viernes, 29 de octubre de 2021

BEATO CARLO


 
De los tratados de Balduino de Cantorbery, obispo
(Tratado 6: PL 204, 451-453)

LA PALABRA DE DIOS ES VIVA Y EFICAZ

La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo. Los que
buscan a Cristo, palabra, fuerza y sabiduría de Dios, descubren por esta expresión de la
Escritura toda la grandeza, fuerza y sabiduría de aquel que es la verdadera palabra de
Dios y que existía ya antes del comienzo de los tiempos y, junto al Padre, participaba de
su misma eternidad. Cuando llegó el tiempo oportuno, esta palabra fue revelada a los
apóstoles, por ellos el mundo la conoció, y el pueblo de los creyentes la recibió con
humildad. Esta palabra existe, por tanto, en el seno del Padre, en la predicación de
quienes la proclaman y en el corazón de quienes la aceptan.
Esta palabra de Dios es viva, ya que el Padre le ha concedido poseer la vida en sí
misma, como el mismo Padre posee la vida en sí mismo. Por lo cual, hay que decir que
esta palabra no sólo es viva, sino que es la misma vida, como afirma el propio Señor,
cuando dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Precisamente porque esta palabra es
la vida, es también viva y vivificante; por esta razón, está escrito: Lo mismo que el Padre
resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Es
vivificante cuando llama a Lázaro del sepulcro, diciendo al que estaba muerto: Lázaro, ven
afuera.
Cuando esta palabra es proclamada, la voz del predicador resuena exteriormente, pero
su fuerza es percibida interiormente y hace revivir a los mismos muertos, y su sonido
engendra para la fe nuevos hijos de Abrahán. Es, pues, viva esta palabra en el corazón del
Padre, viva en los labios del predicador, viva en el corazón del que cree y ama. Y, si de tal
manera es viva, es también, sin duda, eficaz.
Es eficaz en la creación del mundo, eficaz en el gobierno del universo, eficaz en la
redención de los hombres. ¿Qué otra cosa podríamos encontrar más eficaz y más
poderosa que esta palabra? ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios, pregonar toda su
alabanza? Esta palabra es eficaz cuando actúa y eficaz cuando es proclamada; jamás
vuelve vacía, sino que siempre produce fruto cuando es enviada.
Es eficaz y más tajante que espada de doble filo para quienes creen en ella y la aman.
¿Qué hay, en efecto, imposible para el que cree o difícil para el que ama? Cuando esta
palabra resuena, penetra en el corazón del creyente como si se tratara de flechas de
arquero afiladas; y lo penetra tan profundamente que atraviesa hasta lo más recóndito del
espíritu; por ello se dice que es más tajante que una espada de doble filo, más incisiva
que todo poder o fuerza, más sutil que toda agudeza humana, más penetrante que toda la
sabiduría y todas las palabras de los doctos.

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