PALABRA COMENTADA
Martes 26 de tiempo ordinario
Año Par
Job 3, 1-3. 11-17. 20-23
REFLEXIÓN
¿Por qué dio luz a un desgraciado y vida al que la pasa en amargura, al que ansía la muerte que no llega y escarba buscándola más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir sepultura, al hombre que no encuentra camino porque Dios le cerró la salida?"
La Palabra asume la amargura humana en su radicalidad. Nada de lo que podamos pensar o decir la aleja y le es extraña. Asume todo lo que el ser humano destila en su amargura y lo que exulta en su alegría, porque el Señor es su fuente de energía.
Quizá no se tome como un consuelo pero saberlo y asumirlo permite vivir el acompañamiento del Señor, siempre al pie de nosotros.
Nada de esto nos quita la autodeterminación pero sí nos aporta la humanización que implica no sentirse solo en el universo.
En lo profundo de nosotros está la Palabra inspirando la apertura al designio sobre el universo y la historia. Sólo apropiarlo calma por ratos la inquietud congénita que acompaña a todo hombre y mujer que viene a este mundo.
El sentimiento en este momento, una vez más, aunque sea por poco tiempo, es de hartura, irritación, abominación de una situación de dependencia y aferramiento de algún tipo.
Salmo responsorial: 87
REFLEXIÓN
inclina tu oído a mi clamor
ya me cuentan con los que bajan a la fosa
Sentimos tener el existir de un envejecido que se va inclinando a tierra, en ciertas ocasiones.
Tengo mi cama entre los muertos, / como los caídos que yacen en el sepulcro, / de los cuales ya no guardas memoria, / porque fueron arrancados de tu mano
Ir a la nada, ser nada. Ser borrado de la mente del Creador es el extremo de la desdicha para el humano lleno de presagios de significativos en su existencia.
No nos resignamos nunca a ser una sombra de la que no se acuerdan y cuyo esfuerzo y sueños terminen en el vacío.
Lucas 9,51-56
REFLEXIÓN
De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?" Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Nada de revanchas ni de castigos ni de desquite.
Sencillamente, cambio de rumbo. Ya se sabe que allí no se les acepta.
Por encima de cualquier enojo está la verdad del designio: salvar hombres en continuidad de Jesús.
En algunos manuscritos se añade en el v.55:
"No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos".
Cómo hemos querido acabar con el adversario de todo tipo, para afirmar nuestra idea y afirmarnos con ella.
Un Espíritu de Jesús es la gloria que tenemos junto al Padre, que se prodiga a todo hermano desde este mundo.
Estamos llamados a contribuir con la vida, no a pulverizarla en alguien distinto.
No por las apariencias de la tolerancia y la convivencia, que son motivos frágiles, sino porque todos estamos llamados a la fraternidad de los hijos del Señor.
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Martes 26 de tiempo ordinario
Año Par
Job 3, 1-3. 11-17. 20-23
Salmo responsorial: 87
Lucas 9,51-56