PALABRA COMENTADA
Sábado 26 de tiempo ordinario
Job 42, 1-3. 5-6. 12-16
REFLEXIÓN
Te conocía sólo de oídas, ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto y me arrepiento, echándome polvo y ceniza
Una experiencia espritual inusitada e inédita del Absoluto expresa vivencias de hallazgo, de novedad, de una falta de proporción entre la importancia que nos damos y la que realmente merecemos, ante su grandeza.
Solo experiencias de este jaez convierten la persona desde sus más íntimas fibras y entretelas, del protagónico arrogante y autosuficiente, en la alfombra indigente que de todos se merece pisar.
Como decían los símiles de la espiritualidad antigua, el exceso de luz permite ver aun las motas de polvo mínimas que flotan en el aire.
La humildad que nos llama la atención en personas verdaderamente santas y meritorias, no es una pose, sino el efecto en la conciencia de esta desproporción entre la gloria del absoluto y nuestra indignidad.
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio; sus posesiones fueron catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas.
Cuando miramos a Jesús de Nazareth, quedamos perplejos ante el “happy end” o final feliz que la Palabra revela en el primer testamento, como solución al sufrimiento del inocente.
Parece que la revelación en Jesús de tal solución es todavía más dura, porque su sufrimiento no cejó hasta su última gota de sangre.
Nos queda como enigma y acertija despejar en nuestra existencia a cuál revelación nos apuntamos para nutrir nuestra fe y esperanza.
En la espiritualidad ignaciana de los ejercicios espirituales, se intenta trasmitir la propia experiencia de Ignacio de Loyola, quien optó más por el seguimiento de Jesús despreciado y humillado, que por las glorias de este mundo.
Cuál es el resorte que activa el influjo del Espíritu de Jesús resucitado y la fe que provoca, para estimular un seguimiento tan suicida, podemos decir? Y tan a contrapelo de nuestra cultura del logro y la imagen de éxito.
Salmo responsorial: 118
REFLEXIÓN
Enséñame a gustar y a comprender, / porque me fío de tus mandatos
El gusto del maná, era incomprensible, porque llegado el momento de saturación, a muchos pareció abominable. Sin embargo nutrió a una generación mientras transitaba por el desierto y no murieron de hambre.
El gusto por el Esíritu y sus caminos de estrecha y empinada senda, lo proporciona el mismo Espíritu del Señor, que gime en nuestro interior.
Está de moda una aparatito llamado GPS que ayuda e buscar y encontrar direcciones y a posicionarse en el espacio para ser localizados.
El Espíritu es como algo así, que late en nosotros para ubicarnos en la dirección correcta y ayudarnos a llegar a nuestro destino definitivo, si atendemos sus señales.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos, / que con razón me hiciste sufrir
Para aquellos que miran el sufrimiento como una plaga de la que hay que huir, conviene reflexionar sobre el sentido que puede tener para nuestro logro definitivo en el Señor.
El sufrimiento nos ayuda a encontrar sentido a la justicia de Dios, que no es la de este mundo, sino mejor pero más enigmática.
Lucas 10,17-24
REFLEXIÓN
Veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
La delegación de poderes en los discípulos fue efectiva y la comunidad podía experimentar el acompañamiento del Señor Jesús más allá de su muerte.
Sin embargo en este poder muchos se perdieron a sí mismos, al olvidarse de la dimensión de servicio.
no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
Porque queremos medir la eficacia del ministerio por las obras que emprendemos inicialmente en nombre del Señor.
No recordamos que hemos sido elegidos para una convivencia más pura, sin asomo de mal.
Porque hay comunidades e iglesias que asumen una delegación de poderes por parte de Jesús de Nazaret y se enfocan exclusivamente en satanás.
Se pierde de vista que lo verdaderamente nuclear y específico del Reino que se anuncia es la novedad de vida que desde ya nos permite el gozo y la alegría.
Nuestra misión es la vida, no las tinieblas.
Una lección de humildad del Señor Jesús a sus engreídos seguidores, con el recién estrenado poder.
Quién podía decir que no habían hecho el bien, transformado la realidad, construído una mejor sociedad como equivalente del reino? Pero la alegría más auténtica está en el final y mientras esto no llegue, todavía falta y no hay por qué envanecerse.
lleno de la alegría del Espíritu Santo
Y así esta perspectiva nos llenará de ese gozo del Espíritu: llamados a la convivencia con el Padre.
La alegría y el gozo son una consolación que indican la presencia del Espíritu de Jesús.
"Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar."
Esta es la felicidad de los puros de corazón: la convivencia con el Padre
Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!
Otra bienaventuranza vinculada a la experiencia de revelación que nos aporta la Palabra encarnada: Jesús de Nazareth.
La experiencia de su revelación hace la diferencia en nuestra existencia cotididana
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1576175144485023744?s=20&t=KVTVTDvnD6JJUjGOar-eJg
COMPARTIR LA PALABRA
Sábado 26 de tiempo ordinario
Job 42, 1-3. 5-6. 12-16
Salmo responsorial: 118
Lucas 10,17-24