VIERNES 16 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Éxodo 20,1-17
REFLEXIÓN
Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud
La Palabra nos dona sus mandamientos que hemos cifrado en una catequesis de diez.
No ha sido una creación absoluta por parte de este grupo humano hebreo que los proclama, porque la historia de las culturas y religiones ofrece ciertas semejanzas y paralelos con otras normativas y costumbres.
Pero ésta nos viene de parte de una Palabra que se identifica más que, con un nombre de cuatro consonantes, con el recuerdo de una acción redentora que favoreció a los escuchas.
Ese memorial es ya un programa de vida de calidad y de alto nivel: caminar en libertad y dejar atrás la esclavitud. Cualquiera.
Sin este memorial narrativo no se puede entender el espíritu de los mandamientos, sean diez, veinte o uno.
El Creador le dice al hombre y mujer lábiles que también han sido liberados de la esclavitud.
Son así portadores de un ethos de libertad de toda esclavitud.
Eso ayuda a entender porque todo hombre y mujer, en cualquier tiempo y lugar, eventualmente se sacude con espasmos de rebeldía. Es que fue creado-creada y redimido-redimida criatura libre.
Las generaciones que educan a las que les preceden han caído en dos escollos al educar esa libertad: la han reprimido o la han relajado, pero pocos han enseñado a discernir el punto viable.
Salmo responsorial: 18
REFLEXIÓN
La ley del Señor es perfecta / y es descanso del alma; / el precepto del Señor es fiel / e instruye al ignorante.
Los mandatos del Señor son rectos / y alegran el corazón; / la norma del Señor es límpida / y da luz a los ojos.
La voluntad del Señor es pura / y eternamente estable; / los mandamientos del Señor son verdaderos / y enteramente justos
Y así todo cobra sentido respecto del espíritu de los mandamientos en el Designio de la Palabra.
Él procura devolvernos siempre la libertad no obstante nuestra tendencia a perderla.
Y a nuestra generación le ha fallado la estrategia educativa de la libertad con la generación que viene subiendo, en vista del cúmulo de rebeldías y esclavitudes de nuestro tiempo.
Mateo 13,18-23
REFLEXIÓN
Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Requerimos de la consideración constante de la Palabra a fin de entenderla antes que nos al arrebaten de nuestra atención.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe.
Requerimos persistir en la reflexión de la Palabra en medio de la tribulación para que eche raíces profundas en nuestro ser y existir.
Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril
Requerimos un estilo de vida pobre para que nuestro corazón no se afane en la posesión y acumulación de riquezas materiales y mantener a flote su Palabra de salvación.
Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno
Se trata de un proceso, éste de los mandamientos y el designio de libertad, que pasa por varias etapas: escuchar, entender y dar fruto.
En la actualidad las encuestas y sondeos no preguntan a la gente si escuchan y cuántos lo hacen. Es una introspección y autocrítica que valdría la pena.
Tampoco abrimos espacio para que los escuchas expresen cuánto y qué han entendido. Es que da tanto miedo preguntar cuando no se entiende, para evitar ser descalificado y puesto aparte.
Hay preguntas que no se quieren ni escuchar por los prejuicios que cargamos: por qué desconfiamos de los de piel negra, roja, o de un color distinto al blanco? Por qué preferimos al que paga más que al que no tiene mucho? Por qué nos repele y distancia gente con costumbres culturales diferentes a las nuestras?
Tenemos miedo a dónde iremos a parar si se permite todo. Es decir, reprimimos para no relajarnos. O nos relajamos porque no nos importa.
Y por último la etapa de dar fruto también la expresa Jesús como algo diverso y según la calidad de las tierras.
Pero en nuestro tiempo de búsqueda de excelencias, no es admisible cualquier producto o nivel de producción.
Nos satisface poco el nivel logrado por algunos y competimos para superarlo y opacarlo, no para aceptarlo.
Requerimos trabajar la tierra de nuestro corazón para que se mantenga buena y fértil y produzca frutos y así nos alejaremos de su dureza y esterilidad.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1684882959978131456?s=20
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Éxodo 20,1-17
La demanda del pueblo es que prefieren que hable Moisés y no Dios, porque da miedo. La concesión de Dios para que así sea subraya que a diferencia de cualquier divinidad cultural El es la voz, y como tal irrepresentable.
Salmo responsorial: 18
Ley o Alianza, se refleja en Leyes y mandatos. Pero hay distancia, no igualdad estricta.
Mateo 13,18-23
En los evangelios, que son obras pascuales, hay relatos que guardan espacios pre-pascuales. Así la diferenciación de tierras que reciben la semilla y producen fruto parece tener en mente cierta tipología que ya se acostumbraba en las comunidades cristianas primeras. Los malvados dirigentes judíos, la roca que falla como Pedro y los discípulos que huyeron en la hora del prendimiento, el joven ríco que termina apartandose por sus riquezas. Y posteriormente esta tipología se ha aplicado a los estados de vida: religiosos, casados, vírgenes. Aunque nada en el relato da pie para hacerlo, se entiende que como Palabra eterna está abierta a dar luz en diferentes circunstancias en el futuro
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