2Corintios 1,1-7
REFLEXIÓN
Él nos alienta(parakaleo:convocar)
en nuestras luchas(flipsei:tribulaciones)
hasta el punto de poder(dunaszai:empoderar)
nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo
que nosotros recibimos de Dios
Un
indicio de la vida del Espíritu del Señor en nosotros es la capacidad de
recuperarnos y superarnos en nuestra agonía de la existencia, en nuestra
tensión por el reino.
Pero
aún más, en la capacidad que desarrollamos y mostramos de convocar a otros para
que también lo hagan.
Es
la esencia de la vida apostólica, del ágape fraterno.
Nos dais firmes motivos de esperanza, pues sabemos que si
sois compañeros en el sufrir, también lo sois en el buen ánimo
Como
familia de Dios por y con su Espíritu nos vamos cohesionando, mutuamente
animándonos a perseverar en el peregrinaje del reino.
Mutuamente
nos nutrimos para sacar fuerzas de nuestra debilidad.
Salmo responsorial: 33
REFLEXIÓN
que los humildes lo escuchen y se alegren
La
convocatoria es para ellos, para que los humildes perseveren como familia de
Dios.
Los
pobres en un sentido histórico-salvífico son quienes muestran tal capacidad de
desprendimiento que esperan del Señor su salvación, y proceden a compartir esa
esperanza con los demás.
Porque
el pan que se comparte con el hambriento, el vestido con el desnudo, el tiempo
con el enfermo y encarcelado, y toda obra buena llevan el profundo significado
de potenciar para la esperanza.
A
su vez el favorecido por la obra buena, clava el significado del sentido del
Espíritu de Dios en la propia vida, llevando a relativizar todo lo que no sea
Él.
Mateo 5,1-12
REFLEXIÓN
al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se
acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles
Los ojos
del evangelistas comunican su visión aceptable a sus lectores de comunidades
judeocristianas, formados en la cultura de la ley mosaica.
Jesús
asume el aura de un nuevo Moisés, cuya autoridad es imprescindible para moldear
la antigua Ley en nuevos moldes, con Espíritu nuevo.
No nos
imaginamos esos auditorios, tan radicales como hoy en ciertas convicciones
religiosas, aceptando este cambio si no hubiera un fundamento en la realidad de
las cosas.
"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es
el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que
tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios
de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa
de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros
cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.
Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo,
que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros."
No
deberíamos seguir reduciendo el sentido del pobre a las condiciones materiales
socio-económicas.
Pero
tampoco deberíamos atenuar la fuerza que tienen las condiciones materiales de
la pobreza para llamarnos a la conversión por el reino.
La nueva
legislación de Jesús, nuevo Moisés, se enfoca en los pobres, sufridos, los que
se activan por la justicia íntegra, pero también misericordiosos, los
transparentes desde el corazón, los que se esfuerzan por pacificar, los
acosados y perseguidos por el prejuicio, la suspicacia, por el miedo a perder
el poder y la riquezas acumulados.
Todos
ellos son pobres de espíritu. Pobres de Dios. Pobres con autenticidad, en
verdad.
Y de
pobres como éstos es el reino, hacen el reino de los cielos.
Quien
tome esta pobreza como transitoria, para salirse de ella en cuanto pueda, no es
para el reino de los cielos.
Este
reino esta constituido por verdaderos pobres siempre.
Quizás
así podamos penetrar en el sentido del dicho del Señor, que nos suena
enigmático, que afirma que a los pobres siempre los tendremos con nosotros.
Es que
las felicidades del reino tienen un sentido global, que abarca desde el pobre
no asido al bien material, con codiciosa posesión, hasta el activo testigo que
da fe de la justicia en la persecución, pasando por el pacificador
misericordioso que rehúye violentar conciencias.
Luego
también el favor del Señor se prodiga para quienes padecen persecución, como
Elías, por buscar la justicia de Dios.
Muchos
perseguidos por el brazo político de regímenes intolerantes, hacen gala de
entereza, estoicismo, sacrificio incluso de su vida personal, y así dan
testimonio de la actuación del Espíritu del Señor a favor de la causa de los
pobres y vulnerables. No obstante la vida regalada de algunos, llegada la hora,
se apasionan por un valor que los lleva a dejarlo todo, para arriesgar su
seguridad por un mensaje mesiánico que ayude a muchos.
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