Jueves 4 de Cuaresma
Éxodo
32,7-14
REFLEXIÓN
el Señor dijo a Moisés: "Anda, baja del monte, que se
ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto
La
Palabra también hace conciencia en el dirigente, para que no huya al monte de
su responsabilidad, y enfrente la desviación del creyente.
Pasaron
los tiempos en que, por medio de la fuerza, se violentaba la conciencia humana
para que creyera.
Por eso
el dirigente, colaborador del Señor en el Designio, como Moisés colaboró con
Yavé para sacar al pueblo de Egipto, debe ir a su pueblo a hablarle a la
conciencia, para convencerlos de volver.
Nuestra
oración constante deberá acompañarlos para que no desfallezcan en su misión, y
nos quedemos huérfanos de pastores aptos.
Se
atribuye a Moisés haber sacado al pueblo de Egipto. Ahora no se afirma que es
el Señor, como si fuera iniciativa propia de Moisés. este liderazgo con un
pueblo que se ha pervertido.
La
perversión frecuente y constante del pueblo, no obstante los favores del Señor
y los buenos oficios de los intermediarios, es un tema recurrente de la
Palabra.
Es una
manera de subrayar la distancia en el comportamiento: uno fiel y el otro
traicionero.
Tales
señalamientos son desesperantes porque no parece haber remedio permanente.
Tampoco
nosotros en la buena nueva somos muy diferentes como pueblo. Quizá ahora
utilizamos más los atenuantes de la responsabilidad por infidelidad, pero la
perversión se mantiene a escala global.
Ha
fracasado del todo el Señor? Es una victoria sólo para unos cuántos?
Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le
ofrecen sacrificios y proclaman:"Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó
de Egipto."
Hoy
seríamos comprensivos y tolerantes con este fenómeno del pueblo. Buscaríamos
causas culturales, sociológicas, psicológicas, económicas y casi podríamos
justificar esta desviación de la idolatría.
Nos
hemos vuelto permisivos frente a lo que está mal, y remisos frente a lo que
está bien. Un buen trabajo del acusador.
Sin
embargo la palabra es incansable en su señalamiento y en esto también es
eterna.
Señala
la idolatría como el fondo de las malas acciones: no tener fe auténtica en el
el único Dios y Señor, como la causa profunda de todas las secuelas de
perjuicios y males que nos azotan.
Así la
palabra de Dios nos ayuda a corregir nuestro astigmatismo, y hacer pleno el
señalamiento de cuán decisivo es optar por una visión-acción de fe, esperanza y
amor que descodifique las circunstancias, bajo la clave del primer y segundo
mandamiento.
¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo,
que tú sacaste de Egipto, con gran poder y mano robusta? ¿Tendrán que decir los
egipcios: "Con mala intención los sacó, para hacerlos morir en las
montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra"
Moisés
se la devuelve. Se trata de una colaboración. Y no cabe una destrucción total.
Sino el perdón.
Interesante
relación la de Moisés y su franqueza en el diálogo con Dios.
Jesús al
contrario, descarga a su Padre Dios de toda culpa y sospecha de malas
intenciones, porque asume que es el único bueno.
Es como
si una revelación del Señor por la palabra, fuera superada por otra, debido a
nuestro limitado entender.
Una intercesión
interesante de Moisés, quien busca hacer recapacitar a un Dios furioso.
Voces
que se alzan en medio del diálogo de la oración, quizás con interlocutores
parciales y provisionales, mientras se va logrando la verdad completa: sólo
Dios es bueno y no castiga, sino que ama sin violencia.
Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado
contra su pueblo
Los
antropomorfismos sobre el Señor son extraños, aunque no escasos, en la Biblia. No alejan sino acercan al Señor.
No son
al estilo griego que hacen los dioses con vicios humanos, como para cohonestar
el propio modo de vida. Más bien dan una visión del hombre que contraría el
estilo de los hombres.
Aquí se
trata de que Moisés convence a Dios para que se arrepienta de su ira. Lo
ordinario en estos pueblos es una ira radical ante semejante tosudez y
desviación.
Esto
abre espacio más bien, a un Dios misericordioso, paciente, que ama su proyecto
aunque le fallen eventualmente sus elegidos.
Y a una
dirigencia que sabe soportar la tensión entre los intereses del Señor y las
debilidades del pueblo que se desvía.
Por eso
tenemos santos y mártires, para que apoyados en su memoria, hagamos presente al
Señor y a nosotros, que no todo está perdido.
Yo debo
aprender que primero nos desengañamos y
arrepentimos nosotros, que tú de la misericordia.
Que de
tu parte la intervención salvadora es permanente y definitiva en Jesús tu hijo.
Que las
voces contrarias son modos engañosos y acusadores, para hacernos desistir de la
fe y esperanza en tu misericordia y amor solamente.
Salmo responsorial: 105
REFLEXIÓN
cambiaron su gloria por la imagen
Nuestra
tendencia es cambiar la gloria del Señor por nuestras imágenes.
Y es lo
que Jesús nos enseña a pedir en primer lugar, porque nos afecta: santificado
sea tu nombre.
Este es
un misterio tremendo, que nos enardece de rebeldía: tienen que ser las cosas
así?
Somos
sujetos a la imagen, la necesitamos, porque la gloria de Dios a ratos no nos
llega.
La
imagen de Jesús es su intervención definitiva: es la gloria en la imagen.
Pero
esta imagen se da en la fluidez del acontecimiento histórico y cultural.
La
solución no parece completa.
O
depende de nuestro empeño en hacerla funcionar como seguidores de Jesús: que
resplandezca la gloria en la imagen, no obstante su precariedad histórica.
Se olvidaron de Dios, su salvador, / que había hecho
prodigios en Egipto,
Tenemos
una memoria frágil para recordar su gloria en los prodigios que nos prodiga.
Requerimos
su acción de gracias radical, que es Jesús.
Moisés, su elegido, / se puso en la brecha frente a él
Jesús no
se muestra en la brecha contra la decisión de Dios, sino todo lo contrario.
Se
identifica con esa voluntad y proyecto, para que se transparente un Dios Padre,
amoroso y paciente.
El
pastor en seguimiento del Maestro, debe vivir adicionalmente la cruz de la
tensión, entre el celo por el Reino de Dios y la misericordia por la locura
humana.
Jesús
pertenece a esa estirpe de hombres de la brecha, que se convencen por fe desde
el Señor para seguir intentando.
Moisés
muestra que la gloria de Dios ha prendido en el ser humano, porque es capaz de
volverse a Dios a favor de sus hermanos desmemoriados.
Es como
el que ya no ve las sombras de la caverna, sino mira la fuente de luz
directamente: habla a la luz de los hombres, habla a los hombres de la luz. No
siempre es aceptado. No siempre tiene éxito.
Juan 5,31-47
REFLEXIÓN
el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las
obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio
de mí: que el Padre me ha enviado
La
contemplación que Juan evangelista hace de Jesús y su obra, ofrece la visión de
una persona que se autoafirma en su misión, como originada en el Padre. Las
obras que lleva a cabo son señales en esa dirección.
Nuestra
contemplación de fe se nutre de las señales que los enviados del Señor realizan
como obras salvíficas.
También
de las que el pueblo creyente actúa como resultado de su obediencia de fe.
La
obediencia de fe en nuestro tiempo tiene un lenguaje de rebeldía, que puede
mezclarse y confundirse con increencia.
Nos
corresponde discernir si se trata de un anhelo de una comprensión más
actualizada de la buena nueva, o lo contrario: una rebeldía destructiva.
Jesús es
un hombre que pasó haciendo el bien con buenas obras: curaciones, revivificaciones,
dando alimento, enseñando.
No eran
para su gloria, porque reconoce que son del Padre. Son para la nuestra, porque
se trata de nuestro beneficio.
Y así
Jesús se muestra como presencia de la salvación del Señor y no como alguien de
iniciativa propia y para sí.
Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su semblante, y su
palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le creéis
Creer en
Jesús es la clave para escuchar la voz de Dios y Señor Padre, ver su semblante
y habitar en su palabra.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida
eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para
tener vida!
Es
importante sondear nuestro corazón tras la lectura orante de la Palabra para
determinar si la clave Jesús de Nazareth nos produce vida: una calidad de vida
que no se extingue.
Por eso
necesitamos las señales de las obras del Padre. Para saber si vivimos.
No
podemos empeñarnos en la Escritura, sin llegar a Jesús y creer en él. No se
hacen vida sin esa fe.
¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de
otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
Porque
nuestro modo corriente de proceder es el de dejarnos seducir por las obras
humanas hasta el desengaño.
Porque
en la imagen de Jesús llega la Gloria del Señor.
Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí
escribió él. Pero, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a mis
palabras?"
Una
materia pendiente entre nuestros hermanos judíos, masivamente separados.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1372512777340919816?s=20