Martes 1 de Adviento
Isaías 11,1-10
1Entonces un retoño brotará del tronco de Isaí, Y un vástago
dará fruto de sus raíces.
2Y reposará sobre El el Espíritu del SEÑOR, Espíritu de
sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de poder, Espíritu de
conocimiento y de temor del SEÑOR.
3El se deleitará en el temor del SEÑOR, Y no juzgará por lo
que vean Sus ojos, Ni sentenciará por lo que oigan Sus oídos;
4Sino que juzgará al pobre con justicia, Y fallará con equidad
por los afligidos de la tierra. Herirá la tierra con la vara de Su boca, Y con
el soplo de Sus labios matará al impío.
5La justicia será ceñidor de Sus lomos, Y la fidelidad ceñidor
de Su cintura.
6El lobo morará con el cordero, Y el leopardo se echará con el
cabrito. El becerro, el leoncillo y el animal doméstico andarán juntos, Y un
niño los conducirá.
7La vaca con la osa pastará, Sus crías se echarán juntas, Y el
león, como el buey, comerá paja.
8El niño de pecho jugará junto a la cueva de la cobra, Y el
niño destetado extenderá su mano sobre la guarida de la víbora.
9No dañarán ni destruirán en todo Mi santo monte, Porque la
tierra estará llena del conocimiento del SEÑOR Como las aguas cubren el mar.
10Acontecerá en aquel día Que las naciones acudirán a la raíz
de Isaí, Que estará puesta como señal (estandarte) para los pueblos, Y será
gloriosa Su morada.
REFLEXIÓN
No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con
justicia, con rectitud a los desamparados
Nosotros solemos
inclinarnos a un lado u otro por interés. Los pobres y desamparados son todos
los que no logran inclinar la balanza a su favor, porque su interés no interesa
ni aprovecha.
Nuestras sociedades
funcionan sobretodo con una justicia interesada, influída: la apariencia de
poder y riqueza, el rumor que condena antes de oir. Nos saturamos de prejuicios
y sentenciamos.
No es un problema de la
justicia como rama del poder, sino que alcanza a todo hombre y mujer, capaz de
tomar decisión que afecte a otros persiguiendo sólo su interés.
No harán daño ni estrago por todo mi monte
santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el
mar.
Se trata
de la visión mesiánica, el fin del designio del Señor, su impronta: una
sociedad solidaria que emerge finalmente de una sociedad inicua.
Es el
fin del largo proceso según nuestra medida de tiempo de la conversión social,
estructural y personal.
Un faro
de luz en los arrecifes y riscos para advertir a los navíos. Una luz al final
del túnel para avisar a los que vienen caminando en penumbra. Una visión que
comunica energía a las fuerzas y decisiones, dándoles un norte y un punto de
convergencia.
Tiempos
de paz, época de paz, era de paz, paz definitiva.
Se mira
en derredor y cualquier espacio parece tomado por la guerra, de cualquier tipo:
intereses en guerra, vicios en guerra, relaciones en guerra, pueblos en guerra,
un mismo país en guerra, políticos en guerra, iglesias en guerra.
No
parece que nada ni nadie puede anunciar la paz, si acaso balbucearla.
Por eso
se siente tan necesario celebrar la esperanza de paz. Una paz tan extensa y tan
profunda, que logre que un león se vuelva vegetariano, como sugiere la Palabra.
Y así
los que asumen que tienen fe en Jesús de Nazareth, a quien vemos como vástago
de Jesé, según el profeta, tienen una responsabilidad: hacer la paz.
Hagamos
la paz a todo nivel en el que nos veamos involucrados: familia, trabajo,
relaciones sociales.
Demos a
entender que la paz es posible, aun fragmentariamente, para que simbolicemos
Aquel día.
Salmo responsorial: 71
REFLEXIÓN
para que rija a tu pueblo con justicia, / a
tus humildes con rectitud
El fondo bueno y anhelado
de la historia. El mecanismo que vive descompuesto y anhelamos perfeccionar: justicia
y derecho.
En jueces, fiscales,
abogados, pero sobretodo y también en todos nosotros, que en todo nivel y a
toda hora con nuestras decisiones que afectan a los demás, administramos
justicia en nombre de la conciencia y su libertad.
Él librará al pobre que clamaba, / al
afligido que no tenía protector; / él se apiadará del pobre y del indigente, /
y salvará la vida de los pobres
Los
creyentes en Jesús de Nazareth hacen la paz a su estilo: con justicia a los
pobres.
El
estilo de las sociedades a todo nivel es la paz por negociación. Lo cual
significa que cada uno cede lo conveniente hasta llegar a un pacto final.
El
estilo de Jesús es la conversión, que lleva a la renuncia por el reino. La
conversión supera el cálculo de la negociación.
La
negociación pretende dejar los adversarios en pie, sin perder cara.
La
conversión es un ejercicio de abajamiento, como Jesús que se abajó para dar
vida.
Lucas 10,21-24
21En aquella misma hora Jesús se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y
dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste
estas cosas a sabios y a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre,
porque así fue de Tu agrado. 22"Todas las cosas Me han sido entregadas por Mi Padre, y nadie sabe
quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquél a
quien el Hijo se lo quiera revelar."
23Volviéndose hacia los discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos
que ven lo que ustedes ven; 24porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ustedes
ven, y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron."
REFLEXIÓN
lleno de la alegría del Espíritu Santo,
exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has
revelado a la gente sencilla”
La
alegría de Jesús vino de su Padre como un don. Es alegría al modo del Espíritu
Santo.
Ignacio
de Loyola menciona la consolación sin causa precedente: un gozo que llega sin
saber la causa precisa. El bienestar de la vida misma, gozosa y espléndida en
su mostración, aun superando dolores, enfermedades, frustraciones y
limitaciones. El gozo de lo más hacia lo más.
Se
pudiera pensar que todo gozo y alegía es causado por nuestro cerebro o
inconsciente, de modo aun recóndito.
Pero se
trata de recibirlo en acción de gracias y conversión. Porque el gozo de Jesús
es propio del sencillo, cuando se ha despojado de cualquier apego de cualquier
clase y se entrega generosamente al
reino.
Entonces
sobreviene la paz más allá de los delirios ecologistas.
La
alegría que viene del Espíritu como un don de Dios, que ilumina el sentido de
la existencia y potencia la vivencia para acceder a la visión del fin, que está
en proceso.
Una
contemplación del designio del Señor da paso a un gozo de su prestigio y
gloria, quien realiza sus promesas.
Mucha
gente sencilla con enfoque sociológico muestra este gozo y visión agradecidos.
No se
agota en esa categoría el don de Dios, abierto a todo hombre y mujer de buena
voluntad.
Es la
novedad que aporta la encarnación de la Palabra: su mensaje del fin por fin
ancló entre nosotros y se propuso no volverse a ir.
nadie conoce
quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y
aquel a quien el Hijo se lo quiere
revelar
La
revelación del Padre es responsable de la identificación del Hijo, y la que lo
da a conocer a otros, como Pedro Cefas que hizo el descubrimiento en su
momento, para sostener esa identificación mientras el Hijo vuelve.
"¡Dichosos los ojos que ven lo que
vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que
veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron."
Lo que
no quiere decir que no esté disponible para nosotros si el Señor lo otorga.
Es la
petición que insta San Ignacio en los ejercicios, en la segunda semana: que el
Padre dé a conocer a su Hijo, para seguirlo con mayor entrega.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1333735385718018048?s=20