12º domingo de
tiempo ordinario
Jeremías
20,10-13
REFLEXIÓN
Libró la vida del pobre de manos de los impíos
Dijo Jeremías: "Oía el cuchicheo de la gente:
"Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo." Mis amigos acechaban
mi traspié: "a ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos
vengaremos de él." Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis
enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con
sonrojo eterno que no se olvidará.
Auncuando fuera paranoide, nos reconocemos en la
suspicacia de Jeremías, en nuestra convivencia actual, en el mundo de la lucha
por el poder de siempre: en las iglesias, en las sociedades, en las familias,
en las minorías, entre los pobres…
Pero Jeremías también nos ayuda a entender que si
tenemos algo inconmovible que dé solidez a nuestra conciencia, lo podemos
superar.
Señor de los ejércitos, que examinas al justo y
sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos,
porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la
vida del pobre de manos de los impíos."
Hoy no estamos tan seguros de que anhelar venganza sea
lo correcto. No despues de Jesús en el Nuevo testamento. Pero por lo menos
ponemos nuestra causa en otras manos, no sea que nos equivoquemos, y generemos
una guerra sin cuartel, por vendetas.
Salmo
responsorial: 68
REFLEXIÓN
Que me escuche tu gran bondad, Señor.
Por ti he aguantado afrentas, / la vergüenza cubrió mi
rostro. / Soy un extraño para mis hermanos, / un extranjero para los hijos de
mi madre; / porque me devora el celo de tu templo, / y las afrentas con que te
afrentan caen sobre mí.
Así Jesús podría haber orado y desahogado, ante el
acoso de propios y extraños.
Porque alguien batallador por la verdad y la justicia,
será como un cuerpo extraño y contracorriente.
Romanos 5,12-15
REFLEXIÓN
No hay proporción entre el delito y el don
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el
don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia
otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre,
Jesucristo, sobró para la multitud.
La multiplicación de los panes como figura de lo que
uno hará por muchos.
Mateo
10,26-33
REFLEXIÓN
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No
tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a
descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de
noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la
azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden
un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo
sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la
cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre
vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo
también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante
los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo."
Hemos de preguntar a tantos hermanos canonizados o no,
por su fortaleza de último momento, ante la muerte segura propinada por sus
perseguidores. Seguramente nos dirán que también temieron que les quitaran la
vida, pero que el valor de la vida para siempre y por los demás fue cobrando
importancia de tal modo que ya no vacilaron.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1672927854382702593?s=20
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LA PALABRA
Jeremías 20,10-13
La depuración del odio y el
resentimiento es tarea de todos y todas. Todos tenemos algo o alguien que
temer, hasta de nosotros mismos, porque interfiere negativamente en las metas
más sublimes que nos hayamos propuesto. Es fuerte la tentación y la tendencia
de huir o atacar pero en esto, que es nuestra defensa, la sabiduría del Padre
en Jesús, nos ilumina.
Salmo responsorial: 68
Jesús asumió la división que le llegaba
más de cerca, familiares y conocidos y seguidores. Asumió y dejó en su Padre la
causa de ambos en alerta y luchando por no flaquear
Romanos 5,12-15
Vivir la superabundancia de la gracia es
un don de la fe. De ordinario parece nos ahoga lo contrario, la multitud de
daño e injusticia.
Mateo 10,26-33
Dar
la cara por Jesús, su estilo de vida en las bienaventuranzas, que es el Reino
de los cielos, acarrea necesariamente sufrimiento, porque obviamente es vivir
una denuncia permanente en medio de las culturas. La fortaleza y protección
forman parte de la bendición del seguimiento a Jesús en la comunión eclesial,
pero también hay que pedirlas e inspirarse y consolarse en los muchos modos y formas
como el Padre muestra protección a los más pequeños.
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