenda de gloria y una enseñanza de paciencia. Pues, ¿qué dejará de esperar de la gracia de Dios el corazón de los fieles, si por ellos, el Hijo único de Dios, coeterno con el Padre, no se contentó con nacer como un hombre entre los hombres, sino que quiso Incluso morir por mano de aquellos hombres que él mismo había creado? Grande es lo que el Señor nos promete para el futuro, pero es mucho mayor aún aquello que celebramos recordando lo que ya ha hecho por nosotros. ¿Dónde estaban o quiénes eran, aquellos impíos por los que murió Cristo ? ¿Quién dudará que a los santos pueda dejar de darles su vida, si él mismo entregó su muerte a los impíos? ¿Por qué vacila todavía la fragilidad humana en creer que un día será realidad el que los hombres vivan con Dios? Lo que ya se ha realizado es mucho más increíble: Dios ha muerto por los hombres. Porque ¿quién es Cristo, sino aquel de quien dice la Escritura: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios? 

REFLEXIÓN

El viejo deseo humano, ser como dioses, ha sido colmado con la realidad de Dios en Jesús hecho hombre. Si dudamos en la fe es por fragilidad, porque no cabe en nosotros aún tamaña realidad. No tenemos que salir, ni alienarnos de la condición humana, porque Él llegó a ser la nuestra. Vino a mejorar nuestra condición, para no abandonarla nunca.

Esta Palabra de Dios se hizo carne y acampó entre nosotros. El no poseería lo que era necesario para morir por nosotros si no hubiera tomado de nosotros una carne mortal. Así el inmortal pudo morir, Así pudo dar su vida a los mortales: y hará que más tarde tengan parte en su vida aquellos de cuya condición él primero se había hecho participe. Pues nosotros, por nuestra naturaleza, no teníamos posibilidad de vivir, ni él por la suya, posibilidad de morir. Él hizo, pues, con nosotros este admirable intercambio, tomó de nuestra naturaleza la condición mortal y nos dio de la suya la posibilidad de vivir. Por tanto, no sólo no debemos avergonzarnos de la muerte de nuestro Dios y Señor, sino que hemos de confiar en ella con todas nuestras fuerzas y gloriarnos en ella por encima de todo: pues al tomar de nosotros la muerte, que en nosotros encontró, nos prometió con toda su fidelidad que nos daría en si mismo la vida que nosotros no podemos llegar a poseer por nosotros mismos. 

REFLEXIÓN

Estamos en un comercio novedoso, y cuya ganancia es otra. Jesús desde Dios nos da vida asume nuestra mortalidad, destruyendo la muerte. Se opera un cambio  regenerador, porque recibe de nosotros chatarra, para devolvernos novedad. Cómo íbamos a pensar que la Vida anhelada sería concedida en la muerte aborrecida?

Y si aquel que no tiene pecado nos amó hasta tal punto que por nosotros, pecadores, sufrió lo que habían merecido nuestros pecados, ¿cómo después de habernos justificado, dejará de darnos lo que es justo? Él, que promete con verdad, ¿cómo no va a darnos los premios de los santos, si soportó, sin cometer iniquidad, el castigo que los inicuos le infligieron? 

REFLEXIÓN

Como en todo desfallecemos por falta de credibilidad, porque nos prometen pero no cumplen, desde la cuna hasta la tumba. La incredibilidad mina toda la relación humana intersubjetiva, social y aun la autoimagen personal. Nos aferramos a no dejarnos engañar más, en la amargura del último engaño, antes que volver a tener ilusión.

Confesemos, por tanto, intrépidamente, hermanos, y declaremos bien a las claras que Cristo fue crucificado por nosotros: y hagámoslo no con miedo, sino con júbilo, no con vergüenza, sino con orgullo. El apóstol Pablo, que cayó en la cuenta de este misterio, lo proclamó como un título de gloria. Y siendo así que podía recordar muchos aspectos grandiosos y divinos de Cristo, no dijo que se gloriaba de estas maravillas –que hubiese creado el mundo, cuando, como Dios que era, se hallaba junto al Padre, y que hubiese imperado sobre el mundo, cuando era hombre como nosotros–, sino que dijo: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

REFLEXIÓN

Gloriarse en la cruz, la verdad de Dios por su hijo Jesús. Porque Jesús al entregarse y morir sin echarse atrás convalidó las buenas intenciones de Dios  y nos lo dio como Padre fiel.

domingo, 24 de marzo de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Domingo de Ramos B

Isaías 50, 4-7



REFLEXIÓN

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento

La Palabra se expresa en coyunturas históricas, en circunstancias de tiempo, lugar, intereses de personas y grupos.

Se expresa en personas y culturas que deben hacerse eficientes y eficaces para comunicarla, pero que también la obstaculizan, opacan o distorsionan.

La Palabra por tanto, lleva en sí una dinámica de conversión del emisario para que ofrezca una resultante apta para el cumplimiento del Designio del Señor.

El esfuerzo por involucrar la propia fe en esa dinámica nos compromete en un proceso de conversión que puede llevar toda la existencia, en la que la misma Palabra nos impulsa a serle fiel.

La finalidad de la Palabra a la cual nos debemos es la salvación trascendente, pero no reducida a un momento final, sino referida a toda la creación, a cuya transformación nos debemos.

Todo este proceso acarrea, además del gozo y la alegría de la salvación desaliento, prueba, dolor, crucifixión por la oposición y la resistencia al designio.

El testigo mayor y definitivo de este proceso es Jesús de Nazareth.

Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor Dios me ha abierto el oído; y yo no me he rebelado ni me he echado atrás

Cada mañana me espabilaba el oído, para que escuche como los iniciados.

Escuchar y decir para sostener al amargado.

También tiene su aplicación en la relación del director de ejercicios espirituales con el ejercitante:

[7] 7ª La séptima: el que da los exercicios, si vee al que los rescibe, que está desolado y tentado, no se haya con él duro ni desabrido, mas blando y suave, dándole ánimo y fuerzas para adelante, y descubriéndole las astucias del enemigo de natura humana, y haciéndole preparar y disponer para la consolación ventura.

Es como parte de la dinámica de acompañamiento solidario y gratuito que como don del SEñor se otorga a unos para beneficio y sostén de otros.

Es una parte de la fraternidad que se construye en el mundo, cuando nos apoyamos moralmente mutuamente, más allá de nuestro propio interés.

Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido; por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. 

En el relato del profeta se lee la subjetividad de Jesús,lo que debió sentir.

Así se completa la objetividad del relato de la pasión. 

La fuente de fortaleza del Señor es la confianza en su Padre y en lo correcto de su misión.

No sólo en que la misión del Reino es buena, sino que ha ejercido el ministerio éticamente.

Sus dolores y humillaciones van más allá del mero rechazo a su persona individual. Tienen que ver con su ministerio, su dedicación al Designio.

Este es un enfoque que ayudaría a dimensionar las pruebas de nuestra vida y aportarles coraje de esperanza.

Salmo responsorial: 21



REFLEXIÓN

"Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere."

La pasión o dicho en otra forma, el padecer de Jesús, a pesar de su transformación icónica, es sobre todo el drama del dolor, la amargura y la desilusión, pero también del coraje, la fe y la fidelidad hasta la muerte, en su adehsión a un Padre amado y a su voluntad.

Este testimonio, en nuestro tiempo deshumanizado que se mueve por la adhesión de la causas y el pulular de ideologías, nos baja a la tierra sólida del amor martirial que llega hasta las últimas consecuencias de fidelidad y seguimiento.

Por eso otros maestros en la vida espiritual nos han ido señalando ese valor sobre todo valor y a él se han consagrado en su personas y sus obras, tal como Teresa de Jesús, Juan de la Cruz e Ignacio de Loyola.

Este momento de la celebración inicial de la pasión y muerte de Jesús, corazón del Kerygma apostólico, es óptimo para revisar las actitudes de nuestro abordaje y si es preciso empeñarnos en nuestra conversión para alcanzar ese amor.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos; / fuerza mía, ven corriendo a ayudarme

Una pobreza sin par: quedarse solamente con el Padre en quien se confía por fe, más allá de toda certidumbre. Como un gesto generoso, en cuya plusvalía debemos creer que alienta el Espíritu del Padre.

Filipenses 2, 6-11



REFLEXIÓN

no hizo alarde de su categoría de Dios

Pensar que este himno de la primitiva comunidad implica un voltear la imagen de divinidad de pueblos teocráticos, con mentalidad fideísta y providencialista, para quienes la divinidad externa y de poder es como el aire que se respira. Algo diametralmente opuesto a nuestro ethos actual. 

Y que en esa atmósfera gane fuerza una divinidad renunciada, despojada, desvestida, completamente humanizada, tiene que haber dado pie a un escándalo mayúsculo como un preámbulo para iniciarse en esa fe. 

Una fe que comienza o nace por el desconcierto, por una metanoia que equivale a un fin del mundo, donde se vienen abajo los puntos referenciales que orientan el sentido de la existencia.

se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos

Por qué este camino de abajamiento, esta lógica de autonegación de la propia importancia y valía es el camino de Jesús que salva? Que prospera en el Reino de Dios?

Para su traducción más adaptada a nuestro mundo no parece conveniente recurrir a modelos clásicos de abajamiento, porque está desacreditados por las ciencias actuales como trastornos de la personalidad: baja autoestima, inseguridad, tendencia a la autodestrucción y el castigo.

Para nuestra actualidad es más creíble un despojo y autoolvido que se cifra en luchas, consignas, entrega a movimientos de cambio social.

Pero lo pongas donde lo pongas toda clave de abajamiento es susceptible de corrupción, de larvada manipulación, si no se da una vigilancia constante y una apertura sensible y constante al Padre viviente de Jesús.

A esto se refiere el profeta cuando habla de tener una lengua de discípulo y abrir el óido cada día muy temprano.


PASIÓN Y MUERTE 



Mateo 26, 14-27, 66(A)

Mc14,1-15,47(B)

Lc22,14-23,56(C)

Prendimiento

andaba buscando ocasión propicia para entregarlo

preparemos la cena de Pascua

apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo

Habéis salido a prenderme con espadas y palos como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis

todos los discípulos lo abandonaron y huyeron

Indagatoria de autoridades judías

lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote

se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús

el traidor sintió remordimiento 

fue y se ahorcó

Juicio ante el gobernador romano:Pilatos

Jesús fue llevado ante el gobernador

no contestaba a ninguna pregunta

el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera

se estaba formando un tumulto

les soltó a Barrabás

a Jesús, después de azotado, lo entregó para que lo crucificaran

Los evangelios traen una mezcla de escasas menciones con credibilidad histórica y diálogos, dichos y referencias a la escritura que comprensiblemente corresponden a la reflexión de fe de las comunidades cristianas del comienzo.

Esta plusvalía de subjetividad creyente ha llevado en diferentes momentos desde el siglo 18 al presente, a investigaciones de lo histórico de Jesús de Nazareth.

Un tema hoy muy debatido y profusamente escrito que se ubica bajo la etiqueta de “Jesús Histórico”.

Una interpretación que le haga justicia a la credibilidad histórica de los evangelios, tendría que vérselas con la escasa cantidad de datos y testigos, pero también con la posibilidad de una dramatización realizada por las comunidades cristianas, unos 25 o 30 años después de la muerte y resurrección de Jesús.

En esa dramatización con propósitos catequéticos y evangelizadores, no tenemos por qué descartar autenticidad o base histórica en algunos planteamientos.

Lo contrario sería tenerlos como ilusos fantaseadores que imaginaron en demasía llevados por su fanatismo sobre Jesús.

El tiempo de dos milenios se está encargando de convencernos que esta última hipótesis es la verdaderamente ilusa y de poco sentido común.

Por lo tanto si las comunidades por su re-lectura de las escrituras, la vida y muerte de Jesús y su experiencia de fe, encontraron esencial confesar a Jesús de Nazarth como hijo de Dios, en sentido trascendente y divino, incluso hasta el extremo del martirio, no parece proporcionado ni justo denegarle base histórica a sus creencias.

En este supuesto de fe nos apoyamos las generaciones que venimos después, y así confiamos.

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Isaías 50, 4-7

Salmo responsorial: 21

Filipenses 2, 6-11

Mc14,1-15,47(B)