martes, 2 de noviembre de 2021

BEATO CARLO

EN SU BEATIFICACIÓN APARECIERON POBRES APOYANDO ESE RECONOCIMIENTO
 
De la Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del
Concilio Vaticano segundo
(Núms. 88-40)

PAPEL DE LOS CRISTIANOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ

Los cristianos deben cooperar, con gusto y de corazón, en la edificación de un orden
internacional en el que se respeten las legítimas libertades y se fomente una sincera
fraternidad entre todos; y eso con tanta mayor razón cuanto más claramente se advierte
que la mayor parte de la humanidad sufre todavía una extrema pobreza, hasta tal punto
que puede decirse que Cristo mismo, en la persona de los pobres, eleva su voz para
solicitar la caridad de sus discípulos.
Que se evite, pues, el escándalo de que, mientras ciertas naciones, cuya población es
muchas veces en su mayoría cristiana, abundan en toda clase de bienes, otras, en cambio,
se ven privadas de lo más indispensable y sufren a causa del hambre, de las
enfermedades y de toda clase de miserias. El espíritu de pobreza y de caridad debe ser la
gloria y el testimonio de la Iglesia de Cristo.
Hay que alabar y animar, por tanto, a aquellos cristianos, sobre todo a los jóvenes, que
espontáneamente se ofrecen para ayudar a los demás hombres y naciones. Más aún, es
deber de todo el pueblo de Dios, animado y guiado por la palabra y el ejemplo de sus
obispos, aliviar, según las posibilidades de cada uno, las miserias de nuestro tiempo; y
esto hay que hacerlo, como era costumbre en la antigua Iglesia, dando no solamente de
los bienes superfluos, sino aun de los necesarios.
El modo de recoger y distribuir lo necesario para las diversas necesidades, sin que haya
de ser rígida y uniformemente ordenado, llévese a cabo, sin embargo, con toda solicitud
en cada una de las diócesis, naciones e incluso en el plano universal, uniendo siempre que
se crea conveniente la colaboración de los católicos con la de los otros hermanos
cristianos. En efecto, el espíritu de caridad, lejos de prohibir el ejercicio ordenado y
previsor de la acción social y caritativa, más bien lo exige. De aquí que sea necesario que
quienes pretenden dedicarse al servicio de las naciones en vía de desarrollo sean
oportunamente formados en instituciones especializadas.
Por eso, la Iglesia debe estar siempre presente en la comunidad de las naciones para
fomentar o despertar la cooperación entre los hombres; y eso tanto por medio de sus
órganos oficiales como por la colaboración sincera y plena de cada uno de los cristianos,
colaboración que debe inspirarse en el único deseo de servir a todos.
Este resultado se conseguirá mejor si los mismos fieles, en sus propios ambientes,
conscientes de la propia responsabilidad humana y cristiana, se esfuerzan por despertar el
deseo de una generosa cooperación con la comunidad internacional. Dese a esto una
especial importancia en la formación de los jóvenes, tanto en su formación religiosa como
civil.

Finalmente, es muy de desear que los católicos, para cumplir debidamente su deber en
el seno de la comunidad internacional, se esfuercen por cooperar activa y positivamente
con sus hermanos separados, que como ellos profesan la caridad evangélica, y con todos
aquellos otros hombres que están sedientos de verdadera paz.

lunes, 1 de noviembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Todos los Santos

Apocalipsis 7,2-4.9-14



REFLEXIÓN

apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: "¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!"

Héroes anónimos, eso son los santos innombrados y ocultos.

Hombres, mujeres, niños y ancianos, tejiendo existencias que aportan bien, amor y justicia a otros, no obstante sus traspiés.

Grupos humanos acosados, perseguidos, violentados por fuerzas hostiles que los desarraigan de sus bienes, y sancionan por su fe pacífica y religiosa.

"Éstos son los que vienen de la gran tribulación(tzlipsis:presión interna extrema que deja sin escapatoria, ni opciones, en impotencia): han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero."

La Palabra recoge un momento histórico de martirio. Persecución, aflicción y muerte por ser cristiano, en el siglo I d.C.

Los santos serán en toda época quienes den su sangre y sus vidas en nombre de Jesús, como testimonio de fe.

Un martirio para serlo no requiere exigitivamente el derramamiento de sangre, porque la confesión o testimonio de fe también se puede manifestar a lo largo de la vida de una persona, asumiendo las presiones y tensiones  que comporta la congruencia y fidelidad a la Palabra.

Así muchos creyentes anónimamente viven entregando sus existencias a una lucha por un reino de equidad, justicia, paz, amor.

Esta humilde, muda y sorda construcción tiene un espacio de celebración en este día memorial, porque nada se pierde de esa lucha por la acogida que le hace el Padre de Jesús.

En esta celebración y abrazo del Señor tiene su lugar toda acción solidaria de buena voluntad esparcida por el ancho mundo.

Encuentran su nicho en esta conmemoración los mártires jesuitas de la UCA de San Salvador, entre otros.

Hombres y mujeres sin afán de notoriedad, pero servidores del evangelio en diversos contextos: académico, político, investigativo, pastoral o el servicio doméstico.

Vidas que echan luz sobre la propia existencia y la de nuestras violentas sociedades, faltas de suficiente equidad.

Igual parece un signo, dentro de la diversidad de ellos, la conciencia que se tiene entre muchos creyentes, sobre la justicia de tantos que no están, oficial y confesionalmente, como creyentes de un credo determinado.

Quizás ante el desengaño y la desilusión de la inconguencia de nuestro testimonio, fijamos la mirada en otros modos de creer en el Absoluto Radical, por si entre ellos se da la verdadera justicia.

Salmo responsorial: 23



REFLEXIÓN

¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos

Cualquiera que cumple con este perfil es un santo de Dios. Aun sin ceremonia de canonización eclesiástica.

Los ídolos pueden revolcarnos, pero no derrotarnos, si contamos con la justicia del Señor.

1Juan 3,1-3



REFLEXIÓN

El mundo no nos conoce porque no le conoció a él

El anonimato y no el protagonismo es el que distingue a este pueblo de santos.

Confiamos en hacerlo conocer cuando nos conozcan

ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos

En la opacidad de la carne, como en el cuarzo, refulgen diminutos destellos cual advertencia de una silente transformación.

Todo el que tiene esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él es puro.

La autocrítica purificadora brota imparable como signo de la presencia de la esperanza y en ella el Señor.

Se va abriendo nuestra conciencia, capa tras capa para ir revelándose en nosotros, en medio de las contingencias històricas.

Mateo 5,1-12ª



REFLEXIÓN

al ver Jesús el gentío

Qué vería Jesús en ese momento dentro del corazón de la muchedumbre? Porque la masa popular en muchos textos bíblicos se muestra torpe, de dura cerviz, inconforme, demandante, exigente, malagradecida, insaciable.

Sin embargo en lo profundo Jesús recoge un espíritu que es ayudado por el gemido de otro Espíritu, y así es alcanzado en su corazón.

Un anhelo de transformación de su destino e incorporación al designio del Padre.

Por y para ese anhelo Jesús enumera las felicidades de los pobres, los sufridos, los misericordiosos…

"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."

Una felicidad especial nace del estilo de vida que nos comunica aquí la Palabra.

Gente que busca ciertos valores que casi nadie ambiciona, pero permiten una convivencia pacífica y equitativa.

Se configura así un reino, un dominio, una jurisdicción a contravía de la violencia mundana que prolonga la ley del más fuerte de una evolución del caos no humanizante.

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo

Confesamos que sí nos motiva nuestra recompensa en los cielos, morada del Padre.

Porque en ello, más allá del interés por el premio, se encuentra la convivencia perfecta que anhelamos.

Sobre todo valor relativo, hay un valor absoluto: el Reino de Dios, Dios.

 

Esto implica una captación del valor supremo, mas allá de la razón, que no es suficientemente capaz.

 

Por eso la necesidad del espíritu: ser pobres de espíritu.

 

El es el que permite y facilita la purificación por medio de la esperanza.

 

En ella anima nuestra vigilia histórica hasta el fin…

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1455139013535412226?s=20