Martes, XV
San Ambrosio
Tratado sobre los misterios 12-16.19
Te
enseña el Apóstol que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, y todos
atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar. Y
en el cántico de Moisés leemos: Sopló tu aliento y los cubrió el mar. Te das
cuenta de que el paso del mar Rojo por los hebreos era ya una figura del santo
bautismo, ya que en él murieron los egipcios y escaparon los hebreos. Esto
mismo nos enseña cada día este sacramento, a saber, que en él queda sumergido
el pecado y destruido el error, y en cambio la piedad y la inocencia lo
atraviesan indemnes. Oyes cómo nuestros padres estuvieron bajo la nube, y una
nube ciertamente beneficiosa, ya que refrigeraba los calores de las pasiones
carnales; la nube que los cubría era el Espíritu Santo. Él vino después sobre
la Virgen María, y la virtud del Altísimo la cubrió con su sombra, cuando
engendró al Redentor del género humano. Y aquel milagro en tiempo de Moisés
aconteció en figura. Si, pues, la figura estaba el Espíritu, ¿no estará en la
verdad, siendo así que la Escritura te enseña que la ley se dio por medio de
Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo? El agua de Mara
era amarga, pero Moisés echó en ella madero y se volvió dulce. De modo
semejante, el agua, sin la proclamación de la cruz del Señor, no sirve en
absoluto para la salvación; pero cuando ha sido consagrada por el misterio de
la cruz salvadora, entonces se vuelve apta para el baño espiritual y para la
bebida saludable. Pues del mismo modo que Moisés, el profeta, echó un madero en
aquella agua, así ahora el sacerdote echa en ésta la proclamación de la cruz
del Señor y el agua se vuelve dulce para la gracia.
REFLEXIÓN
Abrir la mente a la figura
que anticipa la realidad, es elevar el sentido espiritual a su máxima potencia para vislumbrar realidades
que se dan previamente para alertar el conocimiento y la aceptación. La
tecnología usa actualmente la dimensión virtual para operar realidades que no
se ven. Pueden darnos una mostración de otras dimensiones del pensar a las que
apenas podemos aludir.
No
creas, pues, solamente lo que ven tus ojos corporales; más segura es la visión
de lo invisible, porque lo que se ve es temporal, lo que no se ve eterno. La
visión interna de la mente es superior a la mera visión ocular. Finalmente,
aprende lo que te enseña una lectura del libro de los Reyes. Naamán era sirio y
estaba leproso, sin que nadie pudiera curarlo. Entonces, una jovencita de entre
los cautivos explicó que en Israel había un profeta que podía limpiarlo de la
infección de la lepra. Naamán, habiendo tomado oro y plata, se fue a ver al rey
de Israel. Éste, al saber el motivo de su venida, rasgó sus vestiduras,
diciendo que le buscaban querella al pedirle una cosa que no estaba en su regio
poder. Pero Eliseo mandó decir al rey que le enviase al sirio, para que supiera
que había un Dios en Israel. Y, cuando vino a él, le mandó que se sumergiera
siete veces en el río Jordán. Entonces Naamán empezó a decirse a sí mismo que
eran mejores las aguas de los ríos de su patria, en los cuales se había bañado
muchas veces sin que lo hubiesen limpiado de su lepra, y se marchaba de allí
sin hacer lo que le había dicho el profeta. Pero sus siervos lo persuadieron
por fin y se bañó, y, al verse curado, entendió al momento que lo que purifica
no es el agua sino el don de Dios. Él dudó antes de ser curado; pero tú, que ya
estás curado, no debes dudar.
REFLEXIÓN
Se busca en lo visible y
tangible un punto desde donde lanzarse a lo desconocido pero prometido: vida,
santidad, felicidad, amor. La realidad esta puesta para nuestra credibilidad,
aunque muchas veces opera por nosotros la incredibilidad.