lunes, 15 de agosto de 2022

PALABRA COMENTADA

 

La Asunción

Apocalipsis 11,19a;12,1.3-6a.10ab



REFLEXIÓN

Se abrió en el cielo el santuario de Dios

En contraposición al templo judío reservado en su santidad al Sumo Sacerdote, la novedad es la santidad misma de Dios a disposición de todos

apareció el arca de la alianza

El arca fue, mientras se habló de ella en los textos, el símbolo de la presencia compañera de Dios en medio de su pueblo.

Ahora vuelve a aparecer en el contexto de la novedad de la apertura del cielo.

Reiteradamente el mismo Señor de Señores ha abierto el acceso.

Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.

Es un símbolo del nuevo Israel, ahora la comunidad cristiana.

La humanidad puede tener en algunas de sus culturas imágenes, iconos o figuraciones de su imaginario que semejan esto que dice el Apocalipsis, o se muestra en relatos de apariciones diversas.

Con lo cual nos preguntamos: es un producto de nuestra imaginería y fantasía humana, que proyecta, sueña, anhela o moviliza símbolos de su inconsciente? Habla más de lo que anhelamos y preguntamos que lo que recibimos y se nos responde? Hay algo trascendente en ello?

Fenómenos de parecida naturaleza nos vuelven al punto cero: creer o no creer. Estructuramos la existencia en base a una fe tenida como don y gracia, o vivimos la existencia sin este prejuicio y asumimos plenamente nuestra horizontalidad.

Personalmente, como tantos, preferimos asumir que transitamos la existencia con un acompañamiento desde la concepción, que no se agota en lo meramente humano, sino que conlleva un tú divino, trascendente; un tú del Señor, quien comparte con nosotros un proyecto colaborativo, de transformación final de vida creada, que ya está en proceso.

Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas

Los iconos que señalan realidades de transformación positiva como los de la mujer apocalíptica no son los únicos, sino que se dan imágenes de terror, pánico y daño como la del dragón, que podemos reconocer en las expresiones de culto satánico y la afición por lo horrendo que se viene dando en nuestras culturas.

Por así decirlo los hombres y mujeres de este siglo, seguimos proyectando ante nosotros creaciones que enaltecen o envilecen.

En el mecanismo de evasión que recompone nuestra dinámica inconciente, tales creaciones pueden constituir realidades extremas vividas como el hambre, la violencia, la opresión en mil formas, que deseamos conjurar con mitologías de demonios y el género del terror.

El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera

Pero se mantiene el poder sangriento del enemigo del reino.

Todo cambio tiene un acechador y una acechanza, dispuesta a destruirlo, burlando la esperanza que se engendra.

Se muestra en el libro final de la Palabra, lo que apareció en el primer libro, el Génesis: una confrontación entre la madre y la vida que da a luz y la fuerza opuesta a la vida, la muerte en sus diversas presentaciones. Eros y Tánatos. Ejes básicos del devenir humano de la creación.

Hay una tenacidad del maligno pero tembién un empecinamiento y profundización del benigno, el dominio celeste del Señor de la Historia y sus agentes y enviados.

barrió del cielo un tercio de las estrellas,

Con parte del nuevo pueblo de Dios, que son aquellos fieles que van cayendo martirialmente en la lucha. Son la avanzada de la nueva creación.

Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos.

Pero no elimina el futuro de esperanza que aguarda al nuevo pueblo, trazando un paralelo con el comienzo de la creación, en Génesis. De principio a fin nos atraviesa la esperanza.

Hoy gustaríamos que no sólo el varón sino la mujer, también esté en capacidad de un gobierno que traiga esperanza.

La mujer es hoy vista como una alternativa de logro ante los fracasos del varón al frente de sus responsabilidades.

Sucede con la mujer-esperanza como los sepulcros blanqueados que los fariseos ofrecían a los profetas, que sus padres habían apedreado. Una complicidad sorda que pretende lisonjear superficialmente mientras la realidad es de opresión y victimización.

Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios

Lo cual pone a salvo la obra del Señor, su designio de salvación para el pueblo.

El vástago está bajo la custodia del Señor.

La resurrección de Jesús podría ser uno de los momentos de manifestación de esa protección.

En esta vida se manifiesta el trasfondo de acechanza, el arrebato hacia el Padre y un reinado de Dios, mediado en Cristo y ya establecido.

En estos movimientos o dinámica estamos insertos: todo nos habla de ello. Somos llevados a escrutar cuál signo es de qué, para que nuestras decisiones sean alumbradas por su designio salvífico.

Experimentamos resistencias y dilemas porque está en juego una realidad definitiva que trasciende la apariencia. Pero en lo definitivo también nos la jugamos, con posibles desviaciones.

Por eso hacemos bien en actualizar constantemente nuestra petición de acompañamiento.

La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios

Su pueblo entretanto también goza de la cercanía del Señor.

El desierto es el lugar simbólico donde la sabiduría del Espíritu lo encuentra.

Y en efecto ocurre una estrategia de rescate del cambio, que de todos modos se realiza, aunque aparentemente-huida al desierto-no parezca tal. No toda derrota deja de ser una victoria.

Los caminos del Altísimo van más allá de nuestros cálculos. El nos lleva a una lectura que trasciende nuestras lógicas previsibles, pero estériles.

Se oyó una gran voz en el cielo: "Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo."

En el elegido de Dios, formado en el pueblo elegido, el Mesías, se abre el cielo, la comunicación con el Señor ha quedado reestablecida.

La comunidad eclesial cristiana desde antiguo rescató estos textos para ubicar en María, la madre histórica de Jesús, un sentido específico de revelación y concluyó que ella como Jesús eran Mesías, elegidos para la comunicación del Señor con su pueblo.

Aunque ningún texto en directo alude a la resurrección de María, un sentido popular le otorgó a ella lo de Cristo.

Aunque las imágenes-apariciones de la virgen utilicen algunas de las vestimentas apocalípticas, éstas tiene un sentido genérico del pueblo cristiano en lucha de fe, pero un sentido más específico, en torno a María, se fue imponiendo a lo largo de los años.

La devoción a María, madre de Jesús, no debiera desarraigarse de este contexto más amplio, en el cual ella tiene relieve y protagonismo.

Pero se nos convoca y provoca a generar una mayor esperanza por la promesa de la voz en el cielo, de que su poder prevalecerá.

"Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo."

Se proclama la esperanza sobre el triunfo de la vida que será dada a luz. No obstante el sufrimiento y los peligros, la vida triunfará. No cualquiera, sino la transformada.

Salmo responsorial: 44



REFLEXIÓN

de pie a tu derecha está la reina

El programa de género puede caer en el callejón sin salida de la prescindencia del varón, y encallar en una versión prometeica de la realización de la mujer.

Escucha, hija, mira: inclina el oído

No desprecies lo que la vida te ofrece como material de transformación.

prendado está el rey de tu belleza

Ignacio de Loyola en ciertos coloquios especiales de los ejercicios espirituales, ubicaba la intercesión de María como una cierta garantía de que la oración sería recibida por el Padre Dios de Jesús Cristo y su madre.

Se añade el sentido de eficacia que se muestra en la dinámica humana, cuando lo que hagas con la madre, lo agradece el hijo.

Es un motivo más de confianza que enriquece nuestra ofrenda.

Oramos en, con y através de María como un tributo de credibilidad a nuestra fe, que entiende la mujer como una representante de la marginación milenaria. En ella también se entiende, que lo que hagamos con una de estas pequeñas, lo hacemos con María, en Jesús.

1Corintios 15,20-27ª



REFLEXIÓN

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos

En Cristo se dio el cambio fundamental muerte-vida definitiva

primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza

La aclamación popular multisecular más que la posible manipulación de la jerarquía católica llevó a ubicar a María entre las primicias, como la resurección de Jesús.

Él está volviendo para todos y cada uno, individualmente, en la muerte de cada uno, y todos quedamos a la espera del momento en que devuelva al Padre su reino.

Cristo puede haber vuelto ya en la resurrecciòn de los suyos que se va efectuando a medida que la historia corre. Entre ellos María la madre.

En cada uno suyo que muere, Cristo vuelve y lo transforma para estar con él.

Y se abre con El un proceso de cambio en contra del poder que se opone al cambio profundo.

Lucas 1,39-56



REFLEXIÓN

"¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!

Bendita en todo sentido, como el estar a la derecha de su hijo en la vida transformada.

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

Una base para el título de madre de Dios.

la criatura saltó de alegría en mi vientre

La visita de María se reconoce como portadora de alegría, señal de presencia del Espíritu Santo.

Las apariciones, en su carácter teológico, prolongan este rasgo de la visita de María, quien derrama Espíritu y gozo que contribuye al crecimiento eclesial de su hijo.

Sería una base para el título de madre de la Iglesia.

Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

María muestra la felicidad de creer en la Palabra de Dios.

Qué hubiera sido de este último proyecto de Dios si María no cree? Ella lo posibilita como paradigma de fe, porque Jesús beberá el proyecto de Dios de sus pechos.

Hay un gozo especial en poder vivir la existencia estructurada desde el prejuicio de fe.

María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia para siempre."

Los motivos de acción de gracias en María: su propia vida transformada, la contemplación de la justicia de Dios y el amor fiel del Señor por su pueblo elegido.

En esto María es nuestro paradigma de acción de gracias, como el Padrenuestro es el de Jesús su hijo.

Es la proclama de una revolución que viene prometida desde antiguo, desde la primera alianza: los olvidados, los invisibilizados … al poder!.

Para que no se mantenga la maldición por la que unos se aprovechen de otros, en base al poder que adquieren.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1559152139561275394?s=20&t=TqNXHEKcBvREJBsVAelN6w

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Lunes, XX semana

San Gregorio Magno Tratados morales sobre el libro de Job 3, 39-40

Los santos varones, al hallarse involucrados en el combate de las tribulaciones, teniendo que soportar al mismo tiempo a los que atacan y a los que intentan seducirlos, se defienden de los primeros con el escudo de su paciencia, atacan a los segundos arrojándoles los dardos de su doctrina, y se ejercitan en una y otra clase de lucha con admirable fortaleza de espíritu, en cuanto que por dentro oponen una sabia enseñanza a las doctrinas desviadas, y por fuera desdeñan sin temor las cosas adversas; a unos corrigen con su doctrina, a otros superan con su paciencia.

REFLEXIÓN

La vida como lucha es una comprensión que alcanza todas las dimensiones de la misma, desde la evolución de las especies, hasta las castas angélicas, según el gnoticismo apocalíptico. Lo interesante es cómo se diferencia esta lucha en la peregrinación hacia la casa definitiva. Entre ataques y seducciones. Porque algunas instrucciones espirituales sólo se han conformado con repeler o aguantar ataques, que no se pueden disimular. Pero pocos has trabajado en las seducciones, en el mal menor, el conflicto de bienes, en el bien disimulado. Que requiere más astucia.


 Padeciendo, superan a los enemigos que se alzan contra ellos; compadeciendo, retornan al camino de la salvación a los débiles; a aquéllos les oponen resistencia, para que no arrastren a los demás; a éstos les ofrecen su solicitud, para que no pierdan del todo el camino de la rectitud. Veamos cómo lucha contra unos y otros el soldado de la milicia de Dios. Dice san Pablo: Ataques por fuera, temores por dentro. Y enumera estas dificultades exteriores, diciendo: Con peligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, peligros entre gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Y añade cuáles son los dardos que asesta contra el adversario en semejante batalla: Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en ayunas, con frío y sin ropa. Pero, en medio de tan fuertes batallas, nos dice también cuánta es la vigilancia con que protege el campamento, ya que añade a continuación: Y, aparte todo lo demás, la carga de cada día, la preocupación por todas las Iglesias. Además de la fuerte batalla que él ha de sostener, se dedica compasivamente a la defensa del prójimo. Después de explicarnos los males que ha de sufrir, añade los bienes que comunica a los otros. Pensemos lo gravoso que ha de ser tolerar las adversidades, por fuera, y proteger a los débiles, por dentro, todo ello al mismo tiempo. Por fuera sufre ataques, porque es azotado, atado con cadenas; por dentro sufre por el temor de que sus padecimientos sean un obstáculo no para él, sino para sus discípulos. Por esto, les escribe también: Nadie vacile a causa de estas tribulaciones. Ya sabéis que éste es nuestro destino. Él temía que sus propios padecimientos fueran ocasión de caída para los demás, que los discípulos, sabiendo que él había sido azotado por causa de la fe, se hicieran atrás en la profesión de su fe. ¡Oh inmenso y entrañable amor! Desdeñando lo que él padece, se preocupa de que los discípulos no padezcan en su interior desviación alguna. Menospreciando las heridas de su cuerpo, cura las heridas internas de los demás. Es éste un distintivo del hombre justo, que, aun en medio de sus dolores y tribulaciones, no deja de preocuparse por los demás; sufre con paciencia sus propias aflicciones, sin abandonar por ello la instrucción que prevé necesaria para los demás, obrando así como el médico magnánimo cuando está él mismo enfermo. Mientras sufre las desgarraduras de su propia herida, no deja de proveer a los otros el remedio saludable.

REFLEXIÓN

Quien cuida de otros, como el Padre Dios de todos, se preocupa de los que han caído, para que retornen, de los que flaquean para que se sigan levantando sin cansancio, de los que son servidores para que no dejen ni la siembra ni la cosecha, del daño del escándalo a las víctimas, para que no pierdan todo sentido.