Año Impar
Romanos 6,12-18
REFLEXIÓN
al servicio del pecado, como instrumentos para la injusticia
Todo
lo que consideramos injusto, incluyendo lo que Dios desaprueba, es pecado.
Un
continuo desde lo que se considera relativamente pequeño error o equivocación
hasta lo que es un grave daño contra otros, incluido lo moral, es pecado.
Y
más allá, aquello que sólo quien ve lo oculto puede juzgar, y que no es
conocido de otros, y queda impune, es pecado.
El
encapsulado en la distancia de Dios que no se perdona, sino por el único que lo
ama: el Señor.
poned a su servicio vuestros miembros, como instrumentos
para la justicia
En
forma contraria, hay que revertir la corriente, cascada, flujo de daño y
perversidad, en perdón y gracia.
Ésta
parece ir tomando nombre según los titulares y lo que vende en los medios:
corrupción, pedofilia, capitalismo salvaje.
Son
las sensibilidades que se turnan para ocupar la atención y movilizar la
corrección o la maledicencia.
Sin
embargo un daño o iniquidad, un meta-pecado es mediatizar la injusticia, y
cuando desaparece la novedad, pierde eficacia la denuncia, se olvida la
atención y a otra cosa. Es decir: la banalización del mal y el daño, porque ya
no se siente la culpa.
el pecado no nos dominará: ya no estáis bajo la Ley, sino
bajo la gracia
ninguna
ley aporta regeneración excepto la buena voluntad, la generosidad para perdonar
y volver a intentar. La experiencia de verse perdonados.
¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la
gracia?
El
abuso siempre está al acecho, pero no hay otra vía para la conversión sino
desde dentro.
Estar
bajo la gracia es rehuir el compromiso con la iniquidad.
habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al
que fuisteis entregados
La
obediencia de corazón o de fe, es la única actitud viable para un cambio
personal o estructural, que signifique reparación de la injusticia.
Todas
las leyes y penas acompañantes son estériles y paja que se lleva el viento,
sino se asumen con la obediencia de corazón.
Porque
obediencia es el gozo del corazón en proceso de reversión, de conversión.
Salmo responsorial: 123
REFLEXIÓN
Bendito sea el Señor, que no nos entregó
la trampa se rompió, y escapamos
La
palabra nos enseña constantemente a no pasar por alto los hechos sin ver en
ellos la gloria del Señor, su prestigio como salvador y favorecedor.
Ver
en ellos al Señor implica también conocer y respetar su autonomía y leyes. Una
cosa no impide la otra.
Lucas 12,39-48
REFLEXIÓN
estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene
el Hijo del hombre
Significará
acaso, que se nos encomienda estar preparados, dos mil cien años después,
porque el hijo del hombre llegará con el final de la vida de cada uno de
nosotros y que no se sabe por lo tanto, cómo y cuándo llega actualmente y en
este momento?
La
Iglesia de los credos habla de un juicio final, y la del catecismo de un juicio
privado.
Son
lo mismo o diferentes? Acaba nuestra vida dos veces, como final y como privada?
O lo que se llama final es la experiencia actual que constantemente vemos en
otros cuando mueren, y que aguardamos ineluctablemente?
La
mejor interpretación no es la apocalíptica, sino la existencial.
El
Hijo del hombre está viniendo cada día, cuando menos lo pensamos. La vigilancia
es de cada día, como la oración del Señor nos lo enseñó.
Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda al
llegar", y empieza a pegarle a los mozos y a las muchachas, a comer y
deber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y la hora que menos
lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
Alude
a todos los llamados a algún tipo de responsabilidad sobre otros: son
empleados, no dueños.
El criado que sabe lo que su amo quiere, y no está dispuesto
a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo
digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá;
al que mucho se le confió, más se le exigirá".
No
hay como excusarse del todo aunque haya atenuantes.
Un
llamado a la seriedad de la misión y su actitud primordial de compromiso con
otros.
"Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por
todos?" El Señor le respondió: "¿Quién es el administrador fiel y
solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les
reparta la ración a sus horas?
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se
le confió, más se le exigirá."
Parece
referirse a los que más responsabilidad tienen, pero hacemos bien en
reflexionarlo para todos, porque todos somos servidores del evangelio.
Pero si el
creyente debe mantener la fe en medio de las debilidades del proclamador, éste
debe ser fiel y solícito para cumplir su servicio.
El que la fe
pueda mantenerse aun vacilante en medio de la fragilidad, no quita la
responsabilidad del que la alimenta.
Esta misión en
una Iglesia de hermanos es de todos con todos. Padres con hijos, madres con
hijas, educadores con pupilos, predicadores con auditorios, ministros con
fieles.
No hay ser humano
creyente que no pueda cumplir con su responsabilidad de servir la fe de su
hermano.
Una medida de compromiso que ayudaría sin duda a
superar tantas crisis que estamos viviendo.
El criado que sabe lo que su amo quiere, y no está dispuesto
a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo
digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá;
al que mucho se le confió, más se le exigirá".
No
hay como excusarse del todo aunque haya atenuantes. Un llamado a la seriedad de
la misión y su actitud primordial.
Conocer al Señor es una gracia, un don que requiere
un compromiso de distribución entre los hermanos.
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