Lunes 1 de tiempo ordinario
Hebreos 1,1-6
REFLEXIÓN
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo
Esta es la novedad según la Palabra y para la cual somos testigos de una definitiva buena nueva: ahora Dios habló por el Hijo, alguien que proviene de la intimidad de Dios.
Sí, hay para nosotros los cristianos un ser participado por fe, cualitativamente distinto: pertenecer a la última etapa de la Palabra. Hemos llegado al techo de lo que podemos crecer y esperar. Después no hay nada más y nada menos que la divinidad.
El autor de esta reflexión se dirige a un auditorio aún apegado a formas judaicas para asestar un golpe definitivo: no más mirar hacia atrás, hacia las sombras, porque estamos en el futuro, en la luz.
Difícil de creer con tanto espanto y tiniebla circundante, pero hemos de creer.
Se afirma una plenitud de Palabra en el Hijo. Parece que no se tiene por buena esa afirmación, en ciertos círculos exploratorios, que buscan otras profecías, fuera de la plenitud de Jesucristo.
Para muchos no parece suficiente su palabra, sino que hay que buscar en otras religiones algo más. No me refiero a los que buscan confirmar esa plenitud sino a los que la reemplazan.
Parece cosa buena para el diálogo interreligioso, interconfesional, ir más allá de Cristo. Sin embargo no es el camino que nos indica la Palabra en el Nuevo Testamento.
Él sostiene el universo con su palabra poderosa
Le da pleno sentido, acabada comprensión, aceptación del designio.
habiendo realizado la purificación de los pecados
Efectivamente ya no hay pecado…si no queremos.
Para que lo haya se requiere nuestra anuencia.
Todo es posible, aun vivir sin desviarnos, si queremos.
Para eso se puso el Hijo de nuestro lado y nos enseñó cómo se hace para vivir sin pecado.
Salmo responsorial: 96
REFLEXIÓN
El Señor reina, la tierra goza
Estamos entonces instalados ya en un reino del heredero de todo: el Hijo. Si queremos no tenemos pecado, ni nos distanciaremos de Él.
Por lo tanto podemos vivir el gozo de la justicia de Dios entre nosotros, como hermanos, si queremos.
Justicia y derecho sostienen su trono
Un orden, una economía en el que reinan las bienaventuranzas. Es el reino de Dios. Ciertamente no es un reino “espiritual” como sinónimo de alienación de la verdad histórica, pero es transhistórico y transignificado: da a entender con luces y mociones, regiones profundas de relaciones nuevas, justas, amorosas, fraternales.
Marcos 1,14-20
REFLEXIÓN
"Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio."
Un mensaje que pretende ubicarnos ya, de una vez por todas en un dominio:el reino de Dios.
Por supuesto, si queremos. Por eso la necesidad de convertirse y creer. Nada de eso se puede procesar sin nuestra anuencia.
Y cómo queremos? Utilizando la tipología ignaciana de los ejercicios espirituales:como primer, segundo o tercer binario?
En esta tipología cabemos y caemos todos los que existimos, y a quienes conocemos. Vemos personas, y hasta lo somos por tiempo, que nada que ver con el reino de Dios, mientras nos ocupamos de otras cosas. Un olvido de esa dimensión que nos lleva hasta la posibilidad de grandes crímenes y ofensas.
Vemos también otros y hasta lo somos, cómplices de la componenda y la corrupción, queriendo el reino a ratos, pero frenándose cuando se es afectado en los más caros intereses.
Pero para nuestra esperanza y reforzamiento vemos, y hasta ocasionalmente lo somos, a quienes se desgastan por el amor solidario y el Señor es la constante en el sentido de su vida corriente. Gente de bien en mejor subiendo.
Gracias a Dios tenemos hermanos así que nos jalan a mayor entrega.
Mensaje sencillo de realización de algo deseado y anhelado desde antiguo: un nuevo modo y orden de realidad. Pero es una invitación a la co-responsabilidad, a la conversión. Un nuevo pacto.
El anuncio de Jesús es sobre un reino que está cerca, próximo, a la mano. Como el/la vulnerable que se me aproxima, se me hace cercano/a en su dolor para tocar mis entrañas de misericordia, que se aguan si accedo a convertirme
"Venid conmigo y os haré pescadores de hombres."
Jesús da a entender un reino en convivencia cooperadora. Donde el líder que es él, gusta de formar equipo y comparte responsabilidades.
Un estilo de vida que podemos extender a nuestra familia, trabajo, estudio, amistades. Donde da gusto estar y juntos nos animamos a luchar.
Acto seguido llamó a la colaboración.
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Lunes 1 de tiempo ordinario
Hebreos 1,1-6
Salmo responsorial: 96
Marcos 1,14-20
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