jueves, 12 de septiembre de 2024

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS



De la exhortación de San Clemente de Alejandría, a los paganos
(Cap 1: PG 8, 59-63)
Llevemos desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa aguardando la aparición gloriosa del gran Dios

Pero el Día del Señor llegará como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán estrepitosamente, los elementos se disolverán abrasados y la tierra con cuantas obras hay en ella quedará al descubierto.

El Señor se compadece, castiga, exhorta, amonesta, conserva, guarda y, en compensación de la doctrina que nos ha enseñado, promete en la sobreabundancia de su generosidad, el reino de los cielos, sin percibir de nosotros otro fruto que el de nuestra propia salvación. De hecho, el vicio se ceba en la destrucción del hombre, mientras que la verdad, que cual abeja inocua se posa en las cosas, sólo se alegra de la felicidad de los hombres.

Conoces lo que promete; conoces también con qué afecto ama al género humano. Por tanto, acércate y participa de esta gracia. Ahora bien, no has de considerar «nuevo» mi cántico, como se llama nuevo un objeto o una casa. De hecho él fue engendrado antes de la aurora de los siglos, y en el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

En cierto sentido, también nosotros somos anteriores a la creación del mundo, en cuanto que preexistíamos en Dios mismo en razón de nuestra futura creación. Somos, pues, criaturas racionales del Verbo divino, es decir, de la inteligencia divina, y por él somos llamados «primeros», puesto que en el principio ya existía la PalabraPalabra que por existir ya antes de ser echados los cimientos del mundo, fue el divino principio de todas las cosas, y lo sigue siendo; pero como quiera que, en los últimos tiempos quiso asumir aquel venerable nombre de Cristo, considerado ya antiguamente como santo, yo lo llamo Cántico nuevo.

Así pues, este Verbo que es Cristo, no sólo fue causa de nuestra preexistencia, sino que, además, es causa de nuestra existencia feliz, y en estos últimos tiempos se ha manifestado a los hombres como el único que es a la vez Dios y hombre. En efecto, enseñados por él a vivir rectamente, somos reexpedidos a la vida eterna. Pues, como dice aquel divino apóstol del Señor: Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación a todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo.

En conclusión: el cántico nuevo es el del Verbo, que existía en el principio. El que ya existía desde antiguo, ha aparecido ahora como Salvador, me refiero al Verbo que estaba junto a Dios y por medio del cual se hizo todo. Se manifestó en la condición de maestro: y el que como artífice del mundo nos dio la vida en la primera creación, adoptando el talante de maestro nos enseñó la norma del bien vivir, a fin de otorgarnos después, corno Dios, la vida eterna.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 23 de tiempo ordinario Año Par

I Corintios 7, 25-31



REFLEXIÓN

 

Pero estos tales sufrirán la tribulación(thlipsis)de la carne. 

La unión carnal es un bien, como realidad de este mundo. Luego el mundo es un bien. El mundo no es un mal. Una diferencia abismal con respecto al odio del mundo de la filosofía griega y de los primeros anacoretas.

Sin embargo éstos tampoco negaban el bien en el mundo, pero no canonizaban el mundo en cuanto tal. 

Pablo como judío ama el mundo como creación de Dios y entre los bienes del mundo está la unión carnal. Solo que como los bienes de este mundo tiene sus tribulaciones, sus conflictos, porque está de por medio la unión de voluntades, de libertades, que es una conquista, una tarea, un don procesual.

Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina. 

La mejor disposición para llevar a cabo esta conquista es caer en cuenta del mundo que pasa y no dura para siempre. Una lección que muchos no aprenden sino hasta el final de sus días, con amargura.

Y de esa convicción o previsión se extrae la lección fundamental de no asirse, no apoderarse, no aferrarse sino liberarse. Vivir los bienes con la sabiduría del peregrino: el que está de paso. 

3.  Nos podemos preguntar: ¿Qué «tribulaciones de la carne» tenía Pablo en el pensamiento? Cristo hablaba sólo de los sufrimientos (o «aflicciones») que padece la mujer cuando ha de dar «a luz al hijo», subrayando a la vez la alegría (cf. Jn 16, 21) con que se regocija en compensación de estos sufrimientos, después del nacimiento del hijo: la alegría de la maternidad. En cambio, Pablo escribe sobre las «tribulaciones del cuerpo» que esperan a los casados. ¿Acaso será ésta la expresión de una aversión personal del Apóstol hacia el matrimonio? En esta observación realista hay que ver una advertencia justificada a quienes —como a veces los jóvenes— piensan que la unión y convivencia conyugal han de proporcionarles sólo felicidad y gozo. La experiencia de la vida demuestra que no rara vez los cónyuges quedan desilusionados respecto de lo que principalmente se esperaban. El gozo de la unión lleva consigo también las «tribulaciones de la carne», sobre las que escribe el Apóstol en la Carta a los Corintios. Con frecuencia son «tribulaciones» de naturaleza moral. Si él quiere decir con esto que el verdadero amor conyugal —aquel precisamente por el que «el hombre... se adherirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola carne» (Gén 2, 24)— es al mismo tiempo un amor difícil, ciertamente se mantiene dentro del terreno de la verdad evangélica y no hay razón alguna para descubrir aquí síntomas de la actitud que caracterizaría más tarde al maniqueísmo. ( JUAN PABLO II AUDIENCIA GENERAL( Miércoles 30 de junio de 1982)

 

Salmo Responsorial: 44



REFLEXIÓN

 

Escucha, hija, mira: inclina el oído, / olvida tu pueblo y la casa paterna; / prendado está el rey de tu belleza:

Porque no nos liberamos para el duelo de la pérdida de unos bienes, sino para el encuentro definitivo del Padre que colmará todo deseo.

"A cambio de tus padres, tendrás hijos, / que nombrarás príncipes por toda la tierra."

En la ley común de la existencia por la unión carnal se dejan los padres y se adquiere descendencia. Un bien reemplaza otro, en una escalada hacia la plenitud, que se fundamenta en la esperanza.

 Es un proceso que nos advierte de un horizonte mayor, más allá de esa unión, que consiste en la unión divina.

 

Lucas 6,20-26



REFLEXIÓN

 

Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios 

Despojados de la ambición, de la avaricia y la acumulación de bienes de cualquier tipo, entienden cuál y cómo es el reinar de Dios.

 La dinámica de su dominio está en el compartir. 

Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados

Porque la palabra que sale de la boca de Dios será la que los sacie.

Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis

Hay promesa y esperanza que tras el dolor vendrá la alegría. Tras la desolación la consolación.

Nuestro tiempo está dedicando especial concentración de atención y cuidado a la realidad social de los despojados de bienes de este mundo. 

Se insiste con razón que la creación es para que todos vivan a plenitud los bienes de la vida y que no existan excluidos porque si no se violan sus derechos al bienestar material, y su derecho a la felicidad de este mundo. 

Lo que podemos olvidar o menospreciar cuando insistimos en este enfoque es la felicidad y dicha anunciada a los que asumen la falta de posesión como una liberación para el mundo venidero y se abren en su carencia a la dicha de la unión definitiva con el Padre. 

Esto también es evangelio, buena nueva. Y si dejamos de señalar el Principio y fundamento, fallamos en la consistencia de nuestra misión. 

Por eso en los ejercicios espirituales ignacianos se abre al horizonte último de la unión desde el principio, y se cierra con la metodología y proceso de peregrinaje en la Contemplación para alcanzar amor. 

Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre-Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo

Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas 

Lo que acarrea vivir en contracultura de la idolatría circundante. Lo que acarrea vivir la palabra y significarla en un estilo de vida. 

Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas." 

Los ayes o lamentaciones, al estilo profético, no son maldiciones, sino dolor, como el de Jesús cuando llora sobre Jerusalén, porque el estilo de vida idólatra no cesa ni cesará, y el camino de vida para muchos se perderá.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1567488056533327872?s=20&t=wgGZodV0aMPuPLgG97QDMg

motivaciondehoy


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Miércoles 23 de tiempo ordinario Año Par

I Corintios 7, 25-31

Salmo Responsorial: 44

Lucas 6,20-26