miércoles, 14 de abril de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 2 de Pascua

Hechos 5,17-26



REFLEXIÓN

llenos de envidia

Esto existe. Es una ingenuidad no contar con ello. Pero es un problema clarificar y calificar algo o alguien en concreto, como una actuación envidiosa o llena de celo.

La envidia es por la popularidad y aceptación  de la gente, agradecida por el bien recibido del mensaje y la sanación.

Mostraban en Jesús resucitado un camino de felicidad posible.

En JesuCristo hay una felicidad definitiva porque la vida transformada en gloria que muestra, puede ser compartida, si morimos al pecado siguiendo sus pasos.

Con esa meta por delante vivimos ahora muriendo y resurgiendo, encontrando pistas de la vida nueva, cuya luz da visos en nuestra historia.

La envidia que señala el texto se origina en la fama del nuevo grupo. Aunque la casta dirigente no tuviera en crisis frente a su pueblo, un grupo querido por la gente porque les hace bien, es un poder emergente, que amenaza su estatuto.

Jesús enseñó a su grupo a no temer la competencia, porque lo que importa es el bien común.

el ángel del Señor les abrió las puertas de la celda y los sacó fuera

Puestos en el camino del Señor, buscando y expresando su voluntad de salvación para comunicarla a otros, suceden cosas negativas, que se convierten en positivas por el acompañamiento que nos hace el Espíritu.

El ángel puede ser toda circunstancia fortuita que favorece el camino de la vida definitiva, emprendido en la historia.

También otro ángel buscará –el de apariencia de luz- impedir, retrasar, sabotear ese caminar hasta que logre desviarlo.

Toca entonces orar y vigilar para no dejarse sorprender ni engañar.

Pero la misión los protege y les abre puertas cuando otras se cierran.

La misión es un modo de vida, una cultura, una ética propia.

“Id, y puestos de pie en el templo contad(laleo:decir,hablar) al pueblo todo lo referente(remata:palabras, mensaje) a esta vida nueva.”

No se les manda a inventar, embaucar, tejer fantasías. Se les manda a dar la cara en lugar público, donde pueden ser confrontados o desmentidos.

Se les da la misión de hablar sobre la vida que llevan, su vida normal, su cambio de vida. A dar testimonio.

se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease

Los de Jesús, el crucificado, andan en medio de la gente dando testimonio.

Y la gente los apoya, si considera su intervención favorable a sus intereses.

Pero también la gente o algunos entre ellos, puede ser manipulados por los poderosos para retirar respaldo a la misión, y dar a entender que tal testimonio no es aceptable.

Porque también la causa de la salvación del pueblo de Dios, puede ser traicionada por elementos del propio pueblo.

El pueblo tiene un sentido para la injusticia a flor de piel. Su respaldo es un indicio del caminar acertado. Pero el pueblo también requiere vigilancia para no dejarse comprar por el ángel de Luz.

Salmo responsorial: 33



REFLEXIÓN

que los humildes lo escuchen y se alegren.

Un pueblo que espera del Señor como única solución verdadera, mira en la dirección correcta.

Los que nos están amparados en el poder ni actúan en su nombre, sino con una ética diferente.

Yo consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias

Un efecto de la sintonía con el Señor y su designio es la liberación de ansiedades y temores, la paz que conlleva la paciencia en la espera.

El ángel del Señor acampa / en torno a sus fieles y los protege

La inmunidad que nos concede el Señor en el nombre de su Hijo no nos ahorra el susto y el disgusto, sino más bien nos mantiene en pie, con suficiente energía para dar la pelea y mantener la paz.

Juan 3,16-21



REFLEXIÓN

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único

Tanto amó, con amor de ágape, Dios al Mundo, dispuesto a la transformación hacia la vida definitiva, que se entregó en su Hijo único.

Porque la entrega del Hijo vino acompañada de la entrega del Padre, ya que juntos estaban en este designio.

Si Él ama y salva, quiénes somos para condenar.

El mundo también es amable, porque en él conviven los que creen con los que no creen.

para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna

Tener vida eterna, como no alcanza uno a imaginar, y no es de imaginar, parece de poco impacto en la vida corriente.

Pero si escrutamos en nuestros anhelos constantes, el impulso por un algo o alguien diferente, por una alternativa plena y satisfactoria sin medida ni límite, podría ser-de seguro es- esa semilla que crece en nosotros y va hasta la vida eterna.

Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

Por lo pronto, trabajar por los que creen o podrán creer hasta el final.

El juicio definitivo está en manos de él.

Jesús es un nombre para salvar, aun hasta la última de las ovejas, que se deje salvar.

Nada se puede si la voluntad del candidato no acepta. En su negativa es respetable y su juicio está en manos del Padre.

Cuando podría esperarse una condenación al mundo por su rebeldía y contumacia frente a los valores del reino, el Padre entrega a su hijo para salvar al empedernido, al endurecido mundo.

Un esfuerzo que debe llegar hasta el final.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios

Es que creer consiste en una apuesta arriesgada y valiente a favor de Alguien con quien nos comprometemos hasta el tuétano.

Por sí misma tal situación produce una definición existencial que se puede tomar por un juicio, en el que nos ubicamos en una opción fundamental, que orienta toda la vida hasta su consumación.

Se dirá que esta es teología de Juan en su exclusivismo. Pero más bien es congruencia con el designio.

El juicio se da en la fe, en el creer, que equivale al compromiso personal de fondo.

que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas

Hay en la mentalidad contemporánea un gran aprecio por el valor de la transparencia y la verdad-escándalo para que todo se sepa y los misterios y secretos se descubran.

Ese valor puede incluir un antivalor, un género de hipocresía refinada, otro modo de falta de compromiso, que se contenta y regocija en que otros caigan para que los propios intereses prosperen.

Porque en todo bien se puede colar el anti-reino.

La obras de la tiniebla son el juicio que se activa cuando se rechaza la luz.

Para no seguir en la tiniebla es necesario reconocer la maldad de nuestras obras.

el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios

Aunque la luz se pretendiera para fines insidiosos, quienes viven en la verdad de Dios la arrostran, porque viven en la verdad diáfana de la salvación, que no es producto de carne y sangre.

La luz no es un escándalo mediático o público. Pueden ser parte de una estrategia maquiavélica de desprestigio.

La luz de las obras se acredita por sí misma, de dentro hacia afuera, como la gestación silenciosa de la semilla en una planta.

Como el amor auténtico, que madura y se va probando, desde las actitudes hasta los pronunciamientos y hechos comunes.

La visión de nuestra miseria nos decepciona de nosotros mismos, y creemos morir.

Hay que pasar por ello para recuperar una autoestima que viene del Señor, e implica su reconocimiento y valoración, de acuerdo a los valores del Reino.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1382291432640249857?s=20

 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San León Magno Sermón sobre la Pasión 12,3,6-7


Es indudable, queridos hermanos que la naturaleza humana fue asumida tan íntimamente por el Hijo de Dios, que no sólo en él, que es el primogénito de toda criatura, sino también en todos sus santos, no hay más que un solo Cristo; pues del mismo modo que la cabeza no puede separarse de los miembros, tampoco los miembros de la cabeza.

REFLEXIÓN

La intimidad es una nota que da a la unidad un toque entrañable. Somos entrañables unos a otros miembros entre nosotros con la cabeza. Quién hay que sufra, que yo no sufra; quién alegre , que yo me alegre.  Un circuito de empatía nos invade, más allá de la división.

Aunque no es propio de esta vida, sino de la eterna, el que Dios lo sea todo en todos, no por ello deja de ser ya ahora el Señor huésped inseparable de su templo que es la Iglesia, de acuerdo con lo que él mismo prometió al decir: Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Por ello, todo cuanto el Hijo de Dios hizo y enseñó para la reconciliación del mundo, no sólo podemos conocerlo por la historia de los acontecimientos pasados, sino también sentirlo en la eficacia de las obras presentes.

REFLEXIÓN

La información de la historia puede ser sentida por la espiritualidad. Es la actividad que introyecta en las vivencias profundas todo cuanto tiene que ver con la historia de salvación.

Por obra del Espíritu Santo nació él de una Virgen, y por obra del mismo Espíritu Santo fecunda también su Iglesia pura, a fin de que dé a luz a multitud innumerable de hijos de Dios, de quienes está escrito: éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Él es aquel vástago en quien fue bendecida la descendencia de Abrahán y por quien la adopción filial se extendió a todos los pueblos, llegando por ello Abrahán a ser el padre de todos los hijos nacidos, no de la carne, sino de la fe en la promesa.

REFLEXIÓN

La fe en la promesa es fértil, pues atañe a todo pueblo y nación. Ella tiende a una cristalización que desde la fe en el crucificado glorificado, entendemos como su final feliz, para todos. Por eso unos a otros conferimos promesa y realización, de fe en fe, como verdaderos justos.

Él es también quien, sin excluir a ningún pueblo, ha reunido en una sola grey las santas ovejas de todas las naciones que hay bajo el cielo, realizando cada día lo que prometió cuando dijo: Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Porque si bien fue a Pedro a quien dijo principalmente, apacienta mis ovejas, sólo el Señor es quien controla el cuidado de todos los pastores, y alienta a los que acuden a la roca de su Iglesia con tan abundantes y regados pastos, que son innumerables las ovejas que, fortalecidas con la suculencia de su amor, no dudan en morir por el nombre del Pastor, como el buen pastor se dignó ofrecer su vida por sus ovejas. Es él también aquél en cuya pasión participa no sólo la gloriosa fortaleza de los mártires, sino también la fe de todos los que renacen en el bautismo. Por este motivo la Pascua del Señor se celebra legítimamente con ácimo de sinceridad y de verdad si, desechado el fermento de la antigua malicia, la nueva criatura se embriaga y nutre del mismo Señor. Porque la participación del cuerpo y de la sangre de Cristo no hace otra cosa sino convertirnos en lo que recibimos: y seamos portadores, en nuestro espíritu y en nuestra carne, de aquel en quien y con quien hemos sido muertos, sepultados y resucitados.