martes, 2 de enero de 2024

PALABRA COMENTADA

  Santa María Madre de Dios

Números 6,22-27

El Señor habló a Moisés:
Di a Aarón y a sus hijos:
Esta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor;
el Señor se fije en ti
y te conceda la paz.
Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.



REFLEXIÓN

"El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz"

En muchos sentidos el verdadero israelita encontró sentido a su condición de víctima, en tiempos bíblicos y aun ahora.

Es una condición por sí sola constitutiva de una plegaria permanente a favor de la paz.

Como ellos otros de fe cristiana y de otras creencias han confluído en la fraternidad de víctimas cuya suerte clama por la paz.

Hemos de hacer espacio en nuestra conciencia para contemplar el llamamiento del Señor desde las víctimas de todo tipo, diversidad y género. No cesan de aparecer.

Particularmente dolorosas y piedra de escándalo son aquellas que han sido abusadas por servidores del Señor cuando eran niños, y no encontraron la paz de la justicia en las autoridades, también ministros de Dios.

Una impunidad de los responsables de lo sacro, que no han sido dignos de lo Santo.

Que esta humillación que nos alcanza a todos los creyentes y hace retorcerse a nuestra fe, permita una purificación y nos haga más esforzados en el trabajo por la verdadera paz.

El Señor es como la madre que en la oscuridad, con su lámpara, se acerca al niño que llora aterrado por el miedo a la oscuridad, y lo calma al iluminar su rostro maternal sonriente y sereno.

Nuestro Dios, Padre de Jesús, quien lo acompañaba y acompaña en su misión, mantenía el rostro iluminado sobre él, y por eso se comportaba como un hijo confiado, a pesar de las adversidades.

No tiene comparación la vivencia del ser acompañado y precedido por el Espíritu del Señor en nuestro caminar.

En medio de las ansiedades, temores y crispaciones del mundo moderno, nos permite un ecosistema de paz y serenidad, de actitud positiva y constructiva, para seguir ejerciendo el ministerio de la Palabra, en favor de los hermanos.

Salmo responsorial: 66

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros:
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga;que le teman
hasta los confines del orbe.




REFLEXIÓN

El Señor tenga piedad y nos bendiga, / ilumine su rostro sobre nosotros; / conozca la tierra tus caminos, / todos los pueblos tu salvación

Sobre todo por el conocer, que en la riqueza de la cultura bíblica, implica una confluencia de conocimientos: mente, corazón, conciencia.

Es decir: conocimiento íntegro, que no se queda en el mero decir, sino que procesa una congruencia en la vida, cada vez más entregada.

El Padre en su hijo quiere necesitarnos para darlo a conocer en la expresión de todo nuestro ser. Sin límites, sin cortapisas, sin inhibiciones.

Gálatas 4,4-7

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo
la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por
adopción.
Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama:
¡Abbá! (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo;y si eres hijo, eres también heredero
por voluntad de Dios



REFLEXIÓN

nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar

Una persona, en el desarrollo de su misión, ha de expresar su fe, que es como una cosmovisión, en medio de las circunstancias que le toque vivir.

Unas lo marcarán más que otras, y le facilitarán o lo entorpecerán en su desarrollo.

Son desafíos para toda existencia humana y en orden a  superarlos contamos con la potencialidad del Espíritu.

Nacido bajo la cultura, para hacer contracultura, porque ha sido la estrategia del Señor en la historia salvífica: entrar en lo de ellos para salir con lo nuestro.

La impronta maternal nos induce en la cultura y nos provee de las herramientas básicas: el amor.

Dios envió a nuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: "¡Abbá! (Padre).

Hoy los signos de protesta surgen por el reclamo de la dignidad, que tiene su fundamento absoluto en ser hijos de Dios.

La protesta tiene que ser más que mera rebeldía, para manifestar el clamor del Espíritu de Jesús en nosotros que dice Abbá.

para que recibiéramos el ser hijos por adopción

Porque éste es el objetivo: vivir con la memoria fresca del hogar que nos espera para siempre.

ya no eres esclavo, sino hijo

Y desde ya ésta es nuestra condición más profunda.

Los creyente cristianos nos debemos a los derechos humanos como partícipes de la familia humana, pero reforzados con la convicción de que son derechos de los hijos de Dios, no sólo de la laicicidad.

Lucas 2,16-21

En aquel tiempo los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño
acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba
todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y
oído;todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús,
como lo había llamado el ángel antes de su concepción

 


REFLEXIÓN

los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre

La Palabra de buena nueva nos la comunica en este texto en el que interactúan cuatro actores: pastores, María, José y el niño.

Los pastores son parte de un estrato socioeconómico y cultural inferior en esa sociedad de castas.

Pero ellos han sido llamados a un encuentro en un escenario común, nada solemne ni pomposo: un pesebre.

Y el encuentro es con una familia que está en tierra extraña, ubicados donde pueden para pasar algo cobijados en el momento del nacimiento.

No hay palabras ni explicaciones sino contemplación de lo profundo en circunstancias comunes.

Es lo que nos enseña la madre de Jesús: contemplar las cosas con los ojos del corazón.

Los hemos idealizado y  no reconocemos en ellos un grupo poco apreciado en la sociedad de entonces. Entre ellos había mucha gente de malas mañas.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores

A ellos se les entregaba una potencialidad: una nueva visión de la vida, donde cabía la salvación.

meditándolas en su corazón

Buscando y encontrando sentido a los hechos.

Con bendición, con Espíritu, con sabiduría de mujer y madre iniciamos un año nuevo, como periodo que nos inventamos, para apreciar el paso del tiempo, y contrastar nuestro avance por el camino de la existencia.

En este umbral estamos agradecidos y apenados, por la cosecha del año que terminó.

Azorados y esperanzados por lo que sembraremos y cosecharemos en este nuevo periodo.

La bendición invocada, el Espíritu de hijos y el acompañamiento de la Madre son provisiones para el tramo de camino que inicia.

Así no temeremos, sino que renovaremos el amor, porque donde hay amor no hay temor.

le pusieron por nombre Jesús

Su nombre, su vocación, su misión

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1344990732868849666?s=20

COMPARTIR LA PALABRA

Números 6,22-27

Salmo responsorial: 66

Gálatas 4,4-7

Lucas 2,16-21

DOCTORES DE LA IGLESIA

  1 de enero

Santa Madre de Dios
San Atanasio Carta a Epicteto 5-9

La Palabra tendió una mano a los hijos de Abrahán, afirma el Apóstol, y por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos y asumir un cuerpo semejante al nuestro. Por esta razón, en verdad, María está presente en este misterio, para que de ella la Palabra tome un cuerpo, y, como propio, lo ofrezca por nosotros. La Escritura habla del parto y afirma: Lo envolvió en pañales; se proclaman dichosos los pechos que amamantaron Señor, y, por el nacimiento de este primogénito, fue ofrecido el sacrificio prescrito. El ángel Gabriel había anunciado esta concepción con palabras muy precisas, cuando dijo a María no simplemente «lo que nacerá en ti» –para que no se creyese que se trataba de un cuerpo introducido desde el exterior–, sino de ti, para que creyésemos que aquel que era engendrado en María procedía realmente de ella. Las cosas sucedieron de esta forma para que la Palabra, tomando nuestra condición y ofreciéndola en sacrificio, la asumiese completamente, y revistiéndonos después a nosotros de su condición, diese ocasión al Apóstol para afirmar lo siguiente: Esto corruptible tiene que vestirse de incorrupción, y esto mortal tiene que vestirse de inmortalidad.



REFLEXIÓN

Las precisiones Cristológicas y Trinitarias, hoy suenan algo extrañas, porque las confesamos fuera de una contexto histórico. Hubo momentos en los que Jesús fue desconocido como verdadero humano, y María como madre, fue la evidencia de su verdadera humanidad. En otros tuvo lugar la incomprensión de la Santísima Trinidad, cuya divinidad no fue desvirtuada por la encarnación del Hijo en una mujer verdadera para revestirse de un cuerpo verdadero. Tales defensas se hacían en medio de confrontaciones de comunidades a las que animaban intereses que no siempre eran relacionados con la fe y la devoción. No fueron días de devoción meramente individual y particular, en los que la fe podía vivirse de puertas adentro.