jueves, 24 de noviembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 34 tiempo ordinario

Año Par

Apocalipsis 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9ª



REFLEXIÓN

"Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.""

Después de cantar a la destrucción de Babilonia, y glorificar la liberación de sus víctimas, llega la hora del banquete, símbolo de la reunión en armonía, de los elegidos del Reino.

Babilonia fue mencionada y cantada su destrucción, desde los profetas antiguos en el primer testamento.

Su mortífero poder dominante fue la causa del exilio y sufrimiento del pueblo de Dios.

Quedó su nombre como un símbolo de iniquidad, maldad y opresión. Y como tal es vuelto a tomar en este último libro del Nuevo Testamento, el Apocalipsis.

Ignacio de Loyola también ubica este símbolo de pecado y causa de todos ellos en la meditación de dos banderas, cuando propone al ejercitante, que emerge de la purificación de la primera semana, los programas que se abren a su elección: con Cristo o con Babel.

Hoy en día muchos siguen reinterpretando ese símbolo en otros poderes que se van sucediendo en el panorama mundial, incluído el papado, para algunos disidentes del catolicismo.

Se identifica también a cualquier Potencia política y económica dominante en el escenario internacional teniendo a Babilonia como sinónimo de Imperialismo.

Importa sin embargo rescatar más allá del señalamiento, el efecto permanente para la liberación de las víctimas y su regocijo definitivo, en la simbología del banquete.

El gozo es la mayor posibilidad de la paz y la comunión fraterna, para lo cual la destrucción de un símbolo del mal, cualquiera que sea, no es más que una oportunidad histórica.

Salmo responsorial: 99



REFLEXIÓN

dándole gracias y bendiciendo su nombre

Cada derrota del Maligno en el territorio de los acontecimientos de la historia es, más que nada, un motivo de acción de gracias por la aproximación del reino.

Somos un pueblo que vive del ágape, no de la ley del talión y el revanchismo.

Lucas 21,20-28



REFLEXIÓN

Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción

En boca de Jesús se da una advertencia: la historia del asedio y destrucción de Jerusalén volverá a ocurrir.

La seguridad no está allí en sus murallas, ni en su templo.

hasta que a los gentiles les llegue su hora.

Una expresión que puede tener, además del sentido obvio, el de la conversión de los gentiles que se impulsará desde la misión de apóstoles como Pablo, quien también se convierte de perseguidor en seguidor del crucificado resucitado.

Todo daño de una potencia sobre los más débiles no quedará impune, porque en los ciclos históricos se dará la retaliación.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación

No está allí en la destrucción del Imperio la solución definitiva, porque otro surgirá.

La definición es la manifestación del poder de Dios, como nos lo ha mostrado el Hijo de Hombre, Jesús de Nazareth.

Los signos de acabamiento y extinción de la vida como la que conocemos y el orden como lo acostumbramos, no traen sólo mensajes trágicos sino también, anhelos y esperanzas en aquel de quien se espera lo más, lo único: la salvación total.

Este es el hijo de hombre glorificado.

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